427 “LA CHISPA”
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se
fundamentan los abusos del Poder”
LOS PROBLEMAS DE LA EDUCACIÓN
La larga y venenosa campaña de “La Nación” en contra del Magisterio data de
muchos años; y eso es fácil de explicar, pues resulta que el gremio de
educadores ha constituido la basura del ojo de la Oligarquía; un grupo de
heroicos profesionales que, a mano limpia y con infinidad de limitaciones, ha
incluido a Costa Rica dentro de la bitácora de las naciones del mundo con uno
de los más altos índices de alfabetización.
Es gracias a ese colectivo de hombres y mujeres sacrificados, que este
país goza de las cosas buenas que tiene: gente culta y buenos profesionales que
pasaron por las “manos” de esas exquisitas “Niñas”
que los introdujeron en el campo bendito y privilegiado de los hombres
alfabetizados. ¿Ya lo olvidaron los del G. P. de La Nación?
¿Que hay malos maestros? ¡Claro
que sí!, pero por Dios, incluso entre los apóstoles hubo uno güero. Pero las reglas no se establecen a partir de
las excepciones. Y una cosa es cierta: el
magisterio no merece el trato despectivo, irónico y vitriólico que el Grupo Pedagógico de La Nación chorrea en
contra de ellos cada vez que hay la menor oportunidad. Como si fueran doctos en materia educativa,
cualquier gacetillero se atreve a juzgar y emitir fallos acerca de la labor profesional
de los maestros y profesores. ¿Qué es lo
que certifica la aptitud que tiene un periodista para opinar sobre la
educación? ¿Por qué esos mismos periodistas
que vierten criterios sobre la pedagogía no se atreven a decirles a los médicos
cómo practicar la medicina? ¿O a los
ingenieros cómo hacer edificios y carreteras?
¿O a los abogados cómo aplicar e interpretar la ley? ¿Qué es lo que le
da derecho a cualquier filisteo a emitir conceptos técnicos acerca de la
educación?
A pesar de todo lo malo y deficiente
que pueda tener el magisterio, este constituye la principal riqueza con la que
cuenta el país. Ante un mundo
globalizado en donde cada individuo habrá de convertirse en partículas de una
gran maquinaria, la escuela es la última
esperanza humanística con la que contamos.
Pero una escuela formada por hombres libres, que piensen con
independencia y con criterio patriótico, aunque este se aleje de los parámetros
establecidos por el sistema y el Grupo
Pedagógico de La Nación.
Bien sabemos que el sueño de las
Oligarquías de la América Latina
es la abundancia de gente analfabeta, incapaz de entender ni lo más elemental
de sus derechos laborales. Masas de
obreros ignorantes de todo, y dispuestos a trabajar como bestias de carga por
un salario de hambre. Legiones de
miserables donde escoger al que se ofrezca por menos. Eso es el sueño del G. P., pues cuando hay
una población que piensa, que sabe cuáles son sus derechos a participar en la
riqueza que produce el obrero, se les para el pelo. Al grupo de La Nación (la oligarquía
nacional) le importa un tacaco la calidad de la educación nacional; lo que les
infunde pánico es que de ese grupo de la población, alumnos y maestros, salga
gente que cuestione el sistema de privilegios que establece todas las ventajas
para una minoría, y miseria para las grandes capas del proletario. Devaluación, alzas, aumentos sin medida, recortes
en el presupuesto de educación y medicina social, es algo que nada les importa,
pues eso significa más dinero del cual pueden disponer en los bancos. Así que no nos venga el G. P. de la Nación que lo que le
preocupa en la conducta de los estudiantes o los días que trabajen o no los
maestros; lo que en realidad los asusta es el nacimiento de una generación
contestataria que no esté dispuesta a permitir que las cosas sigan por el mismo
camino: gobiernos títeres en manos de la clase pudiente, injusticia social; abusos
de toda clase en contra del trabajador, ya sea este un obrero o maestro. Eso es
lo que realmente les aterra: que esta juventud se dé cuenta del poder que tiene,
y empiece a ejercitarlo y pedir cuentas a sus mayores.
El gobierno que se presentó como
salvador del país después del desastre de Pacheco, resulta que ahora nos cambia
la versión y nos dice que se nos vienen encima las vacas flacas y que nada se
puede hacer. El chantaje oficial para
convencernos de la necesidad de aprobar todas las leyes que el gobierno
proponga para beneficio exclusivo de los ricos.
Se nos dice que ni el gobierno ni el pueblo pueden hacer nada ante los
vaivenes de la economía mundial, y que la única salida es “socarnos la faja”,
como en los memorables tiempos de José Figueres. Sóquense la faja los pobres, para que los
ricos puedan hacer más dinero. Y el
pueblo se lo cree, el pueblo domesticado,
como dijo don Pepe. Pero es en medio de
estos planes idílicos del grupo de La
Nación y el G.P., en
donde se ha dado la nota discordante de maestros y estudiantes. Y eso
sí los preocupa, porque aunque puedan debilitar y asustar a los maestros, ¿qué pueden hacer en contra de los
estudiantes? Estos son autónomos,
libres, valientes y saben que cuando llegue el momento tendrán que actuar de
conformidad con sus ideales. Los estudiantes siempre han sido un “peligro”
para todas las oligarquías del mundo.
Por eso incluso en los Estados Unidos los han masacrado. Cuando los
estudiantes adquieren consciencia de la realidad, se movilizan, protestan y se tiran a las calles, los gobiernos caen y
las Argollas entran en pánico. ¿Y por
qué? Porque los estudiantes no son
comprables, talón de Aquiles de todos aquellos que ya se han “engranado” en el
sistema y dependen de un salario y la
buena voluntad de sus patronos. Como
infinidad de “periodistas” que tienen que escribir mentiras complacientes y adecuadas para sus amos. Pobre gente en realidad, pues ganarse la
comida gracias a la capacidad de reptar, debe ser muy triste. Esto es “algo que explica todo”.
Claro que hay cosas malas en la Educación Nacional,
pero de ellas no es responsable el Magisterio, sino la política de abandono e
indolencia que el Gobierno ha seguido en esta fundamental actividad. Y la principal de ellas es la privatización
feroz que se ha venido aplicando en claro perjuicio de la educación
pública. El sueño de la Oligarquía es que el
gobierno se desentienda por completo de esta actividad que ahora es un gran
“negociazo” en todos sus niveles. ¡Viva
la privatización!, como sueña el G. P. de La Nación.
Fraternalmente RIS E-mail: rhizaguirre@gmail.com
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