miércoles, 13 de abril de 2011

916 Empresa Privada versus Empresa Pública

 916   “LA CHISPA      (27 marzo 2011)
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
EMPRESA PRIVADA  vs.  EMPRESA PÚBLICA
            El sueño de la oligarquía: privatización.  Sobre todo, con las ventajas y la infraestructura de las empresas públicas; además, con la legislación que protege y da ventajas a estas.  Como en el caso de la Banca y los intereses que cobra.  “La eficiencia de la privatización” ha sido el canto de sirenas del Gran Capital, y millones de personas se lo tragaron con todo y semilla.  Entonces, la corriente privatizadora se apoderó fácilmente de todo lo que los pueblos habían creado con tanto esfuerzo y dedicación.  Especialmente la Banca y los servicios públicos de alto rendimiento económico (telefonía, electricidad, comunicaciones etc.), puertos, aeropuertos, carreteras, líneas aéreas, refinerías, en fin, todo aquello que sea rentable.  Además, fueron anulando todas aquellas instituciones públicas que signifiquen competencia para la empresa privada, y las dejaron, cuando mucho, en simples dinosaurios disfuncionales que solo sirven para crear burocracia.  Ya sabemos que con el cuento de la “libre empresa y los mercados autorregulables”, han hecho que los Estados se marginen del proceso económico y de su función protectora de la sociedad.  Veamos algunos ejemplos de esta astuta maniobra.
            Por cerca de cincuenta años construimos una Banca Nacionalizada formidable, cuyo objetivo era FAVORECER EL DESARROLLO colectivo e individual de la población.  Pero la corriente neoliberal y sus secuaces nativos, lograron la apertura de la Banca Privada, instrumento agiotista de las oligarquías que, montada sobre la estructura ya establecida, solo ha venido a obtener pingües ganancias.  Un negocio sin alma ni voluntad alguna de SERVICIO que solo tiene un objetivo: ESQUILMAR A LA GENTE con los préstamos usurarios, servicios caros, tarjetas de crédito que son un robo, y mil formas más.  Esta actividad parasitaria no solo exprime a la clientela sino que obtiene ganancias fabulosas mediante mecanismos que la legislación bancaria nacional le facilita.  Todo está bien calculado desde dentro del gobierno, pues siempre han tenido allí a sus aliados, defensores y promotores de todas las ventajas posibles.  Vicepresidentes, Diputados o Ministros, son los servidores de esta institución expoliadora que, lejos de favorecer la economía, es una solitaria insaciable que seca la energía vital del país.  A la gente que la controla, le importa un pepino el bienestar de los usuarios, a quienes solo miran como material explotable.
            Durante mucho tiempo tuvimos el Consejo Nacional de Producción (CNP) un órgano estatal que velaba por los intereses alimentarios de la población mayoritaria.  Se hacía cargo del abastecimiento, compra, transporte y venta de los productos esenciales que constituyen la base de la alimentación popular.  Tenía cientos de expendios conocidos como Estancos, en los cuales se obtenían los productos a precios sin competencia.  Pero eso resultó inaguantable para la empresa privada.  Había que liquidar al CNP, y así lo hicieron.  Hoy solo es un nombre, un ente burocrático con cien oficinas y departamentos que “velan” por todo lo teórico, pero nada que sirva al consumidor.  Los ESTANCOS eran el terror de las grandes cadenas de comestibles, pues estos NO PERMITÍAN la escalada de precios que ahora, con el pretexto de las “crisis”, llevan a cabo cada rato.  Ahora el tráfico, control, adquisición y distribución de la comida está en las manos de cuatro gatos que imponen su voluntad en los precios.  Importan de donde sea más barato, sin interesarles la agricultura nacional.  A la vista del público, y con absoluta desvergüenza, la misma mercancía de los estantes es remarcada cada día a capricho.  Ahora no hay defensa, y el Comercio pone los precios que le da la gana con total impunidad.  El Estado se marginó (¿lo apartaron?) de su papel de contralor y garante del bienestar público.  Abandonó a los ciudadanos a la codicia de los mercaderes.  Nos echó a los leones.  Aparte de mantener a un montón de empleados, ¿qué hace el CNP en la actualidad?  Pero algo de beneficio visible y práctico para el pueblo.  NADA.
