martes, 4 de mayo de 2010

124 Aplican restricciones

124    “LA CHISPA”                                      (11 junio 2004)

Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”

APLICAN RESTRICCIONES

    Algunos siglos de la historia se han distinguido por ciertas características que los han marcado en forma distinta. Otros han sido anodinos por completo; pero el siglo veinte (XX) será recordado como el Siglo de la Publicidad. Durante esta centuria, la publicidad alcanzó cumbres insospechadas, hasta el punto en que nadie hace nada si no es guiado por una publicidad aplastante que invade todas las actividades humanas, incluso aquellas que se consideran “íntimas” de las personas. La Publicidad ha hecho que ahora se discuta públicamente y con un desparpajo extraordinario, cuál papel higiénico es más absorbente, de mejor olor (¿?) y de textura más fina al ponerse en contacto con el ano. Y lo de los tampones y toallas sanitarias de las mujeres, se discute en la televisión abiertamente y sin ninguna delicadeza. Dichosamente todavía las demostraciones se hacen en azul, sin haber llegado el rojo al río.
     Se cruzaron todas las líneas del pudor con tal de vender lo que sea. Se hacen desvergonzados anuncios de coloridos y apetitosos condones con pelitos, burbujitas y autolubricados. Y sin ningún recato se ofrece a los viejos la Viagra y otros productos milagrosos, como si se tratara de medicinas contra el reumatismo y otros males propios de la senectud. Algunos de estos productos eróticos aseguran que funcionan solo cuando es necesario, “cuando el momento es adecuado”. Es decir, no actúan a lo loco ni en momento inoportuno. ¡Vaya magia! Se anuncia toda clase de mercancía contra la frigidez femenina, la cual incluye lubricantes vaginales y toda una oleada de productos de esa categoría, dedicados al amor. En fin, no hay nada que no caiga bajo el dominio de la PUBLICIDAD.
    Ser publicista de oficio, se convirtió en una de las grandes carreras profesionales, lo cual ha propiciado la formación de legiones de estos brujos en ese arte que ha alcanzado ribetes de ciencia y de magia. No hay espacio de la mente humana que no haya sido hurgado por estos alquimistas de la propaganda; incluso han experimentado con el umbral de la conciencia para conducir a las masas (sin su consentimiento) al consumo de productos que no solo son innecesarios, sino perjudiciales, como el cigarrillo y el licor. De todo inventan. Es increíble la creatividad de esos individuos en la creación artificial de necesidades hogareñas y del individuo. Nadie compra, vende, alquila, consume, cree, acepta o rechaza algo si no es mediante el tamiz de la PUBLICIDAD. Si las encuestas dicen que ese hombre será un buen presidente, votamos por él. Si las encuestas afirman que tal equipo será campeón, apostamos por él. El hombre ha renunciado a su capacidad de razonar por su propia cuenta, y admite automáticamente y sin demostración alguna, que aquellos que hacen los “estudios de mercadeo y publicidad” saben qué es lo que le conviene. El juicio ha claudicado ante su señoría la PUBLICIDAD. Si algo no está en las “Páginas Amarillas”, no sirve y no se debe comprar. Pero si la pintura tal, la “buena” para nuestro “climita”, sale a cada rato en la radio y la televisión, debe de ser buena, aunque nos aplique restricciones.
“Compre la pintura Pintarrica, que no es made in no sé dónde. Esta sí le protege de nuestro climita. APLICAN RESTRICCIONES”. Y es aquí en donde salta el peine, o el título de esta “Chispa”. ¿Puede alguien explicarme qué diablos significa: “aplican restricciones”? “Le damos crédito de inmediato en su equipo de cómputo, sin prima y sin fiador. APLICAN RESTRICCIONES”. “Nuestro restaurante es la carga, la mejor comida del país, visítenos y convénzase con su propio paladar. APLICAN RESTRICCIONES”.
      De todo inventan los publicistas, y no importa que una ley anodina pretenda aplicarles restricciones en cuanto a la propaganda del cigarrillo y el licor. Aunque tengan que poner el inocuo rotulito: “Fumar es dañino para la salud” o “el guaro da goma”. El efecto subliminal de la propaganda de estos venenos es mucho más efectivo que la advertencia de su peligro. Las imágenes sensuales de bellos-as modelos semi desnudos-as a la orilla de la playa, fumando o tomando cerveza en posiciones de obsecuencia sexual, son un impacto imborrable en la mente de los jóvenes, viejos o lo que sea. APLICAN RESTRICCIONES.
La propaganda subliminal, prohibida en muchos países, es aquella que funciona en forma insidiosa, con el desconocimiento conciente de la víctima de ella; está diseñada para que se aloje en el umbral de la conciencia y allí germine y produzca sus efectos deletéreos. Esa parte de nosotros no acepta ni rechaza prima facie, simplemente guarda. Y luego, hace posible que estos mensajes emerjan a la conciencia como órdenes o convicciones provenientes de ese reservorio de la personalidad. APLICAN RESTRICCIONES.
       Esa frasecita, una de las últimas y más efectistas que han sacado los publicistas del cajón de novedades de su arsenal, sí nos ha sorprendido. Se parece al cuento del cocinero que tomaba una gran cantidad de mantequilla para untarle al pan; pero en la segunda pasada del cuchillo, se la quitaba casi toda. ¿Qué significa “aplican restricciones”, el último grito de la moda publicitaria? A veces parece una amenaza: que no nos van a vender lo que nos ofrecieron, o bien, que nos lo van a vender con limitaciones y sin la garantía ofrecida. ¿Nos van a restringir su uso o la calidad, la duración de la garantía o qué? Si yo pago por algo, nadie tiene derecho de aplicarme restricciones de ninguna clase. ¿Qué demonios significa esa estúpida frase que ha sembrado el desconcierto en los probables clientes? ¿Quién y en virtud de qué, es el que determina qué “restricciones me aplica”? Yo no admito que vendedor alguno, al que le pago por lo que adquiero, me aplique restricciones relacionadas con el bien que he comprado.
Esta vez creo que los brujos de la Publicidad la regaron. El tono conminatorio de ese anuncito me produce recelos y desconfianza, pues me induce la idea de que puedo ser perjudicado a capricho por el que me vende algo. Siento que me coloca en posición de ser “restringido” en mis derechos por un comerciante al que le estoy pagando por sus servicios.
      No sé que pensarán los demás, pero a mí me da mala espina el hecho de que alguien a quien le pago por un servicio o mercancía, tenga la facultad y se reserve el derecho de “aplicarme restricciones” según su exclusivo criterio. Y aunque es posible que estas restricciones sean aplicables en los servicios al crédito, como es lógico, ¿a qué viene la idea de estar amenazando así a los probables clientes, que son el alma de todo negocio y, por lo tanto, deben ser los chineados del comerciante y los publicistas?
     No admito que me amenacen con “aplicarme restricciones” en ningún comercio. Si yo pago, soy quien puede aplicar las restricciones. Y a todos los que hacen ese anuncio, los voy incluyendo en mi “lista negra” para no comprarles nada.
    Es posible que sigan aplicando ese desconsiderado lema publicitario, pero si fueran más listos, lo eliminarían. Dicen los hindúes que: “No se ofende al cocodrilo antes de cruzar el río”. Y yo digo: tampoco se amenaza al cliente ANTES DE QUE LO SEA.
     Por último, les pido a los que saben, que me saquen de la ignorancia y me expliquen qué significa: “aplican restricciones”, y qué necesidad hay de ese agresivo anuncio antes de haber atrapado al cliente.
Restrictamente
RIS.

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