561 “CHISPA”
Lema: “En la
indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
NO PIERDAN SU TIEMPO LAMENTÁNDOSE
Estimado amigo-a, las cosas son como
son y usted es lo que es. No pudo haber actuado de otra manera porque
usted no es otra persona sino usted. Tampoco las cosas pudieron ser así o asá,
porque usted es lo que es y NO esa persona que pudo hacer la
diferencia entre lo que es y lo que pudo ser.
“Si yo hubiera
hecho esto, si hubiera hecho aquello”.
Pero usted NO es quien pudo
haber hecho esto o aquello; usted es
quien es e hizo lo único que podía hacer, bueno o malo. Por lo tanto, es un inútil desperdicio de
tiempo estar lamentando lo que pudo ser y lo que usted pudo haber hecho de otra
manera. El prisma de la edad y la
reflexión nos llevan a cometer la simpleza de creer que todo pudo ser diferente
si nuestra conducta hubiera sido distinta.
Pero eso es imposible, porque cada uno ES LO QUE ES. No pude haber
sido bueno, comprensivo y tolerante si NO
LO SOY, pues en la vida nadie empieza malo y termina siendo bueno. Lo único es que los años nos dan una nueva perspectiva
de los hechos y la capacidad de discernir mejor entre lo justo y lo errado,
pero eso no significa que si volviéramos a tener las mismas oportunidades,
actuaríamos de manera diferente de lo que SOMOS.
Lamentarnos de lo incorrecto que
hicimos a nada conduce, sobre todo si ya somos viejos. Pero más importante todavía, porque los
hechos JAMÁS se repiten en identidad
de condiciones, y los sentimientos y la manera de amar, sentir o pensar es
diferente en cada etapa de la vida. Esa
actitud no es más que un juego de la mente mediante el cual pretendemos
justificarnos y fingir que estamos “arrepentidos”, lo que se deriva y nos regresa
al concepto religioso del perdón de los
pecados. Creemos que si hacemos esa gimnasia
mística, estaremos enmendando algo de nuestra torcida conducta pasada; pero eso
solo es una pérdida de tiempo y emociones.
Lo que pasó, pasó, y así está escrito en el libro de la Vida y NADA podemos hacer para cambiarlo ni borrar los arañazos que en él hicimos. Puede hacerlo si le da la gana, pero de nada
sirve. No se puede rebobinar la película de la vida.
Si usted es “malo” no tiene
alternativa; no va a cambiar ni a convertirse en “bueno” de la noche a la
mañana por más que se arrepienta. Estar
renegando de lo que hizo, es una tortura inútil que de nada lo va a librar. Ese es su infierno y tiene que vivirlo mil
veces si mil veces se empeña en estar rememorando aquello que ya pasó. Lo más que puede hacer es reconocerlo y ser
consciente de LO QUE ES. Y eso le proporciona la capacidad de elegir
su comportamiento futuro a sabiendas. Tampoco va a cambiar la opinión que de usted
tiene la gente, si eso le preocupa. Ni su familia lo hará. Los demás siempre pensarán que cualquier
cosa que haga, no es más que una estrategia para engañarlos mientras vuelve a
las andadas o tiene una buena oportunidad o le pasa el susto. Y esa
es la verdad. Tratar de engañar a
los demás no es bueno; sin embargo, es aceptable. Pero lo que es INADMISIBLE es intentar engañarse a uno mismo pretendiendo ser lo
que no es. Y más tonto todavía, es
enojarse porque NO le crean que haya
cambiado. El populacho dice: “Perro que come huevos… aunque le quemen el
hocico”. Gran decir que justifica el
recelo de los demás (esposa-o, amantes, amigos, hijos, familiares y conocidos).
¿No lo creen?
Entonces, amigo-a mío-a, no sufra
por lo que está hecho ni, mucho menos “por
lo que pudo ser”, porque tratándose de usted, NO PUDO HABER SIDO de otra manera.
Esa es una de las formas de
masoquismo más improductivas que hay.
Siga siendo lo que es, de manera tranquila; no se engañe ni pretenda
engatusar a los demás acerca de su conducta fingida. Del
nuevo don Fulano. Somos lo que somos
y NO es posible cambiar; lo único
que está a nuestro alcance es reconocer que somos malos bichos y los resultados
del daño que podemos infligir con nuestras acciones desbocadas. Así que si nos importan las otras personas,
eso es lo único de lo que somos capaces: ponernos el bozal y refrenar nuestras
pasiones hasta donde nos sea posible, sin que eso implique sacrificios exagerados
que nos hagan sufrir. Tampoco se trata
de martirizarnos, pues los santos ya están completos. Y por más que nos pongamos el cilicio, no vamos a dejar de ser lo que somos.
No hay que llorar sobre la leche
derramada; solo reflexionar profundamente, pues es esto lo que despierta la
consciencia de lo que es correcto y lo que no.
Y el CONOCIMIENTO del Bien y
del Mal es lo único que nos pone en disposición de mejorar lentamente a través
de las edades y no de una simple y breve vida.
Pero a la vez, es lo que crea el problema ético, y con él, el Cielo y el
Infierno. Recordar y lamentarse del mal
cometido, es el Tártaro. No tener noción
de él, es la gloria. Nuestros recuerdos CONSCIENTES son lo que crean ambos
estados. Es por eso que se dice que cada
uno vive su propio paraíso o tormento según la naturaleza de sus pensamientos
(recuerdos). Si usted ya está viejo no
hay nada que hacer, ya vivió su vida a su manera y creó las condiciones bajo
las cuales vive y morirá. Y eso nadie lo puede alterar. Pero si es joven y “bueno” todavía, trate de
ser lo más CONSCIENTE posible de sus
actos y de las consecuencias que pueden acarrear a los demás. Recuerde que las personas NO son objetos que usted puede “usar” a
su antojo ni para su servicio. Hay un chip interno que SIEMPRE le dirá lo que es bueno o malo. Hágale caso y nunca tendrá que estar haciendo
ejercicios espirituales en ningún momento de su vida para sentirse bien con
usted mismo.
La clave es: evite, y no tendrá que lamentar.
Enseñe eso a los jóvenes que tenga bajo su custodia, si es que le ponen
atención; pues recuerde que cada uno trae su propio manual de conducta (karma)
que ha escrito durante muchas vidas, y por más que usted quiera librarlo de las
consecuencias de sus acciones, eso es una tarea IMPOSIBLE, pues somos lo que somos.
Un paquete completo y único, con cosas buenas y malas. Y nadie, salvo nosotros mismos, puede hacer
que las cosas cambien. Si no lo hizo a
tiempo, es que así debía ser, al menos para usted. Por lo tanto, no pierda su tiempo rumiando
cosas inútiles. Sea feliz con lo que
tiene a mano.
Fraternalmente, a propósito del
“misticismo” que nos ataca para la
época navideña.
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libro “EL ANÁLISIS”, de venta en la Universal, Aristos, Barrabás, Juricentro y casi
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