457 “LA CHISPA”
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se
fundamentan los abusos del Poder”
¡ALÓ! HABLA “CHAIKA” ¿ME OYEN?
Cuando la firme voz de esta mujer
resonó desde el espacio sideral, se convirtió en mi heroína, pues no sé por qué
locura en mi mente la asocié conmigo; quizás porque nacimos en el mismo año del
siglo pasado. Cuando la Gaviota Tereshkova abordó la Vostok 6 en el cosmódromo
de Baikonur al medio día del 16 de junio de 1963, inició una hazaña que habría
de convertirse en uno de los grandes hitos del siglo. No solo porque fue la primera mujer en el cosmos,
sino porque ella sola, con sus 48 vueltas alrededor de la tierra, y sus 71
horas de permanencia en órbita, duplicó el tiempo que TODOS los astronautas norteamericanos juntos habían durado en sus
paseos. La joven “Chaika” no solo había realizado algo impensable, sino que abrió las puertas del cielo para todas las
mujeres del mundo, e hizo que todas las norteamericanas
pudieran soñar con participar en esa actividad hasta entonces vedada para ellas,
pues la propaganda yanqui, que trataba de minimizar y subestimar los logros
soviéticos, había hecho creer al mundo que para ser astronauta había que tener
condiciones físicas sobrehumanas para resistir el hostil medio ingrávido del espacio
exterior. Según la NASA
había que ser como Supermán para convertirse en astronauta. Y a pesar de que estaban muy por detrás de la Unión Soviética,
debido a la “libertad expresión” que
reinaba en el MUNDO LIBRE, casi nada sabíamos de lo que pasaba en Rusia en esa
competencia. Todos los logros soviéticos
eran ridiculizados (porque NO se
podían ignorar: Sputnik, Laika, Gagarin)
por la prensa occidental, y trataban de hacernos creer que toda la tecnología
americana era superior a la tosca industria espacial rusa. Que los cohetes americanos llevaban
estupendas computadoras, mientras que los rusos iban provistos de ábacos para
hacer sus cálculos.
Pero resulta que Valentina Vladimírovna Tereshkova
(nombre clave: “Chaika” = Gaviota),
una joven campesina sin una cultura extraordinaria, había echado por tierra
todas las teorías que los norteamericanos habían formulado acerca de las
condiciones necesarias para ser enviado al cielo. Desde luego que la aventura de Chaika conmocionó al mundo, incluyendo
a la misma Rusia, en donde también tuvo detractores machistas que no lograban
digerir la idea de una
cosmonauta. El caso es que su hazaña la
hizo merecedora de la categoría de Heroína
de la Unión
Soviética, y la catapultaron políticamente hasta los
círculos más elevados del gobierno, en donde llegó a formar parte nada menos
que del Presidium del Soviet Supremo. Tanto enchiló a los hombres, que no fue sino
hasta casi dos décadas después de su periplo espacial que otra mujer, Svetlana Savítskaya, viajó al espacio. Valentina
resultó ser un amargo trago incluso para los astronautas rusos, muchos de los
cuales trataron de denigrarla. Entonces,
¿qué podía esperarse de la NASA o la prensa
gringa?
Pero Chaika no se conformó con su éxito como cosmonauta sino que obtuvo
la más sólida preparación académica para participar por muchos años en la
carrera que Rusia sostuvo por la conquista del cosmos. Se graduó como ingeniera espacial en l959, y
en 1971 obtuvo un doctorado en ingeniería. Sin embargo, pese a todo el glamour del que
fue rodeada, ella siempre se mantuvo en una especie de semi penumbra de la cual
nunca salió. Mientras los astronautas de
Estados Unidos se convertían en “estrellas cinematográficas” y se enriquecían
gracias a la publicidad que les hacían, Valentina prefirió pasar inadvertida. Pero a pesar de su carácter retraído y
humilde, no pudo evitar que le dieran innumerables condecoraciones y títulos;
incluso un congreso celebrado en Londres en el año dos mil la nombró, con todo
merecimiento, “La mujer del siglo XX”.
La hazaña de Chaika
no tiene parangón en la historia; y si se considera la calidad de la nave en la
que realizó su vuelo “La Gaviota”, tenemos
que admirarla mucho más. La Vostok 6 era una especie de
barril metálico carente de todos los adelantos y refinamientos que hoy protegen
a los cosmonautas. Era una verdadera
trampa mortal, pero Valentina,
haciendo honor a su nombre (valor), salió bien librada y dio un ejemplo a la
humanidad, pero en especial a los arrogantes gringos. Pero más allá del campo de las vanidades
políticas, su hazaña invade un terreno mucho más sutil y delicado por las
pasiones que involucra: la igualdad de los sexos. Chaika
fue como las pioneras del antiguo oeste y les dijo a los hombres: “donde ustedes vayan, nosotras vamos, y más
lejos; y lo que ustedes hagan, nosotras lo mejoramos”. Valentina hizo posible que los
norteamericanos se vieran compelidos a abrir los programas de la NASA
a las mujeres norteamericanas, lo cual culminó con la hazaña de la guapa Sally Ride, quien en 1983, siguió la
ruta marcada por la Gaviota Soviética, y se
convirtió en la primera dama americana en el espacio.
Desde luego que en todo esto hubo mucha
política de fondo (era el apogeo de la guerra fría), pero eso no le resta
méritos a la Tereshkova. Y es por eso que debemos
señalar la actitud mezquina de la prensa norteamericana ante la hazaña de la chica
de Maslennikovo. La máquina publicitaria
del país campeón de la libertad de
expresión y pensamiento, hizo gala de la más ruin actitud que pueda
imaginarse. Y lejos de admitir el
grandioso paso que esta mujer había dado en la carrera por la conquista del
Cosmos, se dedicaron a denigrarla de las más viles y rastreras formas. Ni siquiera el hecho de que fuera una dama
les mereció la menor consideración, y debieron pasar años para que el gran
público norteamericano, en especial las mujeres, se dieran cuenta del auténtico
valor de la proeza de su congénere rusa.
“¡Aquí
Chaika, aquí Chaika! Veo en el horizonte
una raya azul: es la Tierra. ¡Qué hermosa!
Todo marcha espléndidamente”.
De nuestra parte:
¡Gaviota, feliz aniversario de tu vuelo!
Espacialmente
RIS
E-mail: rhizaguirre@gmail.com
Entrada al blog “LA
CHISPA”: http://lachispa2010.blogspot.com/
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