102 “LA CHISPA”
Lema:
“En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del
Poder”
EL TURISMO: LA MAYOR INDUSTRIA MUNDIAL
Existen varias categorías de países:
agrícolas, productores de petróleo o materia prima, industriales, los dedicados
a los servicios y, los mixtos, es decir, aquellos que participan de todos los
niveles, lo cual les da independencia absoluta de los vaivenes mundiales: el
ejemplo típico es los Estados Unidos y los de su tipo. Los agrícolas son los últimos en la escala
social y económica del mundo. Forman esa
ingrata mayoría de pueblos dependientes, muertos de hambre, cuya economía
depende de los caprichos gastronómicos de los ricos. Son economías vulnerables e incapaces de
fijar los precios de aquello que con tanto dolor y trabajo primitivo
producen. Son los “cero a la
izquierda” en el orden económico y político del mundo. Víctimas incluso de su propia dependencia,
pues para elaborar sus miserables productos, dependen de los llamados insumos
que solamente se producen en los países de tercer nivel, los
industrializados. Son los pueblos víctimas de su
propia incultura, de sus propios gobiernos, y de sus propios compatriotas que
forman las Oligarquías que controlan todo. No es necesario el imperialismo yanqui ni de
ningún otro país, para que estos pueblos vivan siempre en la miseria y al borde
del abismo y la hambruna. Cada uno de
ellos tiene a sus propios verdugos, representados por sus respectivas
argollas de Poder, a las que no les importa otro progreso que no sea el de
ellas. Con la producción de café y
banano les basta para mantener e incrementar sus enormes fortunas, las cuales
aumentan con la evasión fiscal, los llamados CAT, y cuantas ventajas se auto
recetan desde el gobierno, del cual suelen ser los dueños permanentes. Para estos pueblos NO HAY ESPERANZA ALGUNA,
pues todos producen de lo mismo, lo cual permite que los compradores ricos, que
no desperdician sus terrenos en la producción de café u otras tonterías de esa
clase, se den el lujo de, ante la SOBRE OFERTA, fijar los precios a su gusto.
Durante docenas de miles de años el
hombre fue agricultor y nunca necesitó de “INSUMOS”, esa palabreja
misteriosa que ha convertido a los países de esta clase, en clientes obligados
de los que poseen esa industria venenosa.
Ahora se depende vitalmente de los insumos, a los cuales
ellos les ponen precio. Y la paradoja de
esto es que, muchas veces, las cosechas no alcanzan ni para pagar los “insumos”
de “Monsanto” y decenas de gigantes
“insumeros” de esa categoría, los cuales han convertido en sus esclavos a todos
los agricultores del mundo. La
“planificada” falta de cultura de los pueblos agrícolas, los ha convertido en
dependientes de los insumos. “Si no
hay insumos, no hay cosecha”. Y bajo
ese lema que todo el mundo acepta como un dogma, voluntariamente se colocan los
grilletes de la dependencia de los “insumos”.
Ya nadie se atreve a sembrar una parcela de tomate o yuca si no cuenta
con una variedad de insumos: abonos, plaguicidas, yerbicidas, cucarachicidas,
nematocidas, zancudocidas y todo lo que termina en cida. Y todo con precio en dólares, fijado por las
empresas “insumeras”. La mitad de la
producción se volatiliza en insumos.
Luego están los países industrializados. Etapa que Costa Rica se debe saltar por
completo, pues la competencia en ese terreno es terrible. La industria requiere una inversión
billonaria en infraestructura, y sus resultados no son muy seguros ante el
peligro que representan los gigantes como Estados Unidos, Japón, Alemania,
Italia, Francia, China, Corea y otros de parecido nivel. Ese es un terreno de los “peso pesado”, en
donde un país como Costa Rica nada tiene que hacer.
Luego está la categoría de los
países que se dedican a los servicios.
Y es allí el sitio donde debe ubicarse Costa Rica en tres vertientes: Banca,
Turismo y comercio. Para la banca
tenemos la estructura necesaria; solo es cuestión de pensar y actuar en
grande. Debemos crear una banca moderna: mixta pero independiente de la
ineptitud oficial del Gobierno, y de los chanchullos políticos de la Banca
Nacionalizada (caso del Anglo).
Privada, pero que no esté en manos de una argolla de judíos nacionales o extranjeros, o al
servicio exclusivo de la Oligarquía y otros grupos de agiotistas que puedan
disponer de ella a su servicio exclusivo.
