martes, 18 de agosto de 2015

475 ¿La Suiza de América?



475   LA CHISPA   

Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”

¿LA SUIZA DE AMÉRICA?

            Difícil de creer.  ¿Hay algún país en América Latina que tenga la osadía de compararse con Suiza?  Ni siquiera como una mala broma cabe semejante ocurrencia.  O talvez como eslogan turístico, materia en donde todas las necedades imaginables tienen cabida.  Hay un mal chiste que dice que una vez un nativo de una Suiza latina le dijo a un europeo que Uruguay era la Suiza de América; y este le preguntó: “¿Qué, ustedes también hacen relojes?”  Compararse con Suiza requiere mucho más que montañas con nieve y hacer quesos.  La pequeña y maravillosa Suiza de verdad tiene apenas unos cuarenta y un mil kilómetros cuadrados sobre los cuales viven unos siete millones de las personas más especiales del planeta.  Rodeada de potencias belicosas como Alemania, Francia y Austria ha sabido, gracias a la sabiduría de su gente, mantenerse al margen de todos los bochinches que sus alboroteros vecinos han organizado en la historia reciente.  Respetada, querida, admirada y envidiada, Suiza constituye el paradigma de lo que debe ser toda sociedad que se precie de humana.  Un remanso de paz en medio de un mundo agitado, Suiza ha sido el símbolo de la justicia social y todo lo grato a lo que puede aspirar cualquier nación. Con una alfabetización total y una esperanza de vida de ochenta años, sus habitantes gozan de lo mejor de lo que puede desear cualquier ciudadano.  Además, con un ingreso per cápita del orden de los cuarenta y siete mil dólares por año, es una población verdaderamente rica.  Dividida en 20 cantones, se rige por un Poder Ejecutivo colegiado que lo integran siete miembros elegidos por un período de cuatro años.  La presidencia del Estado rota cada año entre los miembros del Consejo, y su constitución política rige desde 1.874.  Allí no hay “parásitos ni garrapatas de estado”.
            Para los suizos la democracia es una forma de vida tan profunda e inherente, que ni siquiera se dan cuenta de sus definiciones; la democracia para el suizo es como el aire que todos respiramos: nos da vida, pero no somos conscientes de ese milagro que, por cotidiano y natural, nos pasa inadvertido.  Ellos no se entretienen, como nosotros, en estar remendando su constitución a capricho y al servicio de las Oligarquías cada vez que surge un NEGOCIO que choca con algún postulado de nuestras “cartas magnas”, como la reelección presidencial o ciertos tratados comerciales tipo TLC.  Para ellos la Constitución es una norma de convivencia justa; para nosotros, un documento acomodaticio que cambiamos cada vez que tenemos alguna ocurrencia, o cuando las clases poderosas necesitan estirarla a su capricho para realizar algún tipo de “chorizo”. 
            Los servicios y la banca constituyen los pilares de su economía, que es una de las más saludables y poderosas del mundo.  Pero aparte de eso, tiene una industria de vanguardia altamente especializada: maquinaria fina, relojes, electrónica, químicos, industria metalúrgica, farmacia, textiles e instrumentos de precisión.  Y por si eso fuera poco, producen cereales, legumbres y hortalizas.  Y más asombroso todavía ¡siembran caña de azúcar!  ¿Será cierto?  También crían ovejas (¿se acuerdan de Heidi?), chanchos, caballos y cabras.  Además, tienen las mejores razas bovinas que producen la mejor leche, los mejores quesos y los mejores chocolates y dulces del mundo.  SON COMPLETOS… LA CARGA.  Y todo ese milagro agrícola y ganadero, a pesar de que los Alpes ocupan tres quintas partes de su suelo. Entonces, ¿cómo es posible que en la América Latina haya alguien que se atreva a decir que su país “es una Suiza”?  Talvez la suiza de brincar, pero no la de Europa.  Vean este dato escalofriante: INFLACIÓN EN SUIZA: 0.6  por ciento anual.  ¿Hay alguna Suiza americana con esos números?   Claro que Suiza es un gigante a la par de su liliputiense vecino Liechtenstein, pero es una minucia comparada con la mayoría de los países de la América Latina.  Cabe más de DOSCIENTAS VECES en Brasil, pero es CIEN MIL veces más rica, estable y respetada que todos los países de este continente juntos.  Suiza es sinónimo de riqueza, respeto, relojes, cubitos de sopa, cultura y, sobre todo, DEMOCRACIA.  En cualquier foro internacional, su voz es más atendida que la de todos los países “méxicans” en manada.  Incluso los insolentes gringos la escuchan con respeto y atención.  ¿De qué “Suiza” americana se puede decir lo mismo?  Los países desarrollados saben “lo que somos”, y eso es una vergüenza colectiva que los latinos tenemos que sufrir como un estigma: que somos comprables y sin honor.
            ¿Qué es, entonces, lo que crea esa enorme diferencia entre Suiza y la América Latina?  Entre la verdadera y las “Suizas americanas”.  PUES SU GENTE, y la correcta interpretación que han hecho de lo que significa la DEMOCRACIA; pero sobre todo, de la aplicación que han hecho de ella.  Para ellos esta es una forma de vida que ni siquiera se cuestiona.  Pero para nosotros no es más que un PRETEXTO.  Una mascarada que les sirve a las Oligarquías que parasitan a nuestras sociedades, y para justificar todo tipo de sinvergüenzadas al amparo de los Estados.  La democracia en la América nuestra es una cortina de humo que solo sirve para darle visos de legalidad a cuanto fraude realizan los gobiernos.  La “democracia” es el CONJURO que invocan las Oligarquías cada vez que la gente hace preguntas incómodas; y en nombre de ella, se cometen los peores atropellos en contra de los pueblos.  Para los Gobiernos y Oligarquías de América Latina (que son la misma cosa), la democracia es la “coca” con la cual aletargan las ansias de justicia de nuestras sociedades.  “Estamos en una democracia representativa en donde los diputados, “elegidos” por los votantes, toman las decisiones que la mayoría popular determina”.   PUNTO.  Todos sabemos lo que eso significa, cuál es esa mayoría y al servicio de quiénes está.  “Tenemos una CONSTITUCIÓN, poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial que se deben respetar”.  Es decir, la Constitución y los poderes del Estado como parapetos y muros de contención ante los reclamos de equidad por parte de los pueblos.  Toda la “DEMOCRACIA” al servicio de las Oligarquías criollas. Y aún así, tenemos países que suelen autonombrarse “Suizas americanas”.   ¡Qué risa les debe dar a los suizos de verdad!
            Suicescamente
                                   RIS                 E-mail:      rhizaguirre@gmail.com






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