968 “LA CHISPA”
(17 mayo 2012)
Lema:
“En la indolencia cívica del ciudadano,
se fundamentan los abusos del Poder”
EL
PODER DE “NOMBRAMIENTO”
Esta
facultad en manos de los políticos, los ubica tan solo a dos milímetros por
debajo de Dios… o en igualdad de condiciones. El “Poder de Nombramiento”, es el arma del juicio final, y les da a los
que lo poseen, dominio absoluto sobre la voluntad y consciencia de aquellos que
han sido nombrados mediante este vergonzoso procedimiento, que reduce el servicio
público a una rebatiña que siempre termina en manos de ineptos. Y esa es la gran tragedia de nuestros
pueblos: políticos inútiles y torpes que, además, tienen la facultad de nombrar
a otros inútiles lambiscones incapaces de hacerles el menor señalamiento u
objeción en cuanto a las DEFICIENCIAS
de su labor; es decir, alcahuetes. En
todo el mundo conocido, donde hay preocupación por la EFICIENCIA del Gobierno, se ha creado un organismo denominado SERVICIO CIVIL, cuya finalidad es la
modernización de la Administración
Pública, al dotar a esta del personal idóneo para el mejor aprovechamiento
de los recursos de un país. Esto
significa, en teoría, que esta
oficina gubernamental tiene la potestad de nombrar a los más capaces servidores. La modernización y eficiencia del Estado
implica la profesionalización de todos sus componentes. Así, el que pretende convertirse en burócrata,
sabe que tiene la certeza de que sus méritos profesionales serán la base para
su nombramiento. Que puede invertir cinco años de estudio en una carrera porque
tiene la seguridad de que será nombrado por sus méritos profesionales y no por
“palancas”, que es la modalidad en nuestros medios, en donde cualquier idiota
es nombrado EMBAJADOR o diplomático sin que sepa un carajo de diplomacia. El ideal es que el funcionario sepa que no
depende del capricho o de las simpatías personales sino de su capacidad y formación,
lo cual es un gran estímulo para continuar estudiando y perfeccionándose en la
carrera pública. Además, este trabajador
está dotado de inamovilidad (plaza en
propiedad) lo cual le da gran seguridad personal. Pero esta combinación (capacidad y seguridad) es un
peligro en la miasma de nuestra política. Un empleado bien preparado y que tenga su
plaza en propiedad, es alguien que puede mantener su verticalidad sin caer en
el servilismo; en síntesis, es un “peligro político”, porque no es un
agachado.
En nuestros medios
el Servicio Civil es uno de los tantos órganos (controles) que han sido
castrados “legalmente” para que solo sirvan de pantalla y hagan creer que el
personal del gobierno está integrado por gente capaz, “nombrada por el Servicio Civil”,
de acuerdo con sus méritos y experiencia profesional; pero eso no es cierto, no
totalmente. El Servicio Civil es una
criatura que nació muerta, pues dadas las limitaciones que tiene, solo es una
pantalla para darle ciertos visos de legalidad al sistema oficial de
nombramientos por dedo. Con la creación
del “poder de nombramiento” y el
concepto de “Puestos de Confianza”,
se liquidó el asunto; y el Servicio Civil pasó a ser solo un ente burocrático
que está ahí para justificar todas las arbitrariedades laborales que se
realizan en la función pública. Todos
los ministerios, todos los departamentos, todas las oficinas, están dirigidas
por “empleados de confianza”, lo que
significa: por compinches, miembros del partido, parientes y toda clase de reptiles dispuestos a tapar y disimular
los desafueros de las jefaturas de confianza. El Servicio
Civil NO NOMBRA A NADIE; solo
elabora ternas para que, según el
jefe de “confianza”, se nombre a esta persona por un “período de prueba” que,
casi siempre termina en el rechazo del aspirante. Y luego de esa maniobra, se vuelve a emplear,
como INTERINO, al
mismo mediocre que ocupaba el puesto antes de que este fuera incluido en el
Servicio Civil. Y así, este servil del
partido, sigue durante los cuatro años de la administración. De esa manera se burla el derecho de aquellos que se GANARON
el privilegio de ser incluidos en una terna.
La inmensa mayoría
de los funcionarios son incompetentes nombrados políticamente, y los únicos
atributos que se les pide es la capacidad de hacer genuflexiones y curvar la
espalda; además, la disposición a la deshonra y el sometimiento a la ley del silencio ante los desmanes
de sus jefes. Esa es la raíz del mal funcionamiento del
Estado. No es cuestión de reformas
constitucionales o creación de más burocracia, como la Sala Cuarta o Tribunales
de Ética. Se trata de honestidad e idoneidad, palabras que
causan escalofríos en los círculos políticos. A NADIE
EN EL GOBIERNO LE INTERESA LA CALIDAD DEL FUNCIONARIO ni los buenos
atributos que este pueda tener. Lo único
que se le exige es que su conducta sea lo más perruna posible. Tres son los requisitos reales para ingresar
al servicio del estado: estar emparentado biológicamente con las loras
(capacidad “trepadora”), con los perros (capacidad lambiscona) y con las
lagartijas (capacidad de reptar). Además
de pertenecer al partido en el poder y tener las conocidas “palancas”. Así, pues, que lo que menos interesa a los
jefes y jefecillos de los entes estatales, es que los nombramientos de
servidores sean realizados por una institución especializada que solo considere
los méritos profesionales y personales del aspirante a determinado puesto.
