181 “LA CHISPA”
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos
del Poder”.
USA: UNA METODOLOGÍA DEL
FÚTBOL
Cuando
todavía respiraba la antigua Unión Soviética, el fútbol era un arma política,
una herramienta al servicio de la ideología.
Y como el deporte en general siempre ha sido un instrumento de
propaganda acerca de la superioridad de un sistema, las olimpiadas se tiñeron
de rojo y barras y estrellas. Pero esto
era un episodio de cada cuatro años, de poco impacto consuetudinario; en
cambio, el fútbol era de acción permanente y cotidiana. Rusia, aunque nunca se ciñó la corona
mundial, siempre fue protagonista en todos los grandes torneos de ese deporte. El fútbol soviético tenía presencia política
en el ámbito mundial. En cambio los
Estados Unidos era un ilustre anónimo en este importante ajedrez político.
De esas reflexiones nació el “Cosmos”,
una auténtica vitrina plagada de estrellas latinoamericanas y europeas; talvez
un poco decadentes o en el acaso de sus carreras, pero con nombres emblemáticos
que concitaban la atención mundial. La
formación del mítico “Cosmos” fue una maniobra política. Pero falló, a pesar de la presencia de Pelé,
Beckenbauer, Carlos Alberto, Giorgio Chinaglia y una constelación de jugadores
de renombre mundial. Este deporte
continuaba siendo un extraño en la mentalidad del norteamericano; una especie
de engendro cuya finalidad no era entendida por nadie. El público continuaba completamente
divorciado de ese quehacer deportivo, reservándose su deleite, únicamente para
los latinos y europeos residentes en ese país.
Los latinos iban a ver a Pelé y los suyos; y los italianos, a Chinaglia
y su pandilla. También los alemanes al
Káiser.
Fue cuando las autoridades
comprendieron que habían errado el camino; el trabajo debía ser metódico,
tesonero y a LARGO PLAZO. El
fútbol no podía ser un parche, sino algo que naciera de la entraña del pueblo
para ser POPULAR. Entonces se
abandonó la liga profesional para que muriera por consunción. Y así fue, desapareció la deslumbrante liga,
y el fútbol recibió su discreto sepelio en la tierra del tío Sam; al menos
públicamente y en ese nivel de vitrina.
Pero por debajo, se emprendió una tarea gigantesca en la formación de
una ESCUELA. Se hizo lo necesario
para involucrar a los padres de familia, a las comunidades escolares y a las
poblaciones en este proyecto. Parecía un
esfuerzo inútil, pero poco a poco fue calando en el país, y cada día se fueron
involucrando más fuerzas en el sueño de unos cuantos visionarios. Pero sobre todo, al proyecto político de
hacer a los Estados Unidos una nación con PRESENCIA en este deporte de
importancia mundial. En el mejor y
más popular deporte del mundo. No
podía ser que la nación más rica y poderosa del mundo fuera un “don nadie”
en este deporte que cautiva a las masas de todo el planeta. De esa manera, se puso en movimiento una
gigantesca maquinaria cuyo fin era crear para el fútbol, a como diera lugar, un
lugar de privilegio en los gustos de los norteamericanos; desde abajo. Para esto se involucró a todo el sistema
escolar de los Estados Unidos, incluyendo a las universidades.
¿Cómo sería esa escuela gringa de
fútbol? Pues como todo lo
norteamericano: ecléctica. Una mezcla
del eficiente y creativo fútbol latinoamericano, con la parte metódica, formal
y mecánica propia de la raza anglosajona.
Disciplina teutona y británica, y belleza plástica importada de Brasil y
Argentina, a través de la inmensa corriente latina residente en U.S.A. Y así se hizo. Nació el “american way” de hacer
fútbol, y surgió una Escuela Nacional Gringa que ahora se percibe
claramente en todos los equipos norteamericanos; desde los infantiles hasta los
mayores. Como en la Escuela Brasileña. No importa de dónde provenga el jugador, pues
una vez que se inserta en un equipo o la Selección Nacional
sabe qué hacer y cómo. Y eso es lo que
vemos en todos los equipos de ese país: una escuela bien definida que no es el producto de la improvisación,
sino de un arduo trabajo de décadas. Ahora el fútbol gusta en Norteamérica; ya
tiene hinchada sincera y apasionada que entiende “de qué se trata la cosa”, y
el fútbol dejó de ser un juego extraño propio de latinos y europeos. Y la Selección Grande
de los Estados Unidos dejó de ser una Cenicienta. Ya pesa y
empieza a asustar en los escenarios mundiales. Pero además de la calidad de su tesonero
trabajo, cuentan con la mentalidad de ganadores que distingue a ese pueblo. Ellos no sienten complejos ante nadie, y su
lema es: “We are Amerrica y podemos ser campeones en lo que sea”. Ese es el espíritu que todos deberíamos
imitar. Eso fue lo que les vimos en este
mundial de Perú (sub algo). A despecho
del resultado obtenido; eliminados o no, hay una visión muy clara de lo que es
el fútbol de los Estados Unidos. Es
cierto que los eliminaron, pero eso se debe que existe un tope natural en los
sistemas tácticos y planteamientos teóricos, el cual está dado por la calidad
individual de los ejecutores. Ese techo lo determina la habilidad
personal del jugador, pues la mejor partitura sonará deficiente si los
músicos individuales no están a la altura de ella. Y eso es lo que todavía le falta pulir al
jugador norteamericano: aún no han alcanzado esa calidad individual del argentino
o brasileño, pero cuando lo logren (cuestión de tiempo y empeño), ese país será
un serio protagonista en los campeonatos mundiales de cualquier nivel.
Y en nuestro caso, si detrás del
hábil jugador costarricense hubiera un Sistema Tico de jugar al fútbol,
desde el kinder hasta la universidad del fútbol, otro gallo nos cantaría. Si dejáramos de estar improvisando y haciendo
remiendos cada vez que se convoca a una selección, seríamos protagonistas de
primer nivel en cualquier escenario del mundo.
Nos sobra creatividad y calidad individual, pero nos hace falta un
Sistema Nacional de cómo jugar al fútbol.
No argentino, brasileño o europeo, sino Tico. Como el que tenían los uruguayos en el año
1950. Algo propio y único que, cuando lo
abandonaron y se dedicaron a imitar a los europeos, se sumieron para siempre en
el anonimato. No es malo imitar lo bueno. Lo
terrible es ser malos copiones de cosas idiotas.
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con sus amigos y hagamos algo; talvez podamos salir del “tercermundismo”
futbolístico y algún día, llegar a infundir terror a nuestros enemigos deportivos.
Futboleramente
RIS
E-mail: rhizaguirre@gmail.com
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