domingo, 12 de julio de 2015

294 Un entrenador nacional



294  LA CHISPA                              

Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”.

UN ENTRENADOR NACIONAL

¿Cuáles deben ser los requisitos que debe tener un entrenador de la Selección Nacional?        Podríamos mencionar varios; sin embargo, para simplificar el asunto y hacerlo práctico apenas mencionaremos dos o tres.  Pero antes, debemos hacer referencia al material humano con el que debe trabajar en nuestro medio.  Ya sabemos que hay dos maneras de formar una Selección: el método ideal que indicamos en la “Chispa” anterior (293), y el tradicional que consiste en rejuntar un montón de jugadores semi-quemados de los equipos “grandes”, de acuerdo con las presiones de los clubes, directivos, patrocinadores, televisión y prensa.  De ahí se obtienen las “selecciones” de siempre, las que nunca se foguean y que no tienen tiempo de prepararse debidamente para ningún torneo, con lo cual ya llevan adelantado el justificativo de la derrota.  Las eternamente improvisadas que van en busca de un milagro, para el cual se hacen acompañar de la Virgen de los Ángeles.  Esta es la materia prima con la que cuentan nuestros entrenadores y ya sabemos que muy poco van a sacar de ella.  Pero ¿cómo debe ser el entrenador para que podamos esperar algo de este?
            En primer lugar, en un país de mediana calidad futbolística, el entrenador TIENE que ser extranjero que inspire respeto a todo el mundo: a directivos, público, prensa y, sobre todo, a los jugadores.  Y no solo por el hecho de ser foráneo, sino porque tenga capacidad reconocida mundialmente, sin importar que sea tan antipático como Lavolpe, Hugo Sánchez o Fabio Capelo.  Después de todo, dirigir la Selección no es un concurso de simpatía en el que el entrenador tiene que caerles bien a todos.  Es más, es preferible que jamás establezca esas relaciones afectivas con ninguno de los jugadores, pues esto puede llevar a la toma de decisiones emocionales, cosa que nunca debe darse en un profesional.  Así, si no cumple las expectativas, resulta fácil echarlo sin contemplaciones ni remordimiento.  Debe ser una persona respetable en el sentido más profundo de la palabra, pues en Costa Rica suele prevalecer la conducta confianzuda y si este se deja, en dos toques lo están tratando de vos y de maje.  El entrenador no debe ser paternalista ni complaciente con nadie: jugadores, directivos o prensa en general.  Ni siquiera debe establecer polémica con esta última ni andar dando explicaciones sobre lo que hace; sin embargo, eso no implica descortesía o malacrianza.  Debe limitarse a hace bien su trabajo, y dejar que los resultados sean sus mejores justificaciones.  Debe tener la autoridad que dimana del conocimiento y la experiencia; y sin llegar al autoritarismo, debe dejarles bien claro a los jugadores quién es el que manda.  Debe ser capaz de decir las cosas con una claridad inconfundible, tanto para la metodología futbolística, como para el funcionamiento de la autoridad.  También debe dejar bien claro que aquí no hay estrellas (cosa que no es necesario repetir) y que nadie recibirá trato especial ni se le tolerarán desplantes, malacrianzas o poses de divo o de movie star.  Que la Selección es un equipo en donde cada uno es una pieza al servicio de intereses que van más allá de los caprichos personales o las ambiciones monetarias de algunos jugadores; que la Selección no es un instrumento al servicio de unos cuantos ambiciosos, sino una unidad al servicio de la Patria y de ese público que tanto espera de ella.  Debe hacerles sentir que nadie es inamovible y que, aunque todos son útiles, ninguno es indispensable.  En síntesis, debe tener una autoridad a prueba de todo, y que todos entiendan que al menor desliz, estarán fuera de la plantilla.
             ¿Y por qué tiene que ser extranjero?  Por una razón muy sencilla: esa condición lo mantiene en un plano de serenidad emocional y su labor no se ve afectada por los inevitables arranques de patrioterismo que invaden a un entrenador nativo.  Véase el caso de Basile.  Es seguro que si a la Argentina la hubiera dirigido Capelo o el vasco Aguirre, posiblemente estos no hubieran titubeado y hubieran hecho los cambios que eran necesarios, sin sentirse comprometidos por cuestiones afectivas; el Coco tuvo miedo de tocar a las vacas sagradas del equipo.  Y por eso perdió.
Parece lógico y necesario que en potencias como Brasil, Argentina, Alemania o Italia, los entrenadores DEBAN ser nativos, y por eso los pequeños países tratan de imitar esa conducta.  Pero Inglaterra nos demostró en el pasado mundial, que bien pueden ser dirigidos por un extranjero; México también lo ha hecho.  Costa Rica avanzó lo más que pudo con Bora y con Pinto.  El chovinismo en estos casos no es la mejor opción; sobre todo, cuando los entrenadores nacionales carecen de los conocimientos y capacidad para enfrentarse a los grandes.  Además: “¿No es ese el hijo del carpintero?” 
            Un entrenador tico que no ha jugado en Europa o Sudamérica, no puede estar imbuido de las técnicas, sistemas y mañas que puedan tener las selecciones de esos países.  Un entrenador tico que quiera enfrentarse a esos zorros astutos de Europa o el Cono Sur, tiene que haberse formado ahí; haber estudiado sus métodos; haber DIRIGIDO equipos de esos lugares; mientras tanto, solo es un aficionado que cree que con leerse unos cuantos libros o haber sido un futbolista mediocre es suficiente para llevar el timón de una selección nacional.  Dejémonos de historias, en Costa Rica NO HAY ENTRENADORES DE NIVEL MUNDIAL.  Por eso, si se aspira a tener regulares (no buenas) participaciones con el método tradicional de armar las “selecciones”, se debe contratar entrenadores y personal técnico extranjero; con historial conocido y demostrado en las canchas internacionales.  Desde luego que eso cuesta plata; pero todo lo que vale, cuesta.  No pretendamos que con el entrenador de Parrita, Hojancha o Turrialba, podemos ganar la copa FIFA.  Mientras los directivos del fútbol nacional sigan engañando al aficionado, este seguirá sufriendo decepciones.  Y si la prensa local sigue sirviendo de caja de resonancia a esos “directivos”, se eternizarán los fracasos.
            Futbolerescamente
                                   RIS         E-mail:    rhizaguirre@gmail.com         
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