972 “LA CHISPA” (26 mayo 2012) DOMINICAL
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
SOMOS
AMERIÑOLES (No españoles)
Que quede muy claro que somos americanos a los que se nos entrenó (domesticó) para escribir en español, pero nosotros hablamos en Ameriñol, la variante americana de ese idioma europeo. Y si hablamos en Ameriñol, DEBEMOS ESCRIBIR en Ameriñol. Lo otro, es un absurdo: hablar en Ameriñol y escribir en Español. Por 500 años se nos ha impuesto ese fraude, y nos hemos convertido en perros guardianes de la llamada “pureza del idioma”, como si eso nos importara un bledo. TENEMOS EL DERECHO DE ESCRIBIR NUESTRO IDIOMA (el Ameriñol) de la forma como lo hablamos. Eso no admite discusión.
¿Les ha tocado a alguno de ustedes escribir la
frase de la historia de USA: “La guerra de secesión”? ¿Y están seguros de cómo se hace? Yo nunca he podido y siempre tengo dudas al
hacerlo. Como en todo el idioma, nunca
estoy seguro de nada; siempre tengo MIEDO al escribir, el mismo pánico que
sentía hace más de sesenta años cuando la maestra-o me hacía los famosos y
terribles dictados. ¿Será seseción,
cecesión, sececión, cececión o sesezión?
Y así con miles de palabras.
Escribir en español es un martirio, incluso para los grandes
escritores. Siempre tienen que tener
Diccionarios a la mano: el DRAE, de Sinónimos, Etimológico, etc. Entre nosotros, escribir es una TORTURA; y
escribir como oficio, una infame labor masoquista. ¿Y todo por qué? Porque se nos ha convencido (cosa que nunca
hemos analizado) de que TENEMOS LA OBLIGACIÓN de escribir “correctamente”
nuestra lengua, de acuerdo con las reglas ortográficas de España. Y los más feroces custodios de esta
aberración, son los maestros de español y la escuela en general, que viven
ponderando las virtudes del “dominio de la lengua de Cervantes”. Conocer la gramática y las reglas
ortográficas es la gran maravilla. Y
así, sin pensarlo, seguimos siendo vasallos de un colonialismo cultural que
hace siglos debimos mandar a la porra.
¿Por qué debemos ser defensores de la pureza de la lengua
castellana? ¿Acaso somos españoles? Esa es tarea de ellos, no nuestra.
Los ameriñoles TENEMOS LA OBLIGACIÓN de escribir
como hablamos: en AMERIÑOL. Y escribir en Ameriñol, de acuerdo con los sonidos
que emitimos, es de lo más fácil. Solo
tenemos que dejarnos llevar por el oído: “SE-SE-SION”. No hay problema. Porque la C no tiene para nosotros ese sonido
que le dan los españoles cuando ponen la punta de la lengua detrás de los
dientes superiores. Para ellos es fácil
escribir CeCilia, pero para nosotros que pronunciamos SeSilia, es un enigma que
nos obliga a “aprender de memoria” la palabra Cecilia, y todas las demás de ese
tipo. Y si pronunciamos SESILIA, por qué
diablos tenemos que escribir CeCilia? Es
un disparate, una arbitrariedad a la que nos hemos sumado en forma entusiasta. En primera línea, los maestros y profesores
de Español; y después, la inmensa masa de “intelectuales” con la pretensión de ser
“buenos escritores”, lo que supone un dominio aceptable o bueno de las reglas
gramaticales y ortográficas. Idioteces
que solo sirven para pavonearse y presumir ante aquellos que “hablan mal y
escriben peor”.
Ni siquiera tienen que leer mi libro “El Ameriñol”. Para escribir perfectamente nuestro idioma,
el Ameriñol, solo tienen que acordarse de unas cuantas reglas que caben en una
página, como lo demostraremos a continuación:
Se eliminan del Ameriñol siete letras innecesarias:
K-H-Ll-V-W-X-Z
Se le quita a la C las funciones de S que ha venido
usurpando en nuestro modo de pronunciar.
