jueves, 4 de junio de 2015

92 La revolución del terrorismo



92   LA CHISPA            

 

Lema:    “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”.


LA REVOLUCIÓN DEL TERRORISMO           

            El segundo fenómeno social más siniestro del siglo.  Y se dice segundo, porque el terrorismo no es causa, sino consecuencia.  Todas las leyes, tanto físicas como sociales y espirituales, si se quiere, dicen que no hay acción que no produzca una reacción.  Y el terrorismo es la reacción ante una acción injusta que, disfrazada de legal e institucional, se aplica en forma brutal al más débil.  El terrorismo es la única respuesta posible ante los abusos del Poder.  Por lo tanto, EL TERRORISMO NO ES EL QUE INICIA EL CÍRCULO DEL TERROR; es el que lo completa y encuentra la justificación en sus causas.  El terrorismo siempre será la secuela inevitable que sigue a los abusos del Poder.  No importa que estos tengan la bendición de la ONU, de la OTAN o de la Coalición USA-Inglaterra-España.  Lo que se hizo en Afganistán e Irak  es un flagrante abuso de un poder omnímodo e irracional, que no conoce directriz o justificación alguna que no sea la CODICIA que hay detrás de los hechos que concluyeron con el genocidio de dos pueblos primitivos, que no tenían (como quedó demostrado) ni la menor capacidad con la cual inquietar a la más poderosa maquinaria militar que haya visto la Historia.  Cuando el Poder está por encima de todo y controla los tribunales de la Ley, o los ignora olímpicamente, cerrando a los débiles todos los caminos hacia la Justicia, se ha dado el paso primero y esencial del TERRORISMO,  porque este es, se diga lo que sea, el camino obligado que tienen los débiles ante los abusos del Poder.  
            Estados Unidos y sus secuaces han ignorado desdeñosamente todos los mandatos de las normas de convivencia internacional, subordinándolas a sus intereses económicos, es decir, a su CODICIA.  El gobierno español (no el pueblo) se sumó a esa política de rapiña en busca de jugosos contratos petroleros para REPSOL, ignorando la petición de su propia gente.  Y con esa actitud, rasgaron el velo que conduce al TERRORISMO que ahora tienen que enfrentar en su propio suelo.   Porque el terrorismo no es CAUSA, sino REACCIÓN.  No se puede participar en la masacre de un pueblo, y pretender que no haya respuesta alguna de este.  Si no pueden hacerlo frontalmente porque son más débiles, tienen el recurso siniestro del terrorismo.  Pero, ¿no es un terrorismo atroz dejar caer miles de toneladas de bombas sobre ciudades llenas de niños, mujeres y hombres jóvenes y viejos?  Aldeas enteras de Afganistán fueron reducidas a pavesas mediante salvajes bombardeos que acabaron con todo.  ¿Y no es eso terrorismo de la peor clase?  ¿No es terrorismo hipócrita esgrimir los pretextos que usaron contra Irak para demoler todas sus ciudades y apoderarse de su petróleo?  Y después de eso, ¿quieren que no haya respuesta terrorista?  ¿Qué lógica es la que emplean? 
La comisión de Derechos Humanos acaba de acusar al ejército yanqui de cometer en Afganistán, peores atrocidades que aquellas que utilizaron como pretexto en contra de Saddam Hussein.  Entonces, ¿quiénes son los buenos y quiénes los malos?  ¿No es hipocresía por parte del gobierno de Estados Unidos, andar “certificando” o “descalificando” a países que, según su criterio, cometen abusos en contra de los derechos humanos?  ¿Y qué hay de los prisioneros de Guantánamo?
            Convenientemente han clasificado al terrorismo como un fenómeno espontáneo que se da en solitario, es decir, brota caprichosamente sin ningún motivo, por culpa de los perversos árabes.  Según esta definición acomodaticia, el terrorismo es como el deporte nacional de los árabes, algo a lo que genéticamente están compulsados aunque no haya causa alguna.  Y luego, “los buenos de la película”, los gringos y sus secuaces de coalición, se ven obligados por la fuerza de las circunstancias, a destruir a los malos que ponen en peligro el modo de vida de occidente (USA) y el derecho que tienen de tener cuatro carros por familia; con petróleo barato traído del Oriente Medio.                                                                                    El terrorismo no es la causa, sino el resultado de los abusos del Poder.  Cuando el pobre y débil no es escuchado por los tribunales de la Justicia, viciados por aquel, no le queda más camino que hacerse justicia por su propia mano.  Cuando el Poder Absoluto patrocina la Injusticia, la respuesta ÚNICA es el terrorismo.  Este no existe per se, como un fenómeno espontáneo y sin causa.  ¿Por qué no hay terrorismo en Noruega, Suecia, Suiza o Bélgica?  Porque allí hay JUSTICIA y todo el mundo vive bien.  Tan simple como eso.  Puede que haya locos solitarios que lleven a cabo algún acto terrorista por su cuenta; pero el “TERRORISMO” como institución nacional o de grandes grupos NO EXISTE.  El terrorismo aflora cuando un individuo, grupo o nación poderosa abusa y pasa por encima de la Ley, en evidente perjuicio de los débiles que carecen de los medios para defenderse.
