martes, 17 de mayo de 2011

598 Recobrar el Poder


598   LA CHISPA                        (12/marzo/09)
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
DEMOCRACIA SECUESTRADA: RECOBRAR EL PODER
            Es natural que la CAMAROCRACIA jamás va a renunciar de buena voluntad a los privilegios que disfruta.  Esta hará lo que sea necesario para mantenerse al comando, usufructuando de toda la riqueza que producen nuestros países.  Por lo tanto, la recuperación del Poder largamente enajenado del proletariado es una tarea doblemente compleja.  Primero, porque habrá que luchar duramente por él; y en segundo lugar, porque los pueblos NO SABEN QUÉ HACER CON ESTE.  Esa es una verdad que se ha puesto de manifiesto en cada una de las revoluciones que hemos hecho.  Aparte de Fidel Castro, parece que ninguno de nuestros líderes tenía la menor idea de lo que había que hacer en caso de llegar a la cima.  La costumbre de ser sirvientes y tener patrones durante tanto tiempo, ha creado una especie de sumisión y dependencia espiritual que no encuentra otra alternativa que no sea que los de siempre detenten el mando.  Nos pasa algo así como a los esclavos del sur de los Estados Unidos cuando fueron manumitidos: la mayoría no quería dejar su “segura” condición de esclavos bajo sus respectivos amitos.  La aventura de la libertad es intimidante.
            Sin embargo, la obtención del poder no es un objetivo en sí, ni la oportunidad para un brutal revanchismo como el que imperó en la época del terror en Francia o en la revolución bolchevique.   Esa es una meta muy mediocre, aunque tuvo su justificación, y bien podría ser necesaria cuantas veces se den las revoluciones.  Todo depende de la tozudez de las Oligarquías, que nunca han vacilado en llevar a cabo baños de sangre en sus propios pueblos con tal de preservar sus ventajas.  En estos casos es una medida necesaria para enseñarles las consecuencias de sus actos.  Y eso, contra toda buena intención, será necesario porque ellos nunca van a ceder pacíficamente.  Ahora bien, ¿qué es lo que se necesita para enfrentarnos a esa situación inevitable en un futuro más o menos lejano?  ORGANIZACIÓN.  Los sindicatos son los campos de experimentación para formar líderes.  Son los sitios en donde se puede estudiar la templanza y el carácter de los dirigentes, su probidad, valor y capacidad para guiar a las masas.  Allí se debe empezar a formar los cuadros de mando para un eventual gobierno; allí también se debe desarrollar entre los obreros las virtudes de solidaridad, honestidad, fidelidad a los ideales, resistencia, compromiso con la causa, valor, sentido del riesgo, discernimiento y capacidad para evaluar a sus líderes.  Además, la habilidad para no ser monigotes de nadie.
            Pero como los movimientos cívicos necesitan de hombres de todas las capas sociales, es preciso incorporar a los grupos universitarios (estudiantes y profesores) militantes.  Toda lucha necesita del intelecto de los más educados y mejor dotados intelectualmente.  En primera línea de estos deben estar los educadores de todos los niveles, gente con una larga y heroica carrera de luchas por los más altos valores de las sociedades a las cuales educan.  También entre los estudiantes se deben organizar los frentes necesarios y se debe crear y despertar entre ellos la consciencia de la enorme fuerza que tienen.   Los alumnos solos son capaces de tumbar a cualquier gobierno si se lo proponen y no ceden en sus peticiones.  El PODER de los estudiantes es temible, aunque ellos no lo saben.  Desde luego que deben ser organizados para que no presenten fisuras que los lleven al desaliento, el miedo o la sensación de desamparo y soledad, causas del fracaso de todas las protestas cívicas en la América Latina.  Toda movilización debe tener un objetivo que, de no cumplirse, debe considerarse un fiasco.  No se hace una manifestación solo para que nos vean y oigan, sino para OBTENER RESULTADOS.   Si no los hay, todo equivale a FRACASO, sin importar cuántos fueron al desfile o cuánta bulla hicieron (TLC). 
            Después de la organización por unidades sigue el proceso de COORDINACIÓN, la cual debe ser siempre de manera horizontal y no VERTICAL, porque cuando esta se da, sucede lo mismo que con los partidos políticos: sobran jefes en las alturas.  Individuos que se “pierden” de la fiscalización de la masa y, por lo tanto, son posibles entreguistas de los movimientos.  Gente que puede pactar en alto nivel y burlar la vigilancia del pueblo.   JAMÁS se debe poner las riendas de un movimiento cívico de cualquier naturaleza en manos de desconocidos, oportunistas, políticos o cualquier persona ajena a la entraña del proletariado.  Pero sobre todo, NUNCA se debe permitir la politización ni la polarización.  Ningún proyecto que tenga altas metas cívicas puede darse el lujo de tener ese talón de Aquiles.   Durante mis años de participación en actividades gremiales tuve la oportunidad de ver muchas acciones decepcionantes de falsos líderes que incurrieron en actos deshonestos o dudosos.  Es por eso que en el proceso de organización debe contemplarse la “PURGA” sin consideración alguna.  Si un líder es malo, se quita.  Punto.  No hay que esperar que termine su “período” porque puede causar daños irreversibles. 
            Para recobrar el Poder tenemos que estar organizados y tener planes para todo tipo de contingencias; deben considerarse todas las posibilidades y tener las previsiones para todo, pues debemos recordar que la Oligarquía de aquí NO es un ente individual que se puede derrotar impunemente.  Esta es un organismo mundial que reaccionará como un todo, y que no está dispuesta a permitir excepciones ni “malos ejemplos” de ninguna naturaleza.  Cualquier alteración al establishment constituye un peligro para la totalidad del cuerpo.  Es algo así como las monarquías de Europa ante la crisis de los reyes de Francia.  Allí no se trataba de consideraciones de tipo moral o humanitario sino de solidaridad de clases.  Y en eso estamos: en una lucha de clases que NO se resolverá pacíficamente, porque ellos nunca aflojarán el hueso.  La pelea será dura y prolongada pero, tarde o temprano, los pueblos latinos entenderán que es la única salida y tomarán las medidas necesarias para su supervivencia.  Es inevitable, como es la resistencia que opondrá la Oligarquía; por lo tanto, la confrontación también es inevitable.   Y para el ciudadano de barriada, el primer paso de la recuperación de la Democracia auténtica está en la formación del CABILDO, primigenio y auténtico nicho de la democracia en acción.  Ese debe ser el centro de información e identificación con los objetivos que se buscan.
            Fraternalmente
                                   Ricardo Izaguirre S.        E-mail:  rhizaguirre@gmail.com
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