sábado, 21 de mayo de 2011

602 El orden constitucional


602   LA CHISPA           (14 marzo 2009)
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
DEMOCRACIA SECUESTRADA: EL ORDEN CONSTITUCIONAL
         Aunque en la “Chispa” anterior hice una rápida mención sobre este tema, considero que merece un mayor análisis para que quede bien claro en la mente de todos.  Lo primero: tengan presente que en las actividades políticas nada es permanente ni sagrado; todo producto del talento humano es perecedero, modificable, mejorable, perfectible pero no definitivo ni tiene el “status” de intocable o sacro.   Todos los acuerdos sociales no son más que instrumentos para hacer más cómoda y viable la convivencia, pero JAMÁS pueden ni deben tener la categoría de dogmas inamovibles que se sustenten en la voluntad de unos pocos para IMPONER cosas indeseables a los demás.  Si implican esa intención, explícita o velada, NO DEBEN SER ACATADOS POR NADIE.  Esa norma de Justicia Universal es aplicable a las disposiciones, reglamentos, códigos, legislaciones y, sobre todo, a ese ente intimidatorio que conocemos como “ORDEN CONSTITUCIONAL”.  Es cierto que toda sociedad necesita una legislación adecuada para facilitar su funcionamiento, pero tales leyes deben derivarse de un consenso general de TODOS  los ciudadanos, y deben estar animadas por un principio de justicia general que contemple los intereses de todos.  Cada ley cuya necesidad sea evidente, debe dimanar del pueblo y ser discutida en los Cabildos.  La promulgación de leyes es un atributo inalienable del Pueblo y  no puede ni debe transmitirse esa potestad a NADIE bajo ninguna circunstancia.  La autoridad para legislar es una facultad  irrenunciable del ciudadano.   No importan los tecnicismos que se invoquen, solo el pueblo DEBE hacerlo.  Tal delegación en los diputados es una contradicción del principio de la autarquía que dice: “La Soberanía reside exclusivamente en la Nación”.  (Art. 2 de la Constitución)
            Ese poder en manos de una camarilla de diputados, que no tienen obligación moral alguna con la ciudadanía, resulta una aberración inadmisible, pero es la panacea para las oligarquías.  Así, estas no corren el riesgo de que sus proyectos ventajistas se vean desenmascarados en los Cabildos y que sean rechazadas por estos.   En cambio, con las “Asambleas Legislativas” su aprobación es segura, ya que estas están compuestas por miembros de la clase adinerada o de sus adláteres asalariados.   O por pelagatos comprables.  Un resultado de ese engendro político fue la aprobación del TLC y sus agregados, la “ley de Inquilinato” y otras medidas criminales. Y aunque el país rechazó en las calles ese atropello, un grupito reducido pudo imponer la voluntad de la Oligarquía a TODA UNA NACIÓN.  Esa es la razón fundamental por la que la competencia para LEGISLAR solo debe estar en manos del pueblo.  Ese Poder irrestricto bajo el control de unos pocos, es la violación más grande que hay a la democracia verdadera.   Mediante las “asambleas legislativas” sumisas, compradas o formadas por la clase aristocrática, las OLIGARQUÍAS se aseguran de que solo se aprueben leyes en su beneficio.  Solo “reformas” favorables a sus intereses; solo “cambios” que lleven mayores riquezas a sus cuentas bancarias.  Y todo eso se hace en las alturas, a espaldas de la ciudadanía. 
¿Se han preguntado ustedes por qué nunca se hace una reforma tributaria en donde los ricos tengan que pagar proporcionalmente a sus ingresos?  Si tal ley dependiera de los CABILDOS, hace tiempo que en estos países la clase adinerada estuviera pagando lo que debe.  Sin embargo, eso no se dará JAMÁS mientras ellos ejerzan el control mediante “EL ORDEN CONSTITUCIONAL”, diseñado por ellos para su exclusivo beneficio.  Hace muchos años alguien se robó una copia de la declaración de impuestos de un famoso millonario local (pagaba como doscientos colones por año) y se la entregó a un diputado que la divulgó en la Asamblea.  ¿Y se acuerdan qué pasó?  Que el Presidente (que era del mismo partido que el diputado), salió a la prensa a defender la “privacidad” de tales declaraciones, a pesar de que el indiciado era del bando contrario.   Moraleja: “se tapan con la misma cobija”.   Así que para garantizar que nada se les desacomode, a través de las “Asambleas Legislativas” han venido fabricando un aparato político triturador y amenazante que mantiene a los pueblos asustados, callados y sin saber qué hacer: “EL ORDEN CONSTITUCIONAL”.   Este se asegura de que los asuntos marchen por los carriles que les conviene a las Oligarquías, nada más.  Y si la masa se desvía tantito, se le aplica “el Orden Constitucional”,  sin importar que lo que esta reclame sea justo.  Se hace obedecer el “Orden Constitucional” a puro garrote, gases, chorros de agua, balas de hule o de plomo o lo que sea; pero el “Orden Constitucional” se acata, así tengan que taquear las cárceles con miles de ciudadanos.
Cuando las comunidades o individuos se lanzan a las calles violentamente, NO es porque sean irresponsables o quieran alterar el “orden constitucional”, sino porque les han cerrado TODOS los caminos hacia la Justicia.  Cuando los obreros o agricultores bloquean una carretera NO lo hacen por diversión, sino como el último recurso para ser escuchados por gobiernos sordos que solo oyen y discuten los asuntos económicos que les importan a las Oligarquías.   Pero si “respetan el orden constitucional” entonces sí son tolerados; como cuando hacen esos inocentes y pintorescos desfiles con cartelitos y música ranchera.
El “Orden Constitucional” es el garrote de las “democracias latinas”.  Es el arma del juicio final con la que doblegan la voluntad popular.   En esas legislaciones se limitan y anulan todos los principios de la verdadera democracia, en especial, aquellos que consignan el derecho a ser escuchados y prontamente atendidos en sus reclamos.   Cuando los gobiernos invocan el orden constitucional para enfrentar algún reclamo justo de la gente, es lo mismo que hacían las satrapías al declarar el “estado de sitio”; o modernamente, “alerta por terrorismo”, lo cual permite a los gobiernos hacer lo que les da la gana en contra de los derechos y garantías individuales.  El “Orden Constitucional” NO es un instrumento democrático, sino la forma sofisticada con la que las democracias formales han sustituido los mecanismos de represión de las tiranías.  Es un método moderno para ignorar y desacreditar las justas peticiones de las personas.  Es el escudo detrás del cual se parapetan las oligarquías latinoamericanas.  Las figuras jurídicas de “injuria”, “calumnia” y “sedición” son disuasivos temibles para que la gente se quede en silencio.   NO se le puede decir ladrón al ladrón sin riesgo de ir a la cárcel.  Y si usted denuncia, lo acusan de sedicioso.   Son las mordazas del “orden constitucional”.
Fraternalmente
                                   Ricardo Izaguirre S.       E-mail:  rhizaguirre@gmail.com





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