lunes, 3 de enero de 2011

874 Los rieles del desarrollo

874    “LA CHISPA        (24 diciembre 2010)
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
LOS RIELES DEL DESARROLLO
            En la “Chispa” 868 nos referimos a la infraestructura en general, pero en esta, solo nos ocuparemos de los ferrocarriles.  Ya hemos señalado que todo el mundo de vanguardia está buscando alternativas viales al desarrollo una vez que haya desaparecido el petróleo.  O cuando sea acaparado solo por Estados Unidos y China.  Europa cuenta con el petróleo de Rusia, pero esa dependencia puede llegar a ser muy peligrosa para su libertad y alta forma de vida.  Por eso se están preparando en todo sentido: nuevas formas de energía, transporte y producción.  Y es obvio que el transporte aéreo, con el mismo combustible, se hará prohibitivo a las poblaciones en general.  Los europeos lo saben muy bien, y dado que su continente es pequeño y plano, la alternativa inevitable es el transporte terrestre.  Todo les queda a tiro de escopeta.  Ir de Madrid a Moscú es un paseo divertido, barato y educativo.  Incluso ir a la lejana China será bastante rápido.  Además, está la posibilidad de que en el ínterin, se descubra algo que nos permita irnos por Internet a cualquier parte del mundo (ciencia-ficción).  Pero mientras eso no se dé y dependamos del petróleo, tenemos que ir buscando formas de energía realista, prácticas, económicas, eternas y bajo nuestro control.  Los precios del petróleo son un lastre para todas las economías de los países que no lo tienen.   Además, produce subordinación.
            La energía de origen hidroeléctrico suele ser la más barata, familiar y de duración tan larga como el ambiente mismo.  Solo puede ser alterada por las variaciones en el ciclo hidrológico, el cual depende del cuidado que tengamos con nuestro medio.  Algo por demás sencillo.  En Costa Rica, como en casi todos los países de la América Latina, contamos con ese recurso que, si lo utilizamos de manera racional, puede considerarse como inagotable.  Hay otras fuentes como la energía nuclear, eólica y térmica, pero estas demandan inversiones enormes tanto en dinero como en tecnología que no está a nuestro alcance.  Además, mucha dependencia de los países industrializados.  La energía hidroeléctrica es la más conocida y sobre la cual tenemos una larga experiencia.  Así, pues, se puede decir que gracias a las abundantes precipitaciones, en este país tenemos la capacidad para generar enormes cantidades de electricidad de origen hídrico.  Solo basta con ver las cuencas hidrográficas hacia cada uno de los mares para darnos cuenta de las gigantescas posibilidades que tenemos para la electrificación total. 
            Electricidad para usos domésticos, industriales, comerciales y de transporte colectivo de personas y carga.  Fíjense que lo que se necesita de vías férreas para articular la columna vertebral del transporte de carga y pasajeros es relativamente poco.  Al inicio deberán unirse el Caribe con el Pacífico en una línea recta entre Limón y Puntarenas, pasando por Alajuela; y de allí, dos ramales hacia San José y Cartago, y otro hasta la zona norte: los Chiles, San Carlos e incluso la frontera.  Luego vendría la línea entre las fronteras de Panamá y Nicaragua.  De Sixaola a la Barra.  De Peñas Blancas a Paso Canoas pasando por Quepos y Golfito, Liberia etc.  Con proyecciones a todas las zonas agrícolas, turísticas e industriales.  Esa sería la Hache de Acero.  Posteriormente podrían unirse las puntas de las rutas fronterizas y se completaría el Círculo de Acero.  Vía férrea a lo largo de ambos mares y fronteras.  Y sobre el papel, esa ferrocarrilización no llegaría ni a los dos mil quinientos kilómetros.  Y al pasar el tiempo, se podrían construir cuantas vías fueran necesarios según el crecimiento de cada zona; es más, se podrían hacer estos ramales para desarrollar determinadas regiones a las que hoy es imposible o muy difícil llegar.  Cientos de pueblos, ciudades y regiones productivas unidas por un sistema de transporte “GRATUITO” en el largo plazo.  Con energía limpia e inagotable que nos daría la casi total independencia del petróleo; de la sangría de la factura petrolera. 
            Desde luego que habría el agregado necesario de las carreteras, pero su papel no sería el principal sino el complemento de la red ferroviaria.  Y como ya se dijo, deben ser ferrocarriles de PRIMERA CALIDAD, construidos para que duren siglos.  Como dice mi amiga española Dolores: “Los pueblos pobres no podemos darnos el lujo de construir carajadas mal hechas”.   Si nuestros profesionales NO TIENEN LA CAPACIDAD para hacerlos, pues debemos contratar empresas extranjeras (sin chorizos) que los vengan a hacer.  Que sepamos que esas vías no se cortarán, caerán o se verán interrumpidas por uno de los tantos miles de temporales y aguaceros que tenemos en la época lluviosa.  No deben ser vulnerables a los derrumbes o los “lavados” de las aguas.  Obras de calidad, como las que se hacen en Europa, USA, China y Japón.  Deben ser vías “INDESTRUCTIBLES” que nos garanticen que la economía no se derrumbará con los primeros aguaceros de mayo.  Obras que serían el legado más precioso que podemos dejarles a los que vendrán, seguros de que el país se seguirá moviendo mientras los dioses nos quieran y sean magnánimos con las lluvias con las que bendicen a este pueblo.  Es hora de que pongamos los ojos en el futuro de una manera verdaderamente nacionalista.  Sin privilegiar los intereses temporales de grupos que, quiéranlo o no, tendrán que desaparecer tarde o temprano.  El monopolio del transporte de carga y pasajeros está destinado al fracaso en el largo tiempo.  Es el imperativo que nos impondrá el costo de “la cosa negra”.  Entonces ¿Por qué tenemos que esperar hasta que lleguemos al borde del abismo?
            Los pueblos previsores son los que sobreviven en las mejores condiciones a pesar de las adversidades del destino.  Y aunque es cierto que la vida es hoy, eso no implica que debamos ser indolentes ante una tragedia futura que ya está bien avisada.  El petróleo se agotará tarde o temprano; pero antes de que eso suceda, será acaparado por los grandes, a los que les importamos un tacaco.  Estados Unidos consume diariamente cerca de 30 millones de barriles; por ahí o más anda la China.  También la rica Europa.  La India ya se sumó a ese selecto grupo de los grandes depredadores; en poco tiempo lo hará Brasil.  Y entre todos estos, se harán dueños de todo ese combustible, eso es inevitable.  Ese es el porvenir y, por lo tanto, no debemos esperar que esa situación nos sorprenda y nos hunda en la tragedia.  Construyamos nuestro futuro con los FERROCARRILES.  No hay otro camino mejor que el de hierro.  Tenemos recursos hídricos en cantidades de mayoreo.
            Ferrocarrileramente
                                             Ricardo Izaguirre S.       E-mail: rhizaguirre@gmail.com
Blogs:      La Chispa       http://lachispa2010.blogspot.com/    con link a       Librería en Red








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