martes, 22 de mayo de 2012

968 El "Poder de Nombramiento"


968    “LA CHISPA              (17 mayo 2012)
Lema: “En la indolencia  cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
EL PODER DE “NOMBRAMIENTO”
         Esta facultad en manos de los políticos, los ubica tan solo a dos milímetros por debajo de Dios… o en igualdad de condiciones. El “Poder de Nombramiento”, es el arma del juicio final, y les da a los que lo poseen, dominio absoluto sobre la voluntad y consciencia de aquellos que han sido nombrados mediante este vergonzoso procedimiento, que reduce el servicio público a una rebatiña que siempre termina en manos de ineptos.  Y esa es la gran tragedia de nuestros pueblos: políticos inútiles y torpes que, además, tienen la facultad de nombrar a otros inútiles lambiscones incapaces de hacerles el menor señalamiento u objeción en cuanto a las DEFICIENCIAS de su labor; es decir, alcahuetes.  En todo el mundo conocido, donde hay preocupación por la EFICIENCIA del Gobierno, se ha creado un organismo denominado SERVICIO CIVIL, cuya finalidad es la modernización de la Administración Pública, al dotar a esta del personal idóneo para el mejor aprovechamiento de los recursos de un país.  Esto significa, en teoría, que esta oficina gubernamental tiene la potestad de nombrar a los más capaces servidores.  La modernización y eficiencia del Estado implica la profesionalización de todos sus componentes.  Así, el que pretende convertirse en burócrata, sabe que tiene la certeza de que sus méritos profesionales serán la base para su nombramiento. Que puede invertir cinco años de estudio en una carrera porque tiene la seguridad de que será nombrado por sus méritos profesionales y no por “palancas”, que es la modalidad en nuestros medios, en donde cualquier idiota es nombrado EMBAJADOR o diplomático sin que sepa un carajo de diplomacia.  El ideal es que el funcionario sepa que no depende del capricho o de las simpatías personales sino de su capacidad y formación, lo cual es un gran estímulo para continuar estudiando y perfeccionándose en la carrera pública.  Además, este trabajador está dotado de inamovilidad (plaza en propiedad) lo cual le da gran seguridad personal.  Pero esta combinación (capacidad y seguridad)  es un peligro en la miasma de nuestra política.  Un empleado bien preparado y que tenga su plaza en propiedad, es alguien que puede mantener su verticalidad sin caer en el servilismo; en síntesis, es un “peligro político”, porque no es un agachado.  
En nuestros medios el Servicio Civil es uno de los tantos órganos (controles) que han sido castrados “legalmente” para que solo sirvan de pantalla y hagan creer que el personal del gobierno está integrado por gente capaz, “nombrada por el Servicio Civil”, de acuerdo con sus méritos y experiencia profesional; pero eso no es cierto, no totalmente.  El Servicio Civil es una criatura que nació muerta, pues dadas las limitaciones que tiene, solo es una pantalla para darle ciertos visos de legalidad al sistema oficial de nombramientos por dedo.  Con la creación del “poder de nombramiento” y el concepto de “Puestos de Confianza”, se liquidó el asunto; y el Servicio Civil pasó a ser solo un ente burocrático que está ahí para justificar todas las arbitrariedades laborales que se realizan en la función pública.  Todos los ministerios, todos los departamentos, todas las oficinas, están dirigidas por “empleados de confianza”, lo que significa: por compinches, miembros del partido, parientes y toda clase de reptiles dispuestos a tapar y disimular los desafueros de las jefaturas de confianza. El Servicio Civil NO NOMBRA A NADIE; solo elabora ternas para que, según el jefe de “confianza”, se nombre a esta persona por un “período de prueba” que, casi siempre termina en el rechazo del aspirante.  Y luego de esa maniobra, se vuelve a emplear, como INTERINO, al mismo mediocre que ocupaba el puesto antes de que este fuera incluido en el Servicio Civil.  Y así, este servil del partido, sigue durante los cuatro años de la administración.  De esa manera se burla el derecho de aquellos que se GANARON el privilegio de ser incluidos en una terna.
La inmensa mayoría de los funcionarios son incompetentes nombrados políticamente, y los únicos atributos que se les pide es la capacidad de hacer genuflexiones y curvar la espalda; además, la disposición a la deshonra y el sometimiento a la ley del silencio ante los desmanes de sus jefes.  Esa es la raíz del mal funcionamiento del Estado.  No es cuestión de reformas constitucionales o creación de más burocracia, como la Sala Cuarta o Tribunales de Ética.  Se trata de honestidad e idoneidad, palabras que causan escalofríos en los círculos políticos.  A NADIE EN EL GOBIERNO LE INTERESA LA CALIDAD DEL FUNCIONARIO ni los buenos atributos que este pueda tener.  Lo único que se le exige es que su conducta sea lo más perruna posible.  Tres son los requisitos reales para ingresar al servicio del estado: estar emparentado biológicamente con las loras (capacidad “trepadora”), con los perros (capacidad lambiscona) y con las lagartijas (capacidad de reptar).  Además de pertenecer al partido en el poder y tener las conocidas “palancas”.  Así, pues, que lo que menos interesa a los jefes y jefecillos de los entes estatales, es que los nombramientos de servidores sean realizados por una institución especializada que solo considere los méritos profesionales y personales del aspirante a determinado puesto. 
