sábado, 28 de agosto de 2010

645 El terrorismo farmacéutico y las "pestes"

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645    “LA CHISPA”                                                   (6/06/09)
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
EL TERRORISMO FARMACÉUTICO Y LAS PESTES CÍCLICAS
            En otras “Chispas” he comentado los efectos del miedo sobre la conducta de las masas.  Y esta técnica es un recurso bien conocido por los sicólogos, militares, políticos y, sobre todo, por los comerciantes.  Y entre estos últimos están los farmacéuticos como los más peligrosos, pues bajo el falso lema de la salud, no solo envenenan a millones de personas, sino que los convierten en dependientes de infinidad de drogas.   Es un axioma que esta gente NO tiene interés alguno en la SALUD sino en las medicinas y la forma cómo subordinar aquella a estas.  Es decir, crear clientes permanentes para sus productos.  El hombre sano es una anomalía imperdonable para las farmacéuticas; usted TIENE que padecer de algo para ser una persona normal dentro de nuestra sociedad medicamentosa.  Tiene que consumir algún jarabe, pastillas, inyecciones, laxantes, pomadas, gotas, antiácidos o lo que sea, pues de lo contrario, usted es una anormalidad intolerable para los médicos y la industria farmacéutica.  A ninguna de estas corporaciones les interesa la SALUD como objetivo deseable para todos los seres humanos, pues eso significaría su fin. 
            Es por eso que han inventado una serie de dogmas que, con el respaldo de la llamada “medicina oficial”,                     se han convertido en formas irracionales de lidiar con el problema de la falta de salud general.  Fundamentados en el dogma de la causa microbiana y viral, todo padecimiento lo enfocan desde el punto de vista de la “infección”, y toda anormalidad funcional la atribuyen a alguna bacteria o virus.  Además, se basan en la suposición de que existen enfermedades per se, como entidades independientes de los organismos humanos, lo cual es una imposibilidad lógica.  Ya Hipócrates lo estableció hace más de dos milenios: “No hay enfermedades, solo enfermos”.   Pero a los médicos y las farmacéuticas les sirve que haya enfermedades y enfermos.  Y entre las enfermedades que brotan de la nada por generación espontánea, están las famosas gripes que, como un designio maligno, suelen despertar cíclicamente y recorrer el mundo causando atrocidades.   Sobre todo, cuando las empresas farmacéuticas se encuentran en crisis y necesitan un empujón económico.  La H1N1 de los chanchitos mejicanos es la última de estas bendiciones de la industria.  Y con la ayuda de los medios, se completó el círculo de angustia. 
            En México este asunto ya pasó a ser objeto de mil chistes, pues la verdad es que NADA se ha comprobado al respecto.   De ciento cincuenta muertos en los primeros días, bajaron a 17, lo cual es muy bueno, bien sea que revivieran o que murieran de otras causas.  El thriller del virus chanchuno sacudió al mundo de manera inesperada y todos entramos en pánico; pero poco a poco se fueron haciendo evidentes muchos indicadores de la falsedad de la alarma.  Hubo gente que denunció la mentira, incluyendo notables médicos y otros profesionales.  Y todos los informes con los que crearon la oleada de terror, se fueron disolviendo en la nada.   Los cables (prensa) aguantan lo que les cuelguen.  Es por eso que llegaban noticias (nunca confirmadas oficialmente) de que había casos de la gripe en Malasia, Israel, Filipinas, Australia, Japón y muchos lugares más.   Pero todo era un juego de prensa.  Fue una plaga mediática pagada por la industria farmacéutica, y respaldada por el gobierno de USA (como es natural), alcanzó la complicidad de muchos gobiernos que se prestaron para la farsa (como el de México).   Los latinos seremos atrasados y tercermundistas pero no tontos; nos sobra astucia para percibir el engaño pues nuestras vidas transcurren dentro de ese charco cotidiano, pues nuestros políticos nos han hecho profesionales en ese campo.  Así que los mismos mejicanos fueron los primeros en darse cuenta del fraude y lo elevaron a la categoría de “gran chascarrillo nacional”.
            Contrario a lo que parecía esperar el señor Daniel Viotto, animador de CNN, uno de estos días un invitado a su programa, le dio la estocada final al suspense de la gripe porcina (ahora humana, cuando la industria chanchera norteamericana protestó por ese calificativo que podía perjudicarla).  Entre las cosas que recuerdo, este Dr. Huertas dijo que la mortalidad de la gripe H1N1 en relación con la morbilidad, era de apenas un CERO punto CUATRO por ciento (0.4%).   Y que la mortalidad de las otras gripes conocidas y endémicas oscila entre el 3 y 6%, y que estas matan unas ochocientas personas por mes (¿o por año?) solo en los Estados Unidos, mientras que la famosa gripe del chancho solo ha liquidado en todo el mundo a ciento diecisiete personas (117).  Y a nadie le consta en realidad que hayan muerto por ese virus.  “La gripe H1N1 no era el monstruo que esperábamos”.  Palabras textuales del Dr. Huertas, que dejaron con los ojos cuadrados a Daniel Viotto quien, supongo, esperaba otra respuesta que estuviera de acuerdo con la industria farmacéutica.  
Según ese doctor, solo muere una de cada doscientos cincuenta infectados, aunque eso nadie lo ha comprobado sin lugar a dudas.   Ese dato significa que esa gripe, lejos de peligrosa, es absolutamente benigna en comparación con esas que nos atacan todos los años apenas empiezan las lluvias.  Entonces, ¿en qué quedamos?  Si lo que este doctor dijo en CNN no fuera cierto, sería un irresponsable al que deberían fundir en la cárcel, pero hasta donde sé, se encuentra libre y no ha sido obligado a retractarse; aunque es posible que lo corran de su trabajo y que la Roche no lo tome en cuenta para nada a la hora de las regalías que le dan al cuerpo médico todos los años.   Es bien sabido que la industria farmacéutica es la que dicta las normas generales que deben seguirse en relación con la medicina.  Es más, es ella la que diseña los programas que aplican las universidades en la formación de médicos.   Y eso tiene un significado ominoso
Sí, señores, el miedo produce sus réditos; sobre todo, cuando está relacionado con nuestra salud.   Y eso es lo que han explotado magistralmente las empresas farmacéuticas del mundo.  Así como el gobierno de Estados Unidos utilizó el supuesto terrorismo de Al Qaeda o bin Ladden para someter al pueblo de ese país al terrorismo doméstico más terrible que hayan padecido en toda su alegre, despreocupada, feliz y libérrima vida.  Hay que ser prudentes pero no miedosos.  Recuerden el gran decir de Juan Pablo: “No temáis”.                      “El miedo es la fuente más segura y terrible de desgracias, incluido aquello que lo produce”.
Gripescamente
                        RIS

1 comentario:

  1. Algo de razón le doy con las industrias farmacéuticas, pero hay que pulir el mensaje, comete el mismo pecado que usted mismo critica en su mensaje: desprestigiar otra opinión sin aportar pruebas.
    Uno se puede remitir a lo que dice un sólo individuo o extender su conocimiento buscando más fuentes de información.

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