martes, 9 de junio de 2015

135 La maquinaria del poder


135    “LA CHISPA     
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder

LA MAQUINARIA DEL PODER.
                                                                               
Siempre ha habido listos y tontos; y siempre los habrá.  Siempre ha habido poderosos y débiles; y siempre los habrá.  Así que el ejercicio de la Justicia y del Gobierno NO es intentar la eliminación de unos u otros.  No se trata de desaparecer a los poderosos o de igualar a los pelagatos con los ricos.  Estos últimos forman la aristocracia política, social y comercial.  La aristocracia del dinero.  Eliminarlos es hundir a una nación, pues son los que saben cómo echar a andar las ruedas del progreso y desarrollo, gústeles o no a los desposeídos; son los que saben qué hacer.  No debe ser, pues, la supresión de esta clase una de las metas del Estado o la Justicia, ya que eso sería un absurdo conducente a la parálisis social: como pasa en todas las famosas Revoluciones que han llevado la chusma al Poder.
            El Poder y la Justicia no son una cuestión de pasiones desbordadas.  La Justicia es sensatez permanente a despecho de las marejadas emocionales, pues una vez que estas pasan, siempre se lamentan los excesos cometidos en esos lapsos en los cuales aquella es anulada por la locura del populismo.  No debe el Estado ni la Justicia ser complaciente con la turbamulta, haciéndole creer que todos sus males se van a resolver con llevar al patíbulo a unos cuantos poderosos sorprendidos en alguna clase de delito.  No puede ni debe hacerse carnaval con un suceso de exclusiva competencia de los tribunales, ni hacer “leña del árbol caído” para complacencia de las más bajas pasiones de la canalla.  Si hay delincuentes y sus delitos son probados, que esas personas paguen por sus errores como lo hace cualquier individuo.
            Que un ciudadano pierda sus derechos por haber cometido un delito social, no significa que haya perdido sus derechos básicos inalienables que como ser humano le corresponden.  Y ningún patán, por muy patriota que se crea, tiene derecho de irrespetar vulgarmente a alguien que, en algún momento de la historia, ha sido cabeza política de la Nación.  Sentí pena cuando algunos exaltados, que parecían una legión de mercenarios, les gritaban insolencias impropias a estos ciudadanos que ahora enfrentan juicios ante la Justicia.  Es cierto que la Justicia debe ser implacable e imparcial, pero eso sí, prudente y discreta.  La fanfarria que se montó para trasladar al expresidente Rodríguez a la cárcel, fue algo digno de los tribunales de Nuremberg o de los famosos juicios del sistema soviético en los días de Stalin.  ¿Se armó ese carnaval para la caterva?   ¿Qué costaba que un par de carros de la policía hubieran llegado a la medianoche y condujeran a este señor hasta su sitio de reclusión?  Sin alharaca, sin sirenas, cámaras, periodistas ni gentuza pagada para proferir insultos.
            Es natural que sintamos el dolor causado por la burla que nos han hecho; porque una cosa es segura: hay cuantiosos delitos cometidos bajo la sombra del Poder.  Y eso nos produce la indignación que ha inspirado muchas de estas “Chispas”.  Son demasiado evidentes para negarlos.  Pero, ¿cuántos miles de ciudadanos llevan a cabo diariamente estafas mucho mayores sin que el Estado intervenga?  ¿Durante cuántos años se adueñaron de cientos de miles de millones con el pretexto de los CAT?  ¿Cuánto le estafan diariamente al pueblo con el crimen de la DEVALUACIÓN?  ¿Cuánto le sangran anualmente al pueblo con la Ley de Inquilinato?  Y por esos delitos NO HAY TURBAS EXALTADAS QUE PROTESTEN.  Nadie dice nada, como si nada les importara.  Hubo docenas de patanes gritándoles a los expresidentes detenidos, pero no hay una sola persona que proteste por la corrupción generalizada que, bajo la máscara de ciertas leyes y pretextos se realiza impunemente, y gracias a la cual, la Argolla del Poder se embolsa centenares de miles de millones diariamente.   Ya hubo chivos expiatorios sobre los cuales focalizar la rabia de la muchedumbre, pero la raíz de la corrupción sigue intacta, robusta y sana.  No es encarcelando, matando o escarneciendo a unos cuantos ciudadanos como se combate la corrupción.  Esta conducta exhibicionista, desconsiderada  y vulgar de las autoridades y el populacho, solo puede conducir a que los delincuentes refinen sus métodos, nada más.  A que no vuelvan a caer en lo que en la “Chispa” # 131 le llamé “la chapucería del delito”.
