135 “LA CHISPA”
Lema: “En la
indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder
LA MAQUINARIA DEL PODER.
Siempre ha habido listos y tontos; y
siempre los habrá. Siempre ha habido
poderosos y débiles; y siempre los habrá.
Así que el ejercicio de la Justicia y del Gobierno NO es intentar la
eliminación de unos u otros. No se trata
de desaparecer a los poderosos o de igualar a los pelagatos con los ricos. Estos últimos forman la aristocracia
política, social y comercial. La
aristocracia del dinero. Eliminarlos es
hundir a una nación, pues son los que saben cómo echar a andar las ruedas del
progreso y desarrollo, gústeles o no a los desposeídos; son los que saben qué
hacer. No debe ser, pues, la supresión
de esta clase una de las metas del Estado o la Justicia, ya que eso sería un
absurdo conducente a la parálisis social: como pasa en todas las famosas
Revoluciones que han llevado la chusma al Poder.
El Poder y la Justicia no son una
cuestión de pasiones desbordadas. La
Justicia es sensatez permanente a despecho de las marejadas emocionales, pues
una vez que estas pasan, siempre se lamentan los excesos cometidos en esos lapsos
en los cuales aquella es anulada por la locura del populismo. No debe el Estado ni la Justicia ser
complaciente con la turbamulta, haciéndole creer que todos sus males se van a
resolver con llevar al patíbulo a unos cuantos poderosos sorprendidos en alguna
clase de delito. No puede ni debe
hacerse carnaval con un suceso de exclusiva competencia de los tribunales, ni
hacer “leña del árbol caído” para complacencia de las más bajas pasiones de la
canalla. Si hay delincuentes y sus
delitos son probados, que esas personas paguen por sus errores como lo hace
cualquier individuo.
Que un ciudadano pierda sus derechos
por haber cometido un delito social, no significa que haya perdido sus derechos
básicos inalienables que como ser humano le corresponden. Y ningún patán, por muy patriota que se crea,
tiene derecho de irrespetar vulgarmente a alguien que, en algún momento de la
historia, ha sido cabeza política de la Nación.
Sentí pena cuando algunos exaltados, que parecían una legión de
mercenarios, les gritaban insolencias impropias a estos ciudadanos que ahora
enfrentan juicios ante la Justicia. Es
cierto que la Justicia debe ser implacable e imparcial, pero eso sí, prudente y
discreta. La fanfarria que se montó para
trasladar al expresidente Rodríguez a la cárcel, fue algo digno de los tribunales
de Nuremberg o de los famosos juicios del sistema soviético en los días de
Stalin. ¿Se armó ese carnaval para la
caterva? ¿Qué costaba que un par de
carros de la policía hubieran llegado a la medianoche y condujeran a este señor
hasta su sitio de reclusión? Sin
alharaca, sin sirenas, cámaras, periodistas ni gentuza pagada para proferir
insultos.
Es natural que sintamos el dolor
causado por la burla que nos han hecho; porque una cosa es segura: hay
cuantiosos delitos cometidos bajo la sombra del Poder. Y eso nos produce la indignación que ha
inspirado muchas de estas “Chispas”.
Son demasiado evidentes para negarlos.
Pero, ¿cuántos miles de ciudadanos llevan a cabo diariamente estafas
mucho mayores sin que el Estado intervenga?
¿Durante cuántos años se adueñaron de cientos de miles de millones
con el pretexto de los CAT? ¿Cuánto
le estafan diariamente al pueblo con el crimen de la DEVALUACIÓN? ¿Cuánto le sangran anualmente al pueblo
con la Ley de Inquilinato? Y por
esos delitos NO HAY TURBAS EXALTADAS QUE PROTESTEN. Nadie dice nada, como si nada les
importara. Hubo docenas de patanes
gritándoles a los expresidentes detenidos, pero no hay una sola persona que
proteste por la corrupción generalizada que, bajo la máscara de ciertas leyes y
pretextos se realiza impunemente, y gracias a la cual, la Argolla del Poder se
embolsa centenares de miles de millones diariamente. Ya hubo chivos expiatorios sobre los cuales
focalizar la rabia de la muchedumbre, pero la raíz de la corrupción sigue
intacta, robusta y sana. No es
encarcelando, matando o escarneciendo a unos cuantos ciudadanos como se combate
la corrupción. Esta conducta
exhibicionista, desconsiderada y vulgar
de las autoridades y el populacho, solo puede conducir a que los delincuentes
refinen sus métodos, nada más. A que no
vuelvan a caer en lo que en la “Chispa” # 131 le llamé “la chapucería
del delito”.