            Dicen que el terrorismo es inmoral.  ¡Claro que sí!  Es inmoral porque nace de la inmoralidad de sus causas.  La cicuta no puede producir bálsamo.  Y el terrorismo es hijo del Terror institucional, “legal” o determinado por la superioridad de la fuerza y las armas.  Se dice que el terrorismo es despiadado.  ¡Claro que sí!  Pero es impío porque nace de la impiedad de las acciones que le dan origen.  También se afirma que el terrorismo es injusto porque castiga a culpables e inocentes por igual, y muchas veces, a más inocentes.  ¡Claro que sí!  El terrorismo es injusto porque la matriz que lo incuba es la Injusticia, y este no puede ser diferente de su madre.  El cardo no puede producir melones.   Se dice que el terrorismo no discrimina entre sus víctimas, como lo hacen las bombas “inteligentes” que por millares cayeron sobre Afganistán e Irak.  Pero es que el terrorismo en tan ciego, perverso y torpe como sus progenitores: la injusticia y la intolerancia que, en vulgar concubinato, le han dado origen con tan singulares características.  De tales padres, tal HIJO.   El terrorismo es hosco, cruel y siniestro porque esa es la calidad de su linaje.  Su ilustre prosapia está formada por el egoísmo, codicia, inmoralidad, injusticia, intolerancia y maldad en el nivel más alto.  Y si esa es su herencia “genética”, nadie puede esperar que, mientras no se eliminen sus causas o progenitores, este pueda desaparecer de la faz de la tierra.
            El terrorismo es un PRODUCTO DE ALGO.   Y por más represión “legal y oficial” que haya, tarde o temprano encuentra las vías para manifestarse.  Y uno de esos caminos son las llamadas “Revoluciones”, tan frecuentes y folclóricos en nuestro medio tercermundista, las cuales no son más que terrorismo en el ámbito nacional de cada país.   Y son despiadadas porque sus causas son la Injusticia y el Dolor infligido a los pueblos por los tiranos y poderosos.  Son despiadadas porque hay sed de sangre.  Hay ira largamente  contenida por el pueblo y, cuando se desborda, no conoce la mesura.  Pero esto no es la CAUSA, SINO LA CONSECUENCIA.  Una Revolución sin revancha y ajuste de cuentas es solo un maquillaje del Poder, y está destinada a desaparecer en forma intrascendente. La Revolución francesa y la rusa “triunfaron” por eso: impusieron el terror.   Por eso pervive la revolución cubana.  No han dejado títere con cabeza.  Y esa es la esencia del terrorismo.   Y cuanto más se le ataque, si no se eliminan sus causas, cada día es más fuerte, más obsesivo y brutal.  Por cada terrorista que se “martiriza”, aparecen mil a ocupar su lugar.  No se puede destruir la herencia del odio porque en esta lucha, el que combate al terrorista, se vuelve peor que aquello contra lo cual pelea.
            El terrorismo es una forma de globalización de la protesta de los pueblos ante la injusticia.   Es injusto, horrible, cruel, perverso, maligno; pero también lo son sus causas.  Y mientras estas perduren, existirá aquel.  También debemos recordar que todo esto es relativo.  Los “bandidos o terroristas” de las Revoluciones triunfantes, se convierten en héroes populares y en los “señores PRESIDENTES DE LA NUEVA REPÚBLICA”.  Y las revoluciones terroristas se convierten en repúblicas democráticas.  Como la del Chile de Pinochet.                                                                                                                                       Yitzhak Rabín, judío terrorista que voló un hotel lleno de turistas en Londres, llegó a presidente de Israel y se convirtió en héroe nacional de ese país.  ¿Entonces?  Y Bush es un héroe nacional para gran parte de USA.  ¿Entonces?
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Fraternalmente
                                                               RIS

Correo electrónico:        rhizaguirre@gmail.com

Entrada al blog “LA CHISPA”        http://lachispa2010.blogspot.com/

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