            La Justicia NO es cuestión de gritos, insolencia y vulgaridad; en síntesis, de populachismo barato sino de ecuanimidad, rectitud, moderación, serenidad y determinación implacable en el cumplimiento del deber.  Si hay culpables, que rueden las cabezas de los delincuentes; y si son inocentes, que sean restaurados en sus derechos y dignidad.  Pero todo bajo el amparo sacrosanto de la Ley y del respeto a la dignidad humana.  Que se castigue a los pillos, pero que no se humille al ser humano que hay dentro de cada persona, por sinvergüenza que sea. 
            Hace poco repudiamos la sevicia de los militares gringos en contra de los prisioneros en las cárceles de Irak.  El soldado sabe que su oficio es duro y que puede morir cualquier día; también sabe que puede convertirse en prisionero.  Pero lo que es imperdonable es que sea sometido a la humillación.  No es ese el pago que merece un soldado que ha arriesgado su vida cotidianamente.  Para eso hay leyes.  Y por eso, tal conducta causó repulsión dentro de los mismos Estados Unidos.  El delincuente se merece el castigo que establece la sociedad, pero NO la humillación; y mucho menos, si esta es pública o se ejerce con fines ajenos al cumplimiento de la Justicia.
            Protesto en contra de la CORRUPCIÓN, protesto en contra de los corruptos. Protesto en contra de toda forma de injusticia.  Pero también protesto por la forma inicua y humillante como han sido tratados los personajes políticos y comerciantes involucrados en el drama que hemos vivido durante las últimas semanas.  Es lícito que la Prensa investigue y denuncie, y es obligatorio que el Estado escuche y atienda el clamor de esta y del pueblo; pero de allí a utilizar la esencia de ese problema como una cuestión de propaganda política, o de seguirle el juego a intereses que nada tienen que ver con la Justicia, hay mucha diferencia.
            No se puede ni SE DEBE estigmatizar a toda la clase productora, comercial o industrial de este país por actos que, aunque se dan con mucha frecuencia y en gran escala, son controlables si el Estado a la cabeza del pueblo, emite las leyes necesarias y precisas para hacer que tales desmanes no sean tan atrayentes para los pillos.  Hay delitos de tipo fiscal y político porque las leyes (por omisión o lenidad) lo permiten.  Siempre ha habido sinvergüenzas y SIEMPRE LOS HABRÁ.   No se puede eliminar algo que es propio de la naturaleza humana; pero eso sí, se puede limitar el  campo y la magnitud de sus acciones mediante la emisión y cumplimiento estricto, de leyes que desanimen a los delincuentes potenciales.  Eso es Justicia.  No el hacer carnaval con aquellos que han sido sorprendidos en algún delito, o satanizando a la clase de la cual provienen.
            “La Chispa” seguirá protestando por la DEVALUACIÓN, las alzas, los raquíticos aumentos de salario, el ataque en contra de la esencia de las empresas públicas como el ICE, la CCSS, el SNAA y tantas otras, por la LEY DE INQUILINATO, las falsas cooperativas, la atención médica deshonesta y tantos otros vicios originados en la falta de Justicia Social.  Pero también protestará por el más insignificante acto del gobierno o quien sea, por el cual se menoscabe la dignidad de un ser humano, sin importar su nombre, clase social, condición o nacionalidad.
            Si le gustó esta “Chispa”, póngala a circular entre sus amigos para que todos recordemos la regla de oro: “No hagas a los demás, lo que no quisieras que te hagan a ti”.
                                                
Fraternalmente
                                                                         RIS
E-mail:          rhizaguirre@gmail.com
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