La Justicia
NO es cuestión de gritos, insolencia y vulgaridad; en síntesis, de
populachismo barato sino de ecuanimidad, rectitud, moderación, serenidad y
determinación implacable en el cumplimiento del deber. Si hay culpables, que rueden las cabezas de
los delincuentes; y si son inocentes, que sean restaurados en sus derechos y
dignidad. Pero todo bajo el amparo
sacrosanto de la Ley y del respeto a la dignidad humana. Que se castigue a los pillos, pero que no
se humille al ser humano que hay dentro de cada persona, por sinvergüenza que
sea.
Hace poco
repudiamos la sevicia de los militares gringos en contra de los prisioneros en
las cárceles de Irak. El soldado sabe
que su oficio es duro y que puede morir cualquier día; también sabe que puede
convertirse en prisionero. Pero lo
que es imperdonable es que sea sometido a la humillación. No es ese el pago que merece un soldado que
ha arriesgado su vida cotidianamente.
Para eso hay leyes. Y por eso,
tal conducta causó repulsión dentro de los mismos Estados Unidos. El delincuente se merece el castigo que
establece la sociedad, pero NO la humillación; y mucho menos, si esta es
pública o se ejerce con fines ajenos al cumplimiento de la Justicia.
Protesto en contra de la CORRUPCIÓN,
protesto en contra de los corruptos. Protesto en contra de toda forma de
injusticia. Pero también protesto por la
forma inicua y humillante como han sido tratados los personajes políticos y
comerciantes involucrados en el drama que hemos vivido durante las últimas
semanas. Es lícito que la Prensa
investigue y denuncie, y es obligatorio que el Estado escuche y atienda el clamor
de esta y del pueblo; pero de allí a utilizar la esencia de ese problema como
una cuestión de propaganda política, o de seguirle el juego a intereses que
nada tienen que ver con la Justicia, hay mucha diferencia.
No se puede ni SE DEBE
estigmatizar a toda la clase productora, comercial o industrial de este país
por actos que, aunque se dan con mucha frecuencia y en gran escala, son
controlables si el Estado a la cabeza del pueblo, emite las leyes necesarias y
precisas para hacer que tales desmanes no sean tan atrayentes para los
pillos. Hay delitos de tipo fiscal y
político porque las leyes (por omisión o lenidad) lo permiten. Siempre ha habido sinvergüenzas y SIEMPRE
LOS HABRÁ. No se puede eliminar
algo que es propio de la naturaleza humana; pero eso sí, se puede limitar
el campo y la magnitud de sus acciones
mediante la emisión y cumplimiento estricto, de leyes que desanimen a los
delincuentes potenciales. Eso es
Justicia. No el hacer carnaval con
aquellos que han sido sorprendidos en algún delito, o satanizando a la clase de
la cual provienen.
“La Chispa” seguirá
protestando por la DEVALUACIÓN, las alzas, los raquíticos aumentos de
salario, el ataque en contra de la esencia de las empresas públicas como
el ICE, la CCSS, el SNAA y tantas otras, por la LEY DE INQUILINATO, las
falsas cooperativas, la atención médica deshonesta y tantos otros vicios
originados en la falta de Justicia Social.
Pero también protestará por el más insignificante acto del gobierno o
quien sea, por el cual se menoscabe la dignidad de un ser humano, sin importar
su nombre, clase social, condición o nacionalidad.
Si le gustó esta “Chispa”,
póngala a circular entre sus amigos para que todos recordemos la regla de oro: “No
hagas a los demás, lo que no quisieras que te hagan a ti”.
Fraternalmente
RIS
E-mail: rhizaguirre@gmail.com
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