martes, 18 de agosto de 2015

465 Unidad racial: el ejemplo judío



465   LA CHISPA   

Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”

UNIDAD RACIAL: EL EJEMPLO JUDÍO

            Mientras los latinos vivimos enseñándonos los colmillos por cualquier idiotez, y abriendo las puertas de nuestros países para los “árbitros e interventores”, otras sociedades de verdad listas y conscientes de lo que eso significa, cierran filas ante cualquier intromisión extranjera en sus asuntos internos.  Los latinos, como los negros, todavía tenemos el sello de esclavos en el alma, y basta cualquier enredo que tengamos con los vecinos, para que de inmediato pidamos la intervención de Estados Unidos o Europa.  Antes preferíamos a Europa y los famosos laudos, pero con la aprobación de la Doctrina Monroe, los gringos se “reservaron” el derecho de meterse, por bien o por mal, en todos los problemas de la América Latina.  Basta con que declaren que cualquier bochinche entre vecinos representa “un peligro para la seguridad de USA”, para que envíen sus marinos a pacificarnos e imponernos la “democracia”.  Y ahora con el novedosísimo concepto de “la guerra preventiva”, estamos fritos.  Es suficiente decir (unilateralmente) que Venezuela SERÁ un peligro para ellos dentro de cincuenta años, para que la declaración Bush permita a los gringos invadir AHORA a ese país para prevenir el peligro futuro.  ¡La panacea político-militar!  Y seguimos sin aprender nada, portándonos como pueblos estúpidos y salvajes.  A nosotros tienen que “organizarnos” desde el exterior (USA).  ¿No es cierto?
            En cambio las naciones listas jamás se ponen en manos de otras ni confían su destino y supervivencia a quienes NO pueden tener interés alguno en su bienestar.  Es el caso de los judíos.  Se apuntaron bien del lado de ingleses y gringos, los han dominado desde dentro con el asunto de la religión y el cuento del “pueblo elegido”; les han pasado la brocha de lo lindo, pero nunca han permitido que estos ni nadie determine el destino de Israel.  Tres mil años de historia accidentada les ha enseñado que la supervivencia de un pueblo no es cuestión de caridad o tolerancia de los otros sino de temple, valor y audacia; pero sobre todo, de determinación para ejercer la SOBERANÍA, concepto desconocido para los latinos.  Para nosotros esta materia solo es cuestión de chovinismo, de vociferar, cantar himnos y gritar consignas patrioteras el “día de la Independencia” o de alguna otra fiesta patria.  O cuando en nuestro salvajismo, somos capaces de ir a la guerra con los vecinos solo por el resultado de un juego de fútbol o cualquier otra idiotez que consideremos como “ofensiva a la soberanía nacional”.  ¿Le puede interesar algo el destino de Haití a los Estados Unidos?  Miles de personas mueren de hambre allí todos los días y a nadie le importa un tacaco.  ¿Y por qué?  Porque en Haití NO hay petróleo ni nada que codicie USA.   Y seguimos como los asnos, sin aprender nada.
            Hace muchos años, no recuerdo cuántos, una organización gubernamental de Estados Unidos le estaba suministrando determinados bienes a Israel, y como los gringos querían repartirlos personalmente, el gobierno de ese país les dijo: “Nosotros NO NECESITAMOS NI QUEREMOS que los gringos repartan esa cosa; nosotros podemos hacerlo, y si no les parece, pueden irse con todo.  Nosotros NO SOMOS UNA BANANA REPUBLIC a la que le pueden decir qué hacer o no”.  Algo así.   Yo me quedé pasmado, pues tamaña osadía de un país que depende militarmente de Estados Unidos no debería manifestar tal altanería; pero ellos lo hicieron, y tal conducta me fascinó.  Me dejaron admirado y me pareció una actitud ejemplar de una nación QUE SABE muy bien que su soberanía NO ES NEGOCIABLE.  Que hay ciertos valores que no se deben hipotecar por nada ni por nadie.  Ni mediante TLC’s ni convenios de sumisión determinados por “ayudas” interesadas.  La antítesis exacta de lo que ha hecho la mayoría de los gobiernos árabes que, con tal de mantenerse en el poder como lapas, como el servil Mubarak y la interminable lista de reyezuelos, jeques y dictadores, han mediatizado a favor de los Estados Unidos, la soberanía de sus países.  Lo mismo que CASI todos los gobiernos nuestros están dispuestos a hacer.  Las oligarquías y Presidentes de muchos países latinos, darían un ojo de la cara por que cayéramos bajo el tutelaje de los Estados Unidos y nos convirtieran en algo así como Puerto Rico o Hawai.  Y los pueblos los seguimos como los burros, sin aprender nada. 
            “Nosotros no somos una Banana Republic”.  Primero me dio cólera por el símil, y después, risa.  Posteriormente, estupor y admiración.  Decirles a los yanquis, la potencia que hace posible la existencia de Israel dentro de un mar de enemigos, que se podían ir a la mierda con su ayuda, es algo que me paró los pelos de punta.  ¡Qué bueno! --me dije-- ahora se van y se llevan sus carajadas.  Pero lejos de eso, el gobierno gringo les entregó el material para que los judíos lo repartieran como les diera la gana.  ¿Podríamos aprender algo de dignidad de esa lección?  ¡Claro que sí!  Podríamos, pero los latinos somos como esos insectos que no asimilan nada y que, durante millones de años hacen lo mismo y son refractarios al cambio.  Somos incapaces ni siquiera de entender qué es una conducta digna y elegante.  La dignidad en nosotros es una materia ajena a nuestra naturaleza.  Nuestras Oligarquías y gobernantes se arrastran como babosas ante los centros de poder mundial.  Reptan como viles insectos ante el brillo del oro o la promesa de “buenos negocios” al amparo de algún tratado comercial como el TLC.  Parece que se bañaran con algún repelente que los hace invulnerables a ciertos valores como la vergüenza, sonrojo, patriotismo o el sentimiento de ser vendepatrias.  La desvergüenza y el cinismo son los trajes de etiqueta de CASI todos nuestros gobernantes.
            Nosotros confundimos el patriotismo con el “patrioterismo” y creemos que el que más grita y ofende a los extranjeros pobres o débiles es el más patriota.  Y por tener la mente tan estrecha y fija en cuestiones insignificantes, hemos perdido de vista el panorama general de lo que somos como raza (con toda nuestra diversidad) y la importancia que deberíamos tener, dada la enorme riqueza que hay en nuestra geografía.  Aprendamos las cosas buenas: como este ejemplo de los judíos.
            Racialescamente
                                   Ricardo Izaguirre S.         E-mail:    rhizaguirre@gmail.com

Entrada al blog “LA CHISPA”:     http://lachispa2010.blogspot.com/


  

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