403 “LA CHISPA”
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se
fundamentan los abusos del Poder”
¿CAPITALISMO SOSTENIBLE?
¿Es posible un capitalismo
fundamentado en la justicia social? Algo
así como la apariencia del de Japón, Alemania, Francia y algunos más. ¿Es posible que un país llegue a alcanzar un
nivel de riqueza y bienestar para todos sus ciudadanos sin tener que maltratar
ni explotar a otras naciones? ¿Es
posible lograr ese punto de equilibrio, de manera que no sea el esquema que
hemos estado viviendo hasta el momento?
¿Hay alguna posibilidad de un capitalismo que no sea el que los Estados
Unidos le han impuesto al mundo subdesarrollado, e incluso al desarrollado?
El modelo de bienestar yanqui es como el ídolo de Babilonia: mucho oro y oropel,
pero con pezuñas de barro ensangrentado con la miserias de innumerables pueblos
explotados. Y ni siquiera es el bien
común de todos los gringos, sino de
unos pocos, de una exigua minoría de hombres despiadados que han perdido toda
noción acerca de lo que significa ser humano.
Millones de gringos viven en el umbral de la pobreza en el país más rico
del mundo. Legiones de hombres se
debaten en la ignorancia, el apartheid,
el menosprecio y el abandono en la nación más capaz, monetariamente, de
eliminar el abismo social, económico y educativo que hoy separa a los
ciudadanos de ese país. Con una modesta
parte del producto interno, ese país podría convertir en ciudadanos RICOS a todos sus habitantes. Y si así fuera, tendríamos que convenir en
que la explotación que hacen de otros estaría “justificada”. Mala y egoísta, pero justificada. Sin embargo,
cuando nos damos cuenta de que allí hay hombres que tienen fortunas personales
de CIENTO OCHENTA MIL MILLONES DE
DÓLARES, como estiman la de Bill Gates, y otros que duermen en las calles
en basureros, pensamos que eso es un absurdo.
¿Cuál puede ser el objetivo de tener más UN MILLÓN de dólares? ¿Y
para qué MIL MILLONES? ¿Y
CIENTO OCHENTA MIL MILLONES? No
parece tener sentido.
En conjunto, esa parece ser la “meta”
del capitalismo norteamericano que, desde que se inició, ha sido sustentado en
la rapiña y en lo que han podido quitarles a otros pueblos. Todos los productos del agro, obtenidos a
precio de basura, han formado parte del festín de los capitalistas como los de la United Fruit y otras carroñeras
de esa naturaleza. Y ni qué decir de las
hienas del petróleo, que por lograr el botín del oro negro, son capaces de
eliminar naciones enteras de la faz de la tierra; sin el menor rasgo de moral,
vergüenza o piedad.
¿Podría sostenerse el capitalismo
norteamericano sin la explotación de millones de obreros que atienden el agro allí? ¿Sin la infinidad de negros mal pagados en
todos los trabajos miserables que los blancos no aceptan? ¿Podría sobrevivir la bonanza de Wall Street
sin el chantaje y la intimidación que la política, el comercio y las fuerzas
armadas de USA llevan a cabo en contra de cualquiera que pretenda sacudirse el
brutal “tutelaje” de los EEUU? Fíjense
que ni la Europa Unida es capaz
(todavía) de salvarse del acoso comercial norteamericano; y cuando este les
falla, invocan la seguridad de USA e insinúan el poder militar y las
represalias económicas. No existe nación sobre la tierra en donde
las empresas yanquis no estén disponiendo a su antojo de los recursos de
aquellas. Y al precio que ellos
fijan, si es que les pagan algo. La
voracidad del Imperio es tan insaciable e infinita como la capacidad que tienen
los huecos negros del espacio, que se tragan galaxias completas, y de los cuales
no se escapa ni la luz.
¿Podría crearse un capitalismo social fundamentado en el trabajo de todos y con la
participación general en el fruto de esta fórmula humanitaria? ¿Es demasiado utópico? Esta vía no implica la renuncia de los objetivos
de los capitalistas, pues eso sería una contradicción inaceptable, sino una
modificación revolucionaria en la percepción del mundo y de lo que cada hombre
significa individualmente; sin importar que sea amarillo, negro, azul, café o
blanco; de aquí, de allá o más allá, educado o no. La solución es tan simple que da risa, y no
necesita de la asesoría del Banco Mundial o el Fondo Monetario
Internacional. Solo se trata de ser un
poquito menos egoístas. Menos “nacionalistas”, pretexto justificativo
para todo tipo de vandalismo y agresiones a las que, en nombre de la Patria, Democracia,
Libertad y otros cuentos, se han dedicado los imperios. “La
seguridad de los Estados Unidos” es una muletilla tan usada que ya nadie la
cree; sin embargo, la siguen utilizando sin el menor sonrojo, pues ahora lo
único que cuenta es que su pueblo se la trague.
¿Qué necesitamos los latinos para
formar una sociedad como la de los alemanes, suecos, noruegos o japoneses? A Alemania y Japón les pasaron una aplanadora
por encima en la guerra; sin embargo, hoy son la segunda y tercera potencias
económicas del mundo. Sin recursos, sin
petróleo, madera, hierro y mil cosas más, no andan amenazando ni saqueando al
mundo, y son riquísimos. ¿Cuál es el secreto que los tercermundistas no podemos
imitar ni lejanamente? ¿Somos
inferiores, torpes o qué? Con todo en
nuestros suelos y subsuelos, somos incapaces de lograr ni siquiera un asomo de
nación desarrollada. Todo el sistema
económico nuestro se basa en el mal ejemplo del capitalismo yanqui: un reducido
núcleo de súper ricos y una enorme masa de obreros explotados, sin capacidad
alguna para educar a sus hijos y salir de ese círculo de miseria y servilismo.
¿Será imposible para nosotros formar
un capitalismo social sostenible? Pero no sostenido
sobre la miseria de millones de hombres explotados como bestias de carga, a
cambio de miserables salarios y CERO
participación en la riqueza que generan.
Queremos parte del pastel que hemos ayudado a hornear. Deseamos ser como Suecia, Holanda, Noruega,
Dinamarca. ¿No es posible? ¿Ni siquiera uno solo de los países latinos? ¿Cómo podemos librarnos de ese destino
trágico? Ya sabemos que no será mediante
las folclóricas “revoluciones” armadas que tanta sangre y dolor nos han
causado; tampoco mediante la “democracia”
que nos han impuesto. Entonces, debe
existir la tercera vía: la del
capitalismo social. Ojalá algún país
latino la encuentre y nos señale el camino, antes de que lo conviertan en “un peligro para la seguridad de Amerrica”
y lo destruyan, como quieren hacer con Venezuela.
Fraternalmente
RIS E-mail: rhizaguirre@gmail.com
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