553 “LA CHISPA”
Lema: “En la
indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
LOS MUERTOS NO NOS VEN NI NOS OYEN
No se dé tregua en el amor. Ame a sus seres queridos, béselos,
apriételos, mírelos, huélalos, óigalos y dígales cuánto los quiere. No dé por un hecho que lo saben. Dígaselo todos los días, aunque parezca loco
o chiflada. Porque una vez que usted o
alguno de ellos se vaya, se fueron para siempre. Y así como nosotros no los vemos ni los
oímos, ellos tampoco pueden hacerlo, y solo los recuerdos constituyen nuestro
único vínculo. Si estos son buenos,
obtenemos paz; si no, tristeza por el tiempo que perdimos y la soledad que los
hicimos “vivir” a nuestro lado. En la fugacidad
de la vida, la muerte nos puede dar su zarpazo subitáneo en el momento que
menos esperamos, por lo tanto, las cosas del corazón siempre deben estar bien
claras y al corriente. “Murió en la tarde, pero en la mañana me dijo
cuánto me amaba”. No postergue esa
ofrenda de cariño para el mañana, porque
este puede que nunca llegue. Y entonces, sobreviene el dolor. Pero si estamos al día en los sentimientos,
morir es lo de menos, porque sabemos que amamos y fuimos amados. Hicimos
nuestro cielo en la tierra… y lo hicimos para otros. Todo lo
demás es ganancia. Somos chispas
cuya luz dura lo mismo que un suspiro, y aunque nos movemos dentro de lo eterno,
solo contamos con la brevedad de la existencia para dejar una huella de amor imperecedera.
Hay muchas teorías poéticas acerca
del más allá y los muertos. Se dice que
“nos ven desde el cielo y que escuchan nuestras plegarias”. Eso es muy lindo y consolador creerlo, pero
como tantos otros cuentos religiosos, es falso
Los muertos NO se transforman
en ángeles ni en seres poderosos que puedan atravesar las barreras de la Naturaleza; y así como
nosotros no podemos penetrar en su mundo, ellos tampoco pueden hacerlo en
sentido contrario. Es una ley natural
absolutamente piadosa y sabia. Hay
infinidad de leyendas con respecto a los muertos y sus apariciones, pero todas
no son más que producto de la angustia y el remordimiento. Son el resultado de la consciencia de que no
cumplimos con ellos cuando estaban con nosotros y a nuestro alcance. Entonces queremos remediar la situación y
decirles lo que callamos en vida, cuando ya es inútil. Es por eso que el momento de amar es aquí y ahora, pues para después de la muerte,
solo quedan los recuerdos… y la calidad
de estos. Y eso es lo que hace la
diferencia entre la desesperación, y la paz y el consuelo.
Los difuntos están asustados,
confundidos, tristes y frustrados. Una
buena parte no cree que haya muerto, no saben qué les ha pasado y creen estar
viviendo una pesadilla o un sueño. Otros
entienden que murieron pero desconocen la naturaleza de su entorno, la cual no
se parece en nada a lo que les han dicho en las religiones. Los sentidos han desaparecido con el cuerpo
físico, es decir, eran facultades de este, y eso produce desconcierto. Solo se conserva una forma de percepción
(equivalente a la vista) mediante la cual se pueden captar (no ver en el
sentido humano) el ambiente que los rodea. Es un mundo de silencio y de sombras, en el
que ellos precisan de toda la ayuda que les podamos hacer llegar. Nada de gritos, llantos ni lamentos inútiles
con los cuales solo logramos retardar su adaptación. Necesitan “corrientes de amor”, las únicas
que pueden traspasar las barreras de todos los mundos y llegar incluso a los
más altos niveles célicos. Esa es la
única intercesión posible.
Y aunque pueden ver nuestros cuerpos
astrales, estos no les responden porque la consciencia en los vivos se
encuentra en el cuerpo físico. Eso es
desconcertante para ellos durante un corto tiempo; luego lo entienden y pueden
ponerse en contacto con estos durante el sueño de los vivos, cuando la
consciencia se traslada a ese vehículo equivalente a ese donde ahora ellos residen en forma
permanente. Pero como el cerebro físico NO interviene en estas acciones, la
casi totalidad de esos contactos nos pasan inadvertidos, aunque, a través de
ellos, las personas suelen encontrar un gran consuelo. Y solo cuando la vehemencia es mucha, algunos
fragmentos de esos sueños se graban en la mente y son recordados con cierta
fidelidad. Ese es el único vínculo que
tenemos durante un corto tiempo; luego se van alejando hasta que, finalmente,
los perdemos en el Reino de las Sombras.
Pero NO están solos. Hay legiones, huestes de seres que los ayudan
a encarrilarse y comprender la naturaleza del mundo en el cual se encuentran, y
cuando lo hacen, sueltan las amarras del mundo físico… y se van. Es entonces cuando la paz invade a los
deudos.
No se engañe, pues, creyendo que los
muertos están como en una especie de palco con un visor unidireccional viendo
lo que hacemos y sufrimos. Ellos tienen
sus propios y tremendo problemas que resolver como para cargar con los
nuestros. Sería terrible que una madre
pudiera ver las desgracias que pasan los hijos que dejó chiquitos; o la esposa
enamorada viendo a su marido casarse nuevamente. El mundo que dejamos se acabó, y eso es algo
que debemos entender muy bien desde
antes de morir. Por eso es que no
debemos tener “deudas” de ninguna clase, especialmente de amor, porque una vez
que hacemos “el clavado final”, no hay forma alguna de cancelarlas o ponerlas
al día. Hablar, oír, gustar, oler y
saborear son facultades del cuerpo físico; disfrútelas a plenitud mientras
viva, porque cuando muera, no podrá llevarse ninguna. Solo el amor que sembró y
cosechó. El Portal del mundo de los
muertos es triste para la mayoría. Sin
embargo, debemos confiar en la
Naturaleza, pues ella sabe mejor que nadie lo que nos
conviene, y aunque no sea de nuestro agrado inmediato, sus decisiones eternas
siempre son las mejores, a despecho de nuestros caprichos y deseos.
Los
muertos ni nos ven ni nos oyen, solo nos sienten, y es lo único que pueden
captar de nosotros: los sentimientos.
Así que no esperemos a la muerte para manifestarlos; mantengan siempre
activo ese canal que, a fuerza de utilizarlo, se hará tan poderoso que ni la
muerte podrá interrumpir jamás.
Fraternalmente
Me sorprende que haya gente con el alto atrevimiento para hacer publicaciones de temas que se escapan a nuestra inteligencia, comentarios sacados de nuestra imaginación y mezclados con otros de otras fuentes sacáis vuestras conclusiones y las publicáis para que? son carentes de sentido lógico, carentes de experiencias verdaderas que corroboren la verdad, y siempre se asemejan las respuestas en cualquier foro, yo mismo he tenido experiencias que no sabría explicar con algún fallecido familiar y por cierto muy claras, la mayoría fueron advertencias y el resto se me concedieron peticiones, casualidades? o realidades? pues a pesar de todo ni yo ni nadie tiene derecho a cuestionar esos temas sin tener la experiencia de haber estado muerto y volver a la vida dando fe de esa experiencia del otro lado, yo teniendo esas experiencias ni creo ni dejo de creerlo, pero me molesta que haya gente que publique diciendo que el mundo espiritual no existe y otros que la Virgen duerme con ellos, seamos claros y no publiquemos gilipolleces que confunden a otras personas creyentes como yo y a otras no creyentes.
ResponderEliminarMe sorprende que haya gente con el alto atrevimiento para hacer publicaciones de temas que se escapan a nuestra inteligencia, comentarios sacados de nuestra imaginación y mezclados con otros de otras fuentes sacáis vuestras conclusiones y las publicáis para que? son carentes de sentido lógico, carentes de experiencias verdaderas que corroboren la verdad, y siempre se asemejan las respuestas en cualquier foro, yo mismo he tenido experiencias que no sabría explicar con algún fallecido familiar y por cierto muy claras, la mayoría fueron advertencias y el resto se me concedieron peticiones, casualidades? o realidades? pues a pesar de todo ni yo ni nadie tiene derecho a cuestionar esos temas sin tener la experiencia de haber estado muerto y volver a la vida dando fe de esa experiencia del otro lado, yo teniendo esas experiencias ni creo ni dejo de creerlo, pero me molesta que haya gente que publique diciendo que el mundo espiritual no existe y otros que la Virgen duerme con ellos, seamos claros y no publiquemos gilipolleces que confunden a otras personas creyentes como yo y a otras no creyentes.
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