miércoles, 18 de mayo de 2011

599 Cabildos y Juntas


599    LA CHISPA        (12/marzo/09)
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
DEMOCRACIA SECUESTRADA: CABILDOS Y JUNTAS ROGRESISTAS
            El Cabildo en tiempos pasados, y las Juntas Progresistas en épocas recientes, fueron los bastiones de una democracia auténtica que estaban fuera del alcance y control de los ricachones.  Por eso se convirtieron en objetivos a eliminar.  Y las comunidades lo permitieron pasivamente por falta de organización o indolencia cívica; o por desconocimiento de lo que tales instituciones significaban desde el punto de vista político.  Los Cabildos eran centros de poder ajenos a la manipulación política o de las clases oligárquicas.  Allí todos tenían derechos iguales y eran escuchados; cada comunidad podía expresar sus ideas, congojas, dificultades y problemas en general, ya fueran económicos, educativos, de salud, agrícolas o de vivienda.  Todo el mundo tenía derecho de hablar en igualdad de condiciones, y las decisiones que tomaban los Cabildos tenían peso y valor.  Y a los gobiernos no les quedaba más camino que atender sus peticiones.  Los Cabildos eran una brasa en las manos de las clases dominantes, y no los podían silenciar; pero peor aún, no los podían controlar ni dirigir.  Eran auténticos bastiones de una democracia real ya muerta en nuestro medio.
            Pero como las Oligarquías no duermen y están bien organizadas (lo contrario del pueblo), inventaron la alternativa de los PARTIDOS POLÍTICOS para ejercer el control de las masas.   Los partidos políticos, TODOS, son instrumentos de dominación capitalista.  No importa la fachada que presenten; no cuenta el signo o la ideología que digan representar.  Derecha, izquierda, centro, arriba o abajo; cristianos, socialistas, puristas o revolucionarios.  TODOS SON LO MISMO, tienen la misma organización y responden a los mismos intereses.  Los partidos como herramientas de control sobre los pueblos, son la obra maestra de las Oligarquías.   Y la clave de su éxito reside en la apariencia que tienen como instituciones representativas de “la voluntad popular”.  De ahí salen, por supuesta libre escogencia (¿?), los líderes (monigotes) que habrán de controlar los destinos de la nación.   Todos dan la impresión de que son democráticos y que cualquier miembro de ellos puede aspirar a todo puesto de elección popular: desde munícipe hasta Presidente de la República.   En eso consiste su genialidad, pues el ciudadano medio NO COMPRENDE cuál es la estructura real de estos mecanismos de Poder al servicio exclusivo de las Oligarquías. 
            Mientras que la democracia es un fenómeno horizontal, los partidos son estructuras VERTICALES cuyos mandos verdaderos se encuentran en las alturas, en una zona invisible para los militantes; ahí se trama y decide la suerte de los pueblos.  Su magia consiste en hacerles creer a los electores que ellos mandan y deciden.  Además, que tienen posibilidades irrestrictas para ascender en la escalera del Poder.  Y el arma más demoledora y definitiva que han inventado los partidos consta de dos secciones: 1) la de las promesas, 2) la de las migajas.  La primera adormece a los pueblos, los confunde y los hace creer y guardar falsas esperanzas de las que, al inicio de la administración, despiertan brutalmente.  Y la segunda fase es la que les garantiza infinidad de serviles dispuestos a todo por “el partido”.  Son las legiones de “activistas” cuya fidelidad al partido se mide por lo que puedan “sacar”: puestos para los familiares, becas para ellos o los hijos, aumentos de salario, pensiones prematuras, regalías, consulados, aduanas, negocios, patentes, matrículas para taxis, concesiones diversas.  Estos son los más “leales y seguros” servidores de los partidos.  Son gente emparentada biológicamente con las loras, pues su habilidad como “trapadores” los sitúa en esa categoría zoológica.
            Mientras el CABILDO es una institución horizontal y popular que nace de abajo, de la raíz misma del pueblo, el partido es una organización de tipo VERTICAL, llena de apariencias engañosas (populismo, democracia participativa, libertad de opinión, igualdad de oportunidades etc.) en la cual siempre existe un “hasta aquí” para las aspiraciones de los pelagatos que no pueden aportar enormes sumas para aspirar a una diputación, y que ilusamente creen que basta con ser fiel, servicial y capaz, para obtener una nominación o  nombramiento.   Además, la “ideología” de los partidos solo apunta en una dirección que no admite la menor desviación.  Es por eso que infinidad de personas inteligentes y honestas suelen sentirse decepcionadas de estos después de años de militancia.  Todos los partidos tienen programas doctrinarios, estatutos y una serie de controles que impiden toda variación que se aparte de los supremos intereses de “los de arriba”, los verdaderos dueños, amos y directores de estos.
            Desde hace muchos años, en los partidos NO HAY CABIDA para los idealistas ni los hombres honrados; solo para los oportunistas y sinvergüenzas.  Desde luego que hay que establecer la diferencia entre “miembro activo del partido” y la masa de simpatizantes que solo conoce la propaganda de este, o que lo son por tradición familiar.  Los partidos políticos constituyen la treta mediante la cual la Oligarquía ha USURPADO por tanto tiempo el PODER Y LA SOBERANÍA que solo deberían estar en manos del pueblo.
            Cuando el pueblo DECIDA tomar las riendas del Poder, deberá organizarse a partir de los Cabildos, y después de mucho análisis de los ciudadanos, escogerá, por voluntad propia, a aquellos que se harán cargo del Gobierno.  Cuando sea el Cabildo el que proponga las leyes de la República, DEBERÁ incluir en ellas como norma general, la DESTITUCIÓN DE LOS FUNCIONARIOS cuando estos sean ineptos y no cumplan con su deber constitucional.  También se deberá contemplar la PRISIÓN por delitos cometidos al amparo de sus posiciones oficiales.   Vean que la toma del Poder es de lo más fácil.  Sin costosa propaganda, sin fanfarria ni aburridoras y maratónicas  campañas de mentiras e idioteces.  El pueblo es dueño de la SOBERANÍA y su poder está por encima de leyes, gobiernos, asambleas legislativas o poderes judiciales.  El pueblo solo tiene que reunirse en los CABILDOS y tomar las decisiones que se le antoje, pues para eso es SOBERANO.   Pero esta solución, de tan simple, le resulta invisible, pues los partidos lo han alienado.  Ese es el problema sobre el cual debemos focalizar nuestra atención.  Es la única salida, pues la Oligarquía JAMÁS cederá ni renunciará a la expoliación a que está acostumbrada por siglos. 
            Cabildescamente
                                         Ricardo Izaguirre S.     E-mail:  rhizaguirre@gmail.com
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