domingo, 3 de abril de 2011

918 ¿Cuántos chinos cuesta un estadio?

918    “LA CHISPA       (31 marzo 2011)       (Notita dominical)    
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
"LA MARIPOSA DE LA SABANA"
          Sábado 27 de marzo del 2011 fue el día de la inauguración oficial del estadio de La Sabana, conocido como Estadio Nacional.  Magnífico inmueble, de estampa impresionante; y si a eso le sumamos los actos sociales que amenizaron parte de su apertura al público y los atletas, redondeamos un acto majestuoso y singular que casi nunca hemos visto en este país.  ¿Desde hace cuánto no se inauguraba algo semejante o tan grandioso en Costa Rica?  Lo más parecido que se recuerda fue el estreno del Ricardo Saprissa Aymá, el 27 de agosto de 1972, cuando los morados se enfrentaron al Comunicaciones de Guatemala.  Y dicho sea de paso, fue Peter Sandoval, un chapín, el que hizo el primer gol en su engramado.  Cuando era zacate.  Así, pues, podemos concluir que lo que vimos la noche sabatina NO es cualquier cosa sino la puesta en servicio de una obra imponente, bien hecha, bonita, funcional y terminada en un plazo cortísimo, según nuestros estándares de albañilería.  La construcción de la Cueva del Monstruo (una cancha y dos graderías) llevó más de seis años, y todavía está inconcluso, es muy feo e incómodo.  De esta manera, resulta que el Estadio Nacional no solo es una obra arquitectónica de primera clase, sino que, lo más importante: ESE MONUMENTO ES UNA LECCIÓN EN TODO SENTIDO.  Si nuestras autoridades la quieren aprender… y todos los demás.     
            Veamos: no hubo licitaciones ni concesiones a amigotes ni empresas de gente del gobierno; o a compinches de los gobernantes, diputados o presidente; no hubo ruta del Sol.  No intervinieron la Asamblea, la Sala Cuarta, la Pagaduría, Procuraduría, la DIS ni Contraloría de la República ni la Muni.  Ni los sindicatos. Nadie pudo meter sus manos ni nombrar empleados o señalar compadres para realizar tal o cual revisión o comprobación de esto o aquello.   Lección de NO POLITIQUERÍA.  No hubo supervisión de empresas nacionales ni del MOPT, no hubo “comisiones” ni “asesorías legales”. No hubo “mordidas” ni salarios exorbitantes para ingenieros incompetentes o personal superfluo.   Entregaron lo pactado, nada más.  Se nos dio una lección de HONESTIDAD.  No hubo “movidas” en la cuestión de los materiales (aunque hubo intentos); tampoco huelgas, feriados, vacaciones, incapacidades por parto, enfermedad, cansancio, pereza o vagancia.  No hubo largos recesos por las fiestas tales o cuales, o por los turnos o los toros y las fiestas de El Zapote; ni por Navidad ni Semana Santa.  Se nos dio la lección de EFICIENCIA.  Se laboró incansablemente en jornadas continuas: se nos dio la lección del TRABAJO como base del progreso y desarrollo (lo que está haciendo toda China).  No hubo confusiones ni gente con pretextos para justificar su ineficiencia; o para culpar los demás del fracaso propio. Ruta a Caldera.
            La lección del trabajo fue abrumadora.   Cientos de obreros trabajando día y noche, con lluvia o sin ella, infatigables, con sentido de responsabilidad y con la determinación implacable de cumplir con su deber y el compromiso contraído por su país.  Sin pretextos ni el sinfín de cuentos “justificativos” de nuestros incapaces gobernantes y funcionarios (ruta a Caldera).  Parecían un ejército de tambochas, empecinado en una obra magna que muchos creyeron que no podrían realizar.  Con una planificación militar en donde no hubo cabida para la indulgencia, el ocio, el abandono o la ineptitud (ruta a Caldera).  Como comandos, cada uno cumplió con su obligación; y no para recibir medallas o alguna mención, sino simplemente, porque saben muy bien qué cosa es el DEBER.  Ellos están formados en la escuela del trabajo responsable, sin poses ni discursos acerca “del reto que tenían enfrente”.  Nadie sabe quién fue el ingeniero jefe, ni tiene relevancia.  Son los mismos héroes-obreros que construyeron la represa de “LAS TRES GARGANTAS”, obra colosal digna de extraterrestres.  Pero todos son anónimos, humildes, sencillos y breteadores.  Si ese ingeniero chino fuera criollo, exigiría una estatua, una placa o algo que lo inmortalice.  O por lo menos, ya se estaría lanzando para diputado, ministro o presidente. 