Su uso se limita a Ca-Co-Cu, Cla, Cru, etc. NUNCA antes de E o I. Ni Cielo
ni Cedazo. Solo Sielo y SedaSo.
En el grupo J-G, se elimina la función de la G
antes de E o I. No escribiremos Gitano
ni General. La G solo se utilizara en
Ga-Go-Gu. Jitano, jeneral.
La Y asume todas las funciones de la eliminada Ll. Yegamos, yamamos.
No es preciso escribir M antes de B o P. Inposible-Inbento-inbesil-enbargo.
Se considera innecesario el uso de la tilde. No se tildará ninguna palabra.
Se admite toda forma de comunicación popular como algo aceptable. Si el pueblo dice: “habemos” está bien. Si la gente dice: “hubieron muchos heridos”,
está bien. Lo mismo para “habían” varias personas y otras formas populares que
la prosodia y ortografía han estigmatizado.
Si el pueblo lo usa como término de comunicación, es válido para el
Ameriñol.
No se considera ninguna palabra extranjera como
barbarismo. Todo lo que sirva y exprese
con claridad cualquier idea, tiene carta de nacionalidad en el Ameriñol, como:
brassier, chef, negligé, sangrón, igualada y la infinidad de términos que
provienen de la ciencia, la cibernética y otras a las que la Academia NO
ACEPTA, porque se jode “la pureza” del idioma español. Con solo eso que hemos puesto aquí, será
suficiente para que todo el mundo escriba bien, de acuerdo con nuestra forma de
hablar. Para aquellos que deseen saber
la justificación de estas y otras decisiones de “El Ameriñol”, pueden
encontrarlas en el libro. ¿Se imaginan
ustedes que una palabra como BRASSIER o brasier, no se encuentra en el DRAE
porque este tiene unas alternativas difusas como SOSTÉN o TALLADOR? Sostén es cualquier cosa que “sostiene”, lo
que sea; tallador es lo que o el que talla.
Pero BRASSIER ES INCONFUNDIBLE.
Sin embargo, la Academia NO LO ACEPTA.
Y hasta hace muy poco, se negaba obcecadamente a admitir la palabra
CHEF, cuyo significado es universal. ¿Y
qué me dicen de la dulce, provocativa y sensual NEGLIGÉ para cuya sustitución la Academia nos propone dos nombres
absolutamente vulgares y faltos del encanto de aquella: BATA y CAMISÓN DE
DORMIR. ¿Qué les pasa a esos tipos? ¿Pueden imaginarse semejante dislate? ¿Cómo se atreven a comparar o igualar a la
chic “negligé” con el burdo camisón de dormir?
¿Están locos? Eso sería como el
intento de sustituir “la crême de la crême” por “la
tapa del perol”.
Nosotros somos americanos y NO tenemos que cargar
con las fobias hispanas en cuanto al idioma; que ellos odien los galicismos
porque envidian a los franceses, es su problema. Pero para nosotros: “Vive la France con
negligé”. A los Ameriñoles, como a los
gringos, nos debe valer madre el origen de las palabras; no nos importa que
sean chinas, marcianas, rusas o toltecas; si sirven al objetivo único de la
lengua, bienvenidas sean. No tenemos por
qué ser puristas y seguir siendo lo que hemos sido por espacio de cinco siglos:
cancerberos oficiosos de algo que NO NOS INCUMBRE. Tenemos que sacudirnos el último lazo
colonial que, como a los negros manumitidos de Norteamérica, nos mantiene
pendientes de lo que decidan en cuestiones lingüísticas, los amitos blancos del
otro lado del Atlántico. Es cierto que
no podemos sustituir el idioma español, pero NO TENEMOS por qué seguir torturándonos
con reglas válidas para los iberos y su fonética, pero NO para nosotros.
Ameriñolescamente: Ricardo Izaguirre S.
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