            A la empresa privada le vale caca la SALUD del pueblo.  A esta solo le interesa hacer dinero, y para eso harán lo que sea necesario para llevar al Seguro Social a la quiebra absoluta; o por lo menos, a un estado de postración que lo haga prácticamente inútil e incapaz de competir o brindar buenos servicios de salud, lo cual “obliga” a los pacientes a ir a los consultorios y clínicas privadas.  Dada la relativa bonanza de esta sociedad, la medicina privada ha tomado por asalto la plaza.  Incluso ha llevado a los profesionales de esa actividad a convertirse en mercaderes más interesados en hacerse ricos, que en el servicio a sus semejantes, pues la codicia es un mal altamente contagioso.  Se empezó por los “biombos”, y poco a poco, esta actividad se ha ido mercantilizando de manera tal que, quien tiene dinero, recibe buena atención médica incluso dentro de los hospitales públicos.  Utilizan los recursos de todos para tratar a los que pueden pagar, y pasan por encima de los derechos de los pobres.   Y al igual que en los Estados Unidos, la idea es que toda la medicina caiga en manos privadas; que el Estado ponga a disposición de esta, todas las instalaciones que tanto han costado a la sociedad.  Incluyendo a los profesionales formados en universidades públicas a costa del pueblo.  Además, que financie los centros de salud privados; eso sin contar las exenciones de las que ya disfrutan.  Negocio redondo.
            Así como se construyó el Estadio Nacional, el gobierno puede hacerlo con puertos, aeropuertos, ferrocarriles, carreteras y toda clase de infraestructura.  Solo es cuestión de “negociar” porcentajes de beneficio.  Una empresa china o japonesa podrían construir un gran puerto para servicio de toda Centroamérica en el golfo de Nicoya, un lugar ideal para el atraque de centenares de barcos de todo tamaño; y desde allí un ferrocarril eléctrico que conecte todas las capitales del área, hasta la frontera de México y más allá.  Solo es cuestión de negociar la ganancia de quien lo haga, pero conservando la PROPIEDAD del bien como parte del patrimonio nacional.  Sin ceder ni menoscabar la soberanía ante nadie.  Empresa NACIONAL mixta.  Aunque al principio (5 ó 10 años) se queden con el ochenta por ciento de las ganancias.  Después de todo, la patria es eterna.  Ahora Panamá es dueño del canal.  Pero nada de empresa privada, mientras esta conserve esa actitud expoliadora y marginal a toda idea de bienestar social.  Y como eso es seguro que no cambiará, la alternativa es la empresa mixta, con una legislación nacional que no pase por encima de nuestra constitución ni esté respaldada por las cañoneras de Golfito.   
            La empresa privada (nacional y extranjera), o coludidas, ha irrespetado todas las legislaciones ideadas con el fin de proteger lo que es de todos los ciudadanos.  Con quintacolumnistas en todos los estratos del Gobierno (ejecutivo, legislativo y judicial), ha logrado apoderarse de tierras, parques nacionales, playas, bosques y todo lo que quieran explotar y negociar.  Basta con untar la mano a los altos funcionarios para obtener la protección oficial en su labor de rapiña.  “Asesorías legales”, les dicen.  Desde Presidentes de la República para abajo, tenemos una mafia poderosa que ha rebasado los límites de la decencia; y todos han sido víctimas de los “beneficios” que aquella ofrece a los codiciosos y angurrientos por hacerse de dinero fácil.  Así que esta carcoma moral no solo es explotadora sino que promueve la CORRUPCIÓN a todo nivel.  La gangrena está adentro del Estado.  ¿Estaremos a tiempo para impedir que este cardumen de pirañas acabe con el patrimonio de todos?  Es hora de cirugía mayor, de amputar.  
            Fraternalmente
                                     RIS               E-mail: rhizaguirre@gmail.com 
Blogs:       La Chispa          http://lachispa2010.blogspot.com/     con link a      Librería en Red
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1 comentario:

  1. La privatización conlleva un riesgo muy alto, puesto que al final los que nos vemos afectados somos el pueblo llano. En España se puede ver claramente en la educación. Los centros públicos han hecho un esfuerzon por crear cursos online y se han adaptado a la nueva realidad con idiomas y nuevos recursos, pero parece que este año recibirán menos financiación que nunca, situación que se podría dar también en años venideros. En fin, habrá que reivindicar lo que se pueda y cargarse de paciencia. Saludos.

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