sábado, 31 de diciembre de 2011

685 Prensa timorata


685    LA CHISPA              
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
PRENSA TIMORATA                       
            La prensa en Costa Rica es muy “académica, respetuosa, sumisa, estirada”; siempre se anda por las ramas y nunca dice nada abiertamente.  No se compromete, solo está pendiente de que lo que dice no sea querellable.  Se ajusta, se adapta, repta, calla, espera; no hay periodismo, no hay periodistas, y si los hay, se amoldan a “sus” empresas, que son organismos comerciales que solo se preocupan por la opinión de los anunciantes y por no incomodarlos con nada que pueda producir el retiro de la propaganda.  ¿Que hay excepciones?   Debe haberlas, pero en medios insignificantes que no llegan a la gran masa.   Y salvo algunos pasquines que nadie toma muy en serio, toda la noticiología que se produce en Costa Rica es formal, “democrática”, respetuosa, timorata, TIBIA como diría el “epistolero” Pablo.  La prensa NO INVESTIGA al gobierno como debería ser.  No cumple con el papel social de contralora de las actividades de este.  No se aventura ni corre riesgos, no denuncia nada que pueda afectar los intereses de los dueños de estos “negocios” que, generalmente, tienen todo tipo de conexiones con el oficialismo y las sinvergüenzadas que allí se gestan y producen.  Solo se conforma con reproducir lo que les informan en las oficinas del Estado.  El asunto de las famosas “COMISIONES” debió ser divulgado por los noticiarios mucho antes de que reventara el petardo.
            Si no fuera porque don Abel Pacheco tuvo la hombría y el compromiso cívico de denunciar a los expresidentes, semejantes delitos hubieran pasado inadvertidos para el público en general.  Solo hasta que don Abel “destapó el tamal”, fue que los diarios empezaron a hacer eco del problema.  Aquí NO hay reportajes investigativos acerca de las actividades de los hombres públicos.  Solo vengativo con el político que no favorece a las empresas anunciadoras con exenciones o dólares baratos. Todo el mundo sospecha de la choricera oficial, pero ante la carencia de un periodismo vindicatorio de los intereses del pueblo, todo se resuelve en puras bolas.  En suposiciones y cuentos maliciosos que nada contribuyen con la Verdad y Transparencia que debe acompañar los actos de los gobernantes.   El argot que utiliza la prensa es TIMORATO, zigzagueante y difuso; nunca llama a las cosas por su nombre.   Con esa fórmula, en este país nadie es ladrón, borracho, reo, tramposo, prevaricador o mentiroso, y nadie le roba al Estado (pueblo).  Nadie es responsable de nada.  El “oficio” ha creado un vocabulario especial (genérico) con el cual todos quedan bien.  Un preso no es un PRESO (por cualquier crimen que haya cometido), es un PRIVADO DE LIBERTAD.   Y con ese eufemismo, cualquier asesino, violador o ladrón, queda en una categoría que parece ser la de alguien que sufrió un accidente legal injusto o no merecido que lo llevó a la condición referida.   Nadie es estafador ni aprovechado de la función gubernamental, sin importar que lo  hayan pillado con las manos en la masa.
            Siempre se emplea un lenguaje oblicuo que NO nos permite saber si el indiciado es o no un delincuente.  Todo el tiempo se trata de: “EL SUPUESTO”.   Nunca ES, siempre es “el supuesto”.   “El supuesto violador fue capturado en la escena del crimen; el semen encontrado en la vagina de la víctima es del indiciado, según estudios médicos”.   “Veinte testigos vieron cuando el ‘supuesto’ asesino terminó con la vida de don Fulano”.   “Todas las pruebas periciales, testimonios e informes bancarios demuestran que el ‘supuesto’ estafador, se benefició de su poder político para el enriquecimiento ilícito de él y sus amigotes”.   Por eso aquí nadie roba, estafa, engaña, prevarica ni comete peculado.  Todos son “supuestos” ladrones, estafadores, engañadores, prevaricadores o “peculadores”.   ¿Y por qué se utiliza este vocabulario de encubrimiento?  Por conveniencia y facilidad; así nadie se compromete ni corre riesgos.  A nadie se incomoda y todos quedan bien con todos.  Pero ese no es el papel de la Prensa de Verdad.  NO DEBERÍA SERLO.   No es suficiente el pretexto de decir que eso sucede porque las leyes así lo determinan.  Si estas son cómplices de los delincuentes, DEBEN SER DEROGADAS Y REFORMADAS.  La prensa no debe escudarse detrás de semejante deficiencia jurídica, pues esta tiene el poder para hacer que se cambien esas leyes que toleran, enmascaran y protegen los actos deshonestos de los ciudadanos, en especial, los de los políticos y gente poderosa.  Los alegatos acerca de los derechos humanos de los delincuentes NO DEBEN estar por encima de los de la población honesta.  Un funcionario que le ha robado al pueblo, no puede ni debe ser encubierto por ley alguna.  Y debe tratársele de acuerdo con lo que ES y no como un “supuesto”.  Si es ladrón, es ladrón.  Si es estafador, es estafador.  Si es aprovechado y cometió peculado, debe dársele el calificativo que merece.
            ¿Cómo es que la ley permite, con el silencio y complicidad de la prensa, que los delincuentes lleguen, entren y salgan de los tribunales o donde sea, con las caras cubiertas por trapos, abrigos, paños o suéteres?   ¿Por qué se les permite el anonimato protector a los asesinos mientras las víctimas sí son retratadas, divulgadas y expuestas a las represalias de los compinches de los que las agredieron?  La prensa debería ser más comprometida con el pueblo; por desgracia, los intereses de este nada le importan a las empresas de la noticia, comerciantes que desconocen cuál es la ética que rige (o debería regir) la labor divulgativa.   Y aunque haya profesionales que conocen lo anormal de la situación, están obligados a plegarse a la política de los propietarios y la conveniencia de la empresa.  O a irse…  Por dicha que existe “Extra” ese pasquín amarillista que, aunque está muy lejos de ser un diario respetable, al menos presenta ciertas noticias de manera tan irreverente y picante que nos hace sonreír.  No en balde es el informativo del populacho, aunque solo sea como feroz contribuyente del morbo de la población.
            La prensa puede hacer mucho más por la salud moral de nuestro pueblo y GOBIERNO; sin embargo, ese no es un objetivo rentable de las empresas de avisos económicos.   Y por más buenos periodistas que haya, casi todos terminan convertidos en plumarios al servicio de una causa que muy poco tiene que ver con el PERIODISMO. O de panegiristas en ciertas oficinas del gobierno o empresas privadas. O desempleados.  Lástima tantos profesionales que se desperdician en diarios que lo primero que hacen es castrarlos.
            Periodiquescamente                                                  ¿Cómo anda este asunto en su país?
                                    Ricardo Izaguirre S.                                E-mail:  rhizaguirre@gmail.com
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