miércoles, 28 de diciembre de 2011

631 Los pueblos tienen los gobiernos que se merecen


  631    LA CHISPA   
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
LOS PUEBLOS TIENEN LOS GOBIERNOS QUE SE MERECEN
            ¡Grande y verdadero decir!  Y la reelección presidencial es el máximo monumento a la idiotez que realizamos los latinos periódicamente.  Del calificativo de idiotas eximimos a los avivatos, políticos, interesados y todos aquellos cuyos capitales (Oligarquía) siempre salen beneficiados con cualquiera que sea el presidente elegido.  Esa denominación la reservamos para las mayorías de tontos que, habiendo experimentado la inutilidad de estos parásitos sociales, están dispuestos a votar de nuevo por ellos.  Alan García salió huyendo de Perú bajo la acusación de múltiples delitos; por años anduvo escondido; y cuando los cargos prescribieron, lo volvieron a elegir.  El Perú tiene y tendrá los gobiernos que se merece.   No se quejen ni imploren justicia o la consideración humana del resto del mundo.  Tienen lo que se merecen.   Lo mismo es aplicable a casi todos los países de la América Latina.  Y por eso estamos donde estamos.  Casi todos nuestros gobernantes son gente corrupta, vendibles y con una codicia ilimitada que anteponen a todo valor moral sin la menor consideración.
            Hace dos o tres días recibí de una amiga mexicana, doña Leonor, un relato fabulado (5ª acepción) en el cual se hace una aguda comparación entre una piara de cerdos y el pueblo mejicano.  Es doloroso el parangón, pero nuestros pueblos se ajustan a ese patrón de conducta propia de irracionales.  A veces he creído que en nuestro caso (latinos) podría tratarse de una cuestión étnica; que los indios, por ser analfabetos o con un techo intelectual menor, son propensos a cometer tonterías o ingenuidades en el campo de la política; pero ese argumento es deleznable, y para contradecirlo, ahí están los argentinos, una nación europea o europeizada.   Lo mismo pasa con Chile, Uruguay, Cuba, Colombia y Costa Rica.   Tener un alto porcentaje de razas europeas de nada les ha servido, pues hacen lo mismo que los mejicanos, peruanos, guatemaltecos u hondureños o el país más indígena de América.  Tampoco determina esta conducta el índice de alfabetización, pues argentinos, chilenos, cubanos, uruguayos y ticos tienen altos indicadores de escolaridad, y hacen lo mismo que  países con grandes masas de gente analfabeta.   Entonces, ¿qué es lo que nos hace proclives a esa conducta estúpida y reiterativa, a pesar de que sabemos muy bien cuáles serán sus consecuencias?   ESTO ES UN AXIOMA QUE NUNCA DEBERÍAMOS OLVIDAR: Si alguien fue un inútil en su administración anterior, lo será en esta.    Porque ¿qué diablos es lo que nos hace creer esta vez sí será un gran presidente?
            ¿Cómo es que estas personas son tan “dóciles” y permiten que cualquiera les ponga la jáquima y la albarda sin chistar para nada?  Está bien que los “vivos” sean entusiastas de estas farsas, pues ellos andan en busca de ventajas personales directas; pero ¿por qué los pueblos que nada reciben y que son los primeros en ser marginados de todo beneficio?  ¿Por qué son tan estúpidos y crédulos?    ¿Están destinados solo a ser bestias de carga de las oligarquías criollas o de las maquiladoras extranjeras?  ¿Por qué se resignan ante su desgracia y se refugian en el canto de sirena de los políticos o de las religiones?   ¿Por qué se entregan ante las peroratas huecas de sinvergüenzas que han parasitado toda su vida en puestos políticos y que, a través de estos, han obtenido enormes fortunas aparecidas de la nada?  En Costa Rica hay unas cuantas docenas de familias cuyas riquezas son de origen cuestionable.  Incluso hay expresidentes acusados ante los tribunales por diversos delitos cometidos al amparo del poder político o sus réditos.   Que los encuentren culpables o no, es irrelevante, pues el honor NO DEPENDE de las artimañas que se puedan esgrimir en los tribunales para salir sin condena, sino de la verdadera INTEGRIDAD a prueba de toda duda.  Que un pillo cualquiera sea cuestionado por los tribunales es normal; pero que personas que ocuparon la más alta posición política y social del país se vean implicados en procesos judiciales, es inadmisible.  Personas con ilustre prosapia que defender, no ante los tribunales, sino ante el escrutinio de sus conciudadanos, JAMÁS DEBERÍAN ENCONTRARSE COMO ACUSADOS EN UN TRIBUNAL, porque aunque salgan libres de este, NUNCA dejarán de ser reos ante la consciencia de sus conciudadanos.
            ¿Cuándo empezó a ser un chiste el deshonor?  ¿Cuando un funcionario dijo que “se había comido en confites” un dinero propiedad de la nación?  Pero lo que es peor, ¿desde cuándo nuestra gente empezó a considerar como algo admirable la capacidad de robarle al Estado, como si este fuera un ente abstracto e insensible y no la representación de los intereses de los pueblos?  Y cuando estos han llegado a ese estado de indolencia, todo está listo para la REELECCIÓN, y para que gente deshonesta pueda aspirar de nuevo a ser  “El Primer ciudadano del país”.   Cualquier individuo que haya sido acusado ante los tribunales ordinarios por algún delito común, DEBERÍA ser suspendido de por vida de sus derechos de participar en política como aspirante a cargos públicos.  La más ligera mácula en el historial de un hombre público, debería ser motivo para que se le margine de cualquier cargo en donde la probidad absoluta sea el requisito que garantice la transparencia en los asuntos del Estado.  Y es por eso que, desde adentro, los políticos crean todas las leyes necesarias para garantizarse la impunidad ante los delitos derivados de la moral torcida.  No es lo mismo ser un pillo en la empresa privada, que un sinvergüenza con poder político o amparado por este.
            ¿Seremos todos como los chanchos del cuento mejicano de doña Leonor?  ¿Nos habremos convertido ya en seres irracionales ante las propuestas de nuestros políticos?  ¿Perdimos la capacidad de raciocinio y nos hemos convertido en borregos?  ¿Nos queda alguna esperanza de progreso colectivo, o solo seguiremos siendo una manada de depredadores en la búsqueda de presas ingenuas sobre cuyas miserias podamos levantar nuestro beneficio exclusivo y egoísta?   ¿Qué necesitan nuestros pueblos para reaccionar?  Todas las pruebas de lo que son nuestras clases dirigentes están dadas, y nuestra gente sigue sin entender cuál es el pobre papel que ellos desempeñan en esta ridícula farsa que, como un ritual de termitas o abejas, realizamos cada cuatro o cinco años. 
            ¿Tenemos lo que merecemos, o existe alguna posibilidad de redención?   Sí y No.
                                                                                                                                  ¿Sucede esto en su país?
    Fraternalmente
                        Ricardo Izaguirre S.       E-mail: rhizaguirre@gmail.com
PUBLICIDAD: Les recomiendo la lectura de mi libro “EL ANÁLISIS”, de venta en la Universal, Claraluna, Barrabás, Aristos, Juricentro  y casi todas las buenas librerías del país. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario