sábado, 17 de diciembre de 2011

526 ¿Qué encontraremos cuandol lleguemos al "otro lado"?


526     LA CHISPA    

Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”

¿QUÉ ENCONTRAREMOS CUANDO LLEGUEMOS “AL OTRO LADO”?

            Lo principal es que seguimos siendo iguales, los mismos desgraciados o buenas personas; los mismos seres anodinos, mentirosos, simpáticos, brutos o inteligentes.  Nada cambia en absoluto, ningún individuo se transforma en ángel o algo parecido; tampoco en demonio. La muerte no transforma, purifica o iguala a los hombres, solo es otra etapa de la vida.  Todos seguimos siendo exactamente lo mismo que éramos en el mundo de los vivos, con la única diferencia que ya no tenemos cuerpo físico con el cual satisfacer nuestros deseos y pasiones.  Si usted era glotón, ese será su infierno porque ahí no hay comida; además, el cuerpo astral NO TIENE APARATO DIGESTIVO ni lo necesita.  Su mente sí, pero su cuerpo no.  Entonces ese deseo insatisfecho se convierte en una tortura espantosa que durará “toda una eternidad”, como la sed de Tántalo, pero entendiendo esta metáfora religiosa como todo el tiempo en que usted tarde en deshacerse de ese vicio y entienda que eso TERMINÓ.   Pero las personas que han sido MODERADAS, no tienen mayores problemas en superar este tipo de inconvenientes.  Así le pasará con la lujuria y todos los vicios pasionales propios de la juventud y el vigor corporal.  Por eso los ancianos no tienen muchos problemas, razón por la cual todas las filosofías ponderan como una gran virtud el hecho de llegar a viejos, cuando mueren los deseos. 
Cada persona actúa ahí de acuerdo con sus temores, con los miedos y supersticiones que le han infundido las religiones, y sufren una serie de contrariedades, pues NO ENCUENTRAN lo que les habían prometido.  Solo sus propios miedos que, en ese ambiente extraño, se multiplican bajo la directriz de la ignorancia.  Los que tienen CONOCIMIENTO y mente lógica, son los que se adaptan más fácilmente y de manera natural y sin temores a tonterías religiosas.  Al contrario, los fanáticos son los que tienen mayores problemas, pues lejos de seguir las indicaciones que les dan, se obstinan en sus ideas religiosas y tienen que padecer mucho y “vivir su propia realidad” hasta que comprenden, después de mucho sufrimiento.  Ese es su Purgatorio.  En el plano astral somos mucho más sensitivos a todas las emociones (es el mundo de las emociones y deseos), de manera que todo aquello que tiene que ver con esa materia, se vuelve ultrasensible.  Por lo general, la sensación de todos los que llegan es de desconcierto, pues casi nada calza con lo que les han dicho en sus religiones.  Y aunque no se van a encontrar con “nada del otro mundo”, en ellos reina el temor que los acompañará durante algún tiempo, hasta que entiendan la situación.  Desde luego que hacemos la diferencia entre los “muertos normales” y los que se quedan empantanados en el SÉTIMO SUBPLANO (el “INFIERNO”); esos sí la ven fea, porque son conscientes en un mundo de terror.  Esta gente son los asesinos, torturadores, malvados y todo aquello que constituye la hez de la humanidad; la crême de la crême de la maldad.  Ahí se encuentran no con UNO, sino con miles de demonios.
Pero si usted es una persona ordinaria, sin nada sobresaliente en el campo del “bien y del mal”, no tiene nada que temer.  Sobre todo, si no se ha dejado seducir por las tonterías de las religiones y sus dogmas extravagantes acerca del mundo de los muertos.  Ahí lo único común es la incertidumbre y el miedo en la enorme mayoría de los “muertos”.  Y a eso es a lo que hay que sobreponerse cuanto antes.  Eso sí, la muerte es un gran problema para la gente joven, pues tal suceso no está programado en alguien que empieza la vida; para ellos es doloroso y desconcertante, pues su cuerpo astral tiene toda la potencia que lo hace desear todas las cosas de la vida.  Y esa es la gran ventaja de los viejos, pues la adaptación a ese nuevo estado, dependerá de la edad y las condiciones bajo las cuales “murió”.  Pero nada es más traumatizante y doloroso que las supersticiones, miedos e información errónea suministrada por las religiones.  Esto es lo que causa la mayor decepción en las personas desencarnadas.  El miedo al Juicio, al Diablo y el Infierno, constituye el horror de las mayorías que creen en las teorías religiosas ortodoxas del occidente.  Nada de eso es objetivo.
Muchas personas, al sentirse en iguales condiciones, piensan que no han muerto y se empeñan en despertar o volver a sus quehaceres habituales, y en esa actitud, invierten mucho de su tiempo y cosechan mucho dolor.  Otros están tan inconscientes de su nuevo medio como cuando estaban “vivos”.  Pero las personas más inteligentes, sobre todo aquellas que tienen conocimientos de ocultismo y de cómo se funciona en el plano astral o de la muerte, son los que se adaptan más fácilmente, sin dolor y sin sorpresa.  Pero recuerden: ese ámbito es gris, triste y depresivo si lo comparamos con la belleza y luminosidad de la tierra.  Encontrar sus atractivos será el largo camino que nos espera; pero este se facilitará si desde que estamos en vida, meditamos un poco sobre esa etapa final de nuestra personalidad.  Pero sobre todo, si adquirimos conocimientos verdaderos acerca de cuáles son las condiciones de ese estado, cuál es su realidad y ante qué deberemos enfrentarnos, sin miedos ni supersticiones sino con la convicción de que no recibiremos sorpresas inesperadas o injustas.  Ahí NO HAY CASTIGOS NI PREMIOS GRATUITOS e inmerecidos, sino la justa retribución por lo que hayamos hecho: se llama Karma.  Nos ubicamos donde nos corresponde, según la conducta que hayamos observado durante la existencia.  Ni más arriba ni más abajo.  No importa cuánto recemos a la hora previa de la muerte; tampoco el arrepentimiento ni que pidamos perdón.  Tal cosa (el perdón de los “pecados”) NO EXISTE.  Lo que usted hizo TIENE que pagarlo.  Así que la clase de vida que llevó, determina el sitio donde se colocará en el plano astral y lo que ahí le espera.  Pero recuerde que no hay castigos, esa no es la idea ni la intención, solo ajuste correctivo de cuentas.  Y eso se llama JUSTICIA.
           
Fraternalmente
                                   Ricardo Izaguirre S.     E-mail:  rhizaguirre@gmail.com
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