         Pero a los políticos, mediocres en su inmensa mayoría, no les interesa que sus subalternos o encargados del control de la gestión pública, se encuentre en manos de gente que piense y que sea capaz de cuestionar o exigir rectitud, decencia y honestidad en las acciones del gobierno.  Un funcionario vertical y con capacidad para pensar, es un “problema”.  Las jefaturas lo que quieren son lameculos dispuestos a plegarse a cualquier orden, sin considerar la legalidad o la decencia de las acciones que les encomienden los jerarcas.  Es por eso que prefieren tener INTERINOS.  Y todos sabemos lo que eso significa; el interino es una persona presa del miedo a quedarse sin trabajo de la noche a la mañana; es alguien víctima de las veleidades de sus jefes y, para tenerlos de su parte, tiene que ser capaz de arrastrarse como gusano siguiendo sin chistar, las órdenes que le den.  Los interinos suelen ser serviles de lo peor (con alguna razón), pues su empleo depende del capricho de sus jefes.  Esta es una situación miserable que condujo a la creación del Servicio Civil, una institución que garantizaa no solo la idoneidad del personal, sino la SEGURIDAD LABORAL de este (la “propiedad” del puesto).  Pero un empleado COMPETENTE Y EN PROPIEDAD, resulta una “amenaza” para cualquier jefe mediocre que pretenda tener vasallos que se plieguen a sus antojos y que, además, le cubran sus chanchullos.  Por eso se crearon los llamados “PUESTOS DE CONFIANZA”; para contrarrestar la rectitud del Servicio Civil.  De esa manera, cualquier inepto rufián, con solo ser miembro del partido en el Poder, puede gozar de puestos elevados y complejos de cuyo funcionamiento y responsabilidades NADA SABE. 
         En teoría, la corrección de esos males institucionales fue lo que dio origen a la creación del Servicio Civil de Costa Rica en mayo de 1953.  Pero recuerden que los “NOMBRAMIENTOS” siempre han sido un arma política de primer orden.  Ella posibilita el nepotismo y poner a los amigotes en los puestos clave del régimen, sin importar que sepan un carajo de la materia de la cual están a cargo (para eso están los “asesores”).  Así que desde el mismo inicio de esta institución topó con la reticencia de los que tienen la sartén por las orejas, que veían en este órgano, una limitación a su poder de “nombramiento”.  Así que la ley del Servicio Civil fue diseñada de manera tan cuidadosa que, de ningún modo, cercenara “el poder de nombramiento” de los políticos, sin importar que esto incidiera en la pobre calidad de los servidores públicos.  Recuerden que desde 1945 el Lic. Oscar Barahona Streber escribió un proyecto de ley que contemplaba la creación del Servicio Civil con una gran finalidad: 
El objetivo primordial de esta Ley y de sus Reglamentos es establecer una Administración Pública técnica, eficiente, depurada y económica regulando los derechos y obligaciones, con ocasión del trabajo, de todos los trabajadores que estén directamente al servicio del Poder Ejecutivo o de las Municipalidades, o de entidades u organismos dependientes de o estrechamente relacionados con aquél o con éstas".
        Ese ha sido siempre el principal objetivo del servicio civil: liberar a la función pública de la influencia politiquera; además, lograr la eficiencia y capacidad de servicio que el ciudadano demanda del gobierno.  Pero todo eso ha sido hábilmente bloqueado en la Ley del Servicio Civil, la cual se encuentra llena de una hojarasca que no permite ver con claridad el trasfondo de la ley.  Son esos portillos los que han dado al traste con el objetivo primordial de este órgano, pues el verdadero “poder de nombramiento” continúa en manos de los políticos, y la Administración Pública sigue siendo una fiesta de influencias y palancas al servicio de esa clase parasitaria.  Los mastines de esa jauría, JAMÁS soltarán el hueso.  Darle plenos poderes al SERVICIO CIVIL para que cumpla sus funciones primigenias, sería una verdadera Reforma Estatal.
         Serviciocivilescamente                     (¿Cómo funciona esto en sus países?)
                       RIS           Correo:  rhizaguirre@gmail.com
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