Pero
a los políticos, mediocres en su inmensa mayoría, no les interesa que sus
subalternos o encargados del control de la gestión pública, se encuentre en
manos de gente que piense y que sea capaz de cuestionar o exigir rectitud, decencia
y honestidad en las acciones del gobierno.
Un funcionario vertical y con capacidad para pensar, es un
“problema”. Las jefaturas lo que quieren
son lameculos dispuestos a plegarse a cualquier orden, sin considerar la
legalidad o la decencia de las acciones que les encomienden los jerarcas. Es por eso que prefieren tener INTERINOS. Y todos sabemos lo que eso significa; el
interino es una persona presa del miedo a quedarse sin trabajo de la noche a la
mañana; es alguien víctima de las veleidades de sus jefes y, para tenerlos de
su parte, tiene que ser capaz de arrastrarse como gusano siguiendo sin chistar,
las órdenes que le den. Los interinos
suelen ser serviles de lo peor (con alguna razón), pues su empleo depende del
capricho de sus jefes. Esta es una
situación miserable que condujo a la creación del Servicio Civil, una institución que garantizaría no solo la idoneidad del personal, sino la SEGURIDAD LABORAL de este (la “propiedad” del puesto). Pero un empleado COMPETENTE Y EN PROPIEDAD, resulta una “amenaza” para cualquier
jefe mediocre que pretenda tener vasallos que se plieguen a sus antojos y que,
además, le cubran sus chanchullos. Por
eso se crearon los llamados “PUESTOS DE
CONFIANZA”; para contrarrestar la rectitud del Servicio Civil. De esa manera, cualquier inepto rufián, con
solo ser miembro del partido en el Poder, puede gozar de puestos elevados y
complejos de cuyo funcionamiento y responsabilidades NADA SABE.
En
teoría, la corrección de esos males institucionales fue lo que dio origen a la
creación del Servicio Civil de Costa Rica en mayo de 1953. Pero recuerden que los “NOMBRAMIENTOS” siempre han sido un arma política de primer
orden. Ella posibilita el nepotismo y
poner a los amigotes en los puestos clave del régimen, sin importar que sepan un carajo de la materia de la cual están a cargo
(para eso están los “asesores”). Así que
desde el mismo inicio de esta institución topó con la reticencia de los que
tienen la sartén por las orejas, que veían en este órgano, una limitación a su
poder de “nombramiento”. Así que la ley del Servicio Civil fue
diseñada de manera tan cuidadosa que, de ningún modo, cercenara “el poder de nombramiento” de los
políticos, sin importar que esto incidiera en la pobre calidad de los
servidores públicos. Recuerden que desde
1945 el Lic. Oscar Barahona Streber escribió un proyecto de ley que contemplaba
la creación del Servicio Civil con una gran finalidad:
El objetivo primordial de esta Ley y de sus Reglamentos es
establecer una Administración
Pública técnica, eficiente, depurada y económica
regulando los derechos y obligaciones, con ocasión del trabajo, de todos los
trabajadores que estén directamente al servicio del Poder Ejecutivo o de las
Municipalidades, o de entidades u organismos dependientes de o estrechamente
relacionados con aquél o con éstas".
Ese ha sido siempre el principal objetivo del
servicio civil: liberar a la función pública de la influencia politiquera;
además, lograr la eficiencia y capacidad de servicio que el ciudadano demanda
del gobierno. Pero todo eso ha sido
hábilmente bloqueado en la Ley del
Servicio Civil, la cual se encuentra llena de una hojarasca que no permite
ver con claridad el trasfondo de la ley.
Son esos portillos los que han dado al traste con el objetivo primordial
de este órgano, pues el verdadero “poder
de nombramiento” continúa en manos de los políticos, y la Administración
Pública sigue siendo una fiesta de influencias y palancas al servicio de esa
clase parasitaria. Los mastines de esa jauría, JAMÁS soltarán el hueso. Darle plenos poderes al SERVICIO CIVIL para
que cumpla sus funciones primigenias, SÍ
sería una verdadera Reforma Estatal.
Serviciocivilescamente (¿Cómo
funciona esto en sus países?)
Blog
“Librería en Red” http://libreriaenred2010.blogspot.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario