viernes, 27 de agosto de 2010

637 Los ferrocarriles y el desarrollo social

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637    “LA CHISPA”                                                                                                  (30/05/09)
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
EL DESARROLLO SOCIAL Y LOS FERROCARRILES 
            Decir que sin infraestructura NO HAY DESARROLLO es un lugar común “quemado” pero necesario.  Es útil repetirlo para ver si nuestras autoridades se deciden a dar el paso por el bienestar del país y no solo por el de los transportistas.  Esta es la enésima “Chispa” en la que planteo la necesidad de resolver el problema de transporte de carga y pasajeros de una manera funcional, definitiva, práctica, segura y barata.  El país NO debe seguir en manos de grupos privilegiados “desde adentro”, quienes gozan de todos los beneficios que se derivan de esta actividad en forma de MONOPOLIO.   El Comercio mismo debería oponerse a esta manera exclusiva de controlar el flujo de las mercancías al precio que se les antoje a los dueños del único medio de transporte que hay en el país.  El agricultor, el comerciante y el usuario personal, están en las manos de los dueños de la flota vehicular y sujetos a su voluntad.  Estos aumentan los precios a capricho, con el pretexto de las variantes en los precios del petróleo.  Pero siempre hacia arriba.  El monopolio, principal beneficiado de la red de carreteras, NADA PAGA por este servicio cuya financiación sale de los impuestos de todos los ciudadanos.  Ellos destruyen las carreteras y obtienen enormes ganancias, y el público PAGA el estropicio que hacen en ellas.   Con lo que se embolsan los camioneros y autobuseros, estos tienen la obligación de construir y reparar las carreteras que dañan SOLO ELLOS.   Y ya que les encanta la “privatización”, deberían hacer sus carreteras “privadas” por su cuenta.
            La alternativa obligada a este estado anormal es el ferrocarril.   Sin embargo, la presencia del tren no significa la desaparición de los camiones, sino el equilibrio en una actividad que, por ahora, resulta demasiado onerosa y que encarece de manera general el costo de la vida.  Y todo eso, con un solo beneficiario: los transportistas.   Me brinco las causas de la desaparición de este servicio, porque ya las he denunciado en demasiadas “Chispas” y ya todos las conocen y saben quiénes, desde dentro, causaron la ruina de nuestros trenes.  Solo planteo la posibilidad a partir de ahora.  No es mucho.  Se trata de tan solo DOSCIENTOS CINCUENTA kilómetros de una línea vital para la economía del país.  Una línea de doble vía entre Limón y Puntarenas, con una estación central cerca de Alajuela.  Una especie de “canal seco” que no solo permitiría el flujo de mercancías de exportación e importación, sino el tránsito de estas hacia otros destinos diferentes a Costa Rica.  No tiene que ser un TGV o un Maglev; bien puede ser uno de los tantos ferrocarriles que están entrando en desuso en Francia, Alemania o España.  Con anchura convencional de vías, pero con posibilidades de modernización.       Desde luego que no debe ser una compra estilo “Finlandia-Seguro Social”.
            Y lo mejor de esto es que sería “GRATIS” y nos independizaría de la esclavitud del petróleo.  Un chemin de fer  ELÉCTRICO.  Costa Rica tiene electricidad hasta para regalar (y posibilidades casi infinitas de generación).  Empresa que TIENE QUE SER ESTATAL y no debe estar en manos de piratas, porque si no, quedaríamos en lo mismo.   ¿Se imaginan los millones de toneladas de mercancías que podrían ser movilizadas en forma casi gratuita?   Después se podrían crear otros ramales de frontera a frontera, a Los Chiles, Sixaola y otras zonas agrícolas importantes.   Un ramal panorámico a lo largo de ambas costas sería el objetivo soñado de la industria del turismo.   ¿Qué cuesta eso?  Nada, si hay voluntad política.  Puede ser una empresa nacional mixta bajo control del Estado.  Y todo el mundo podría comprar acciones en ella.  Incluso los camioneros.  Ferrocarril es igual a DESARROLLO, y así lo han entendido todos los países de Europa y otras partes del mundo en donde cada día van comprendiendo su importancia y necesidad.   Pero donde este fenómeno adquiere una relevancia monstruosa es en la China.  Cuando Mao llegó al poder, ese país estaba en la edad de piedra.  Entonces se inició un gigantesco esfuerzo en obras de INFRAESTRUCTURA en las cuales se invirtió todo el poderío de lo que era una nación del “tercer mundo”, término inventado por ese líder.   Y como no había plata para hacer carreteras y que cada chino tuviera un carro (como los gringos), se escogió la alternativa más racional en un país de escasos recursos: el FERROCARRIL, servicio multipropósito que ha ubicado a la China, medio siglo después, como una de las economías más poderosas del milenio que se inicia. 
            Nos dice la prensa internacional que este país ya cuenta con ferrocarriles tan modernos como los TGV.  Además, el MAGLEV que comunica a Shangai con su aeropuerto internacional.  (Lo que deberíamos imitar aquí con el Juan Santamaría: un tranvía aeropuerto-San José.) Y por si eso fuera poco, los chinos han destinado casi OCHOCIENTOS MIL MILLONES DE DÓLARES a la ampliación (41.000 kilómetros) de su gigantesca red ferroviaria.  Por eso están a la vanguardia del mundo.  Con carencias, sí, pero en la punta.
            ¿Y que es lo que nosotros necesitamos para dar ese gran salto económico?  Apenas unos mil kilómetros de vías.  Ni siquiera un TGV porque no hay “pista” para él y podría meterse al océano.  Además, ¿quién quiere llegar a Puntarenas en diez minutos?   Un tren convencional de los que están desechando en Europa sería suficiente para resolver casi todos nuestros problemas de transporte de carga y pasajeros.  Desde luego que TIENE QUE SER UNA EMPRESA ESTATAL.   Vean que incluso la retrógrada España se está poniendo a la vanguardia con ferrocarriles TGV.  Ellos, como todos los europeos, han entendido que esa es una buena solución para un desarrollo “sostenible” y con gran independencia del petróleo.  Los trenes eléctricos son la salida.  Y nosotros tenemos las posibilidades geográficas y ambientales (mientras los madereros no arruinen todo) para construir represas y generar energía eléctrica “gratis” para veinte millones de personas.  O para un buen negocio del Gobierno, el cual debería redundar en beneficio públicoEl mundo del futuro se moverá sobre los caminos de acero.  Eso es seguro.  Todas las naciones y gobiernos responsables lo saben y han tomado decisiones sensatas al respecto; solo aquellos países a merced de las transnacionales del petróleo y las mafias criollas del transporte, siguen estancadas en lo que solo debería ser un método alterno a ese gran problema: el MONOPOLIO del transporte.                        ¿Cómo anda esto en su país?   ¿Mandan los camioneros?
            Ferrocarrilescamente
                                               RIS

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