El estadio que nos dieron es una belleza; pero las lecciones humanas que esta gente nos ha regalado, valen MIL VECES más que cien estadios como ese.  Si las aprovechamos…  NOTA: Hace poco recibí un correo electrónico que considero desenfocado y grosero.  Este dice que Costa Rica recibió ese estadio como premio a la traición que su gobierno hizo al pueblo de Taiwán.  Otros dicen que es el pago por la aprobación meteórica del TLC con la República Popular China; y hay quienes me han preguntado que cuántos chinos nos va a costar ese estadio.   Un conocido me ha dicho (no sé cómo lo averiguó) que el gobierno se comprometió a otorgar CINCUENTA MIL VISAS como residentes a ese número de ciudadanos orientales.  Y que esa gente se va a apoderar de todo en este país.  ¿Será cierto?  No lo sé, pero todos conocemos a otras minorías foráneas que dominan el comercio, la banca, la industria y la política nacional, sin que nos hayan obsequiado ni siquiera una mesita de futbolín.  ¿Que no estuvo bien lo de Taiwán?  Me parece que NO se lo merecían, pero por desgracia, así es la política de sucia, y esa fue la elección del gobernante de turno, aunque NO la del pueblo costarricense, al cual le molestó un acto tan resbaloso en contra de una nación que tanta ayuda había prestado a este país.  ¿Razones para esa felonía?  Solo lo sabe la persona que tomó la decisión; los demás, únicamente podemos sospechar.  Por dicha (no como justificativo sino como aclaración necesaria), los chinos son una gente muy madura que SÍ ENTIENDE LOS RECOVECOS DE LA DIPLOMACIA, y con mucha dignidad y sin lloriqueos, arrollaron sus bártulos y salieron de la ONU.  Además, SABEN que solo es cuestión de tiempo y que, igual que Hong Kong, pasarán a formar parte de su milenaria y grandiosa familia, que ya se apresta para adueñarse del mundo.   
Pero por ahora, lo que sí es claro son dos cosas: tenemos un bello, moderno y funcional Estadio Nacional (¿gratuito?), y además, hemos recibido una valiosísima lección acerca de cómo se trabaja, de cómo se sale del subdesarrollo.  En un pueblo en donde todo el mundo trabaja con dedicación y justicia, el futuro (a cualquier plazo) está asegurado.  Sin trampas, sin pretextos de la “economía o la crisis mundial”, sin politiquería ni intervención de gente ignorante y sinvergüenza; sin concesiones ni abusos oficiales.  Únicamente siguiendo una senda patriótica, fraternal, igualitaria y sin ventajismos políticos, es posible coronar exitosamente cualquier obra, por elusiva que parezca.  Y en eso consiste el mejor regalo que nos ha hecho China.  El estadio perdurará, y cualquiera que haya sido su origen, eso no importa mucho.  Allí estará como testigo de lo que un puñado de trabajadores con mística puede realizar en el campo material; y para nosotros, el recordatorio (ojalá imborrable) de lo que un pueblo PUEDE HACER para salir de la postración y subdesarrollo.  Los chinos nos han enseñado la vía; y además, nos han dejado las claves de cómo se abre la puerta del progreso: TRABAJO, DEDICACIÓN, HONESTIDAD, EFICIENCIA Y NO POLITIQUERÍA.  No nos limitemos solo a admirar a “La Mariposa de la Sabana”, imitemos a sus creadores.
Chinescamente
                          Licaldo Izaguile Shing                Correo: rhizaguirre@gmail.com
Blogs:      La Chispa       http://lachispa2010.blogspot.com/       con link a          Librería en Red
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