Una Banca bien regulada, pero libre y pujante. Es decir, una Banca que haga atractiva la
inversión, y no lo que tenemos en la actualidad, que no ofrece ningún beneficio
o estímulo al ahorrante, es decir, un negocio tigre que se queda con todo para
el Estado. Una Banca eficiente, rica y
poderosa; con proyección internacional (por lo menos en el ámbito
centroamericano y del Caribe), que nos convierta a todos los ciudadanos de este
país, “en potenciales banqueros y especuladores de la Bolsa”. ¿Por qué no?
¿No es ese el gran negocio de los suizos y de Norteamérica? ¿No es la
Banca la que ha convertido a los helvéticos en una de las naciones más ricas
del mundo? Por medio de la Banca se
pueden realizar miles de negocios que incluyen contratos industriales,
turísticos y de todo tipo de negocios.
Se puede vivir en grande de la Banca; esa lección la aprendieron
perfectamente los judíos desde hace miles de años, lo cual los ha convertido en
el pueblo, persona a persona, más rico del mundo.
“Ya que Yavé tu dios te habrá
bendecido, como te ha dicho, PRESTARÁS ENTONCES A MUCHAS NACIONES, más tú no
tomarás prestado; tendrás DOMINIO SOBRE MUCHAS NACIONES, PERO SOBRE TI NO
TENDRÁN DOMINIO”. (Deuteronomio 15:
6).
Como pueden
ver, la Banca es un negocio divino, no solo autorizado por el dios de
los judíos, sino que tiene la categoría de MANDATO SAGRADO. Así, pues, que NO ES PECADO SER AGIOTISTA. Además, les dice que deben prestar a muchos
para tener DOMINIO sobre ellos.
Pero más importante todavía, es que les dice que NO DEBEN TOMAR
PRESTADO PARA QUE NADIE LOS DOMINE. El mal endémico de los países agrícolas
tercermundistas: vivimos hasta el pescuezo de deudas que cada día nos hunden
más. En cambio, los judíos tomaron buena
cuenta de ese mandamiento de su dios, y los resultados son asombrosos. ¿Por qué no podemos hacer lo mismo nosotros? Talvez no a esa escala gigantesca (Global) de
los judíos, gringos o suizos; pero eso sí, en una medida que nos permita salir
del tutelaje brutal que nos imponen los países prestamistas. Dejando de ser deudores, evitaremos el
dominio sobre nosotros; siendo acreedores, tendremos dominio. Al menos sobre nuestro destino.
Subordinados
a la Banca, se encuentran todas las industrias y el comercio. Una Banca ágil, moderna y eficiente, hace que
florezca el comercio, y con él, toda la economía de un país. El comercio genera infinidad de puestos de trabajo
directo e indirecto. El comercio mueve
las ruedas del progreso, y es por eso que la Banca siempre debe estar atenta a
mantener bien “aceitados” sus múltiples engranajes. Una Banca ineficiente es causa de parálisis,
entorpecimiento y ruina. Por eso NO
debe ser del todo “estatal”, porque el Estado como administrador suele ser poco
eficiente; además, todo lo politiza y convierte en asunto electorero. Si es estatal, la política es la que
determina los compadrazgos y quiénes son los que se benefician de ella. Tampoco debe ser del todo privada porque
pierde su carácter social y se transforma en un ente mercantilista sin ninguna
sensibilidad social. Y ese tipo de Banca
usurera e impersonal, solamente está al servicio de sus dueños. La codicia es su única guía, y aunque
es terriblemente eficiente, no se deriva de ella ningún bien social. Es un ente parasitario que se nutre y crece
con el esfuerzo y trabajo de la sociedad; se beneficia del esfuerzo colectivo
de la comunidad, pero nada le devuelve a esta.
Es el caso de la Banca judía en los Estados Unidos. No tiene conciencia social y es
brutalmente despiadada.
Parece que la mejor alternativa para
el desarrollo es una Banca Mixta, que conjugue la eficiencia de la empresa
privada, con los criterios sociales de desarrollo, que son obligación del
Estado. No debe ser únicamente
internacional, porque ya sabemos que a las transnacionales poco les importan
los países como el nuestro; ellos están solo para hacer negocio, sin
importarles un chayote el bienestar social.
Tampoco debe ser solo nacional, pues eso le limita su visión del mundo y
les coarta la intrepidez necesaria para pensar en grande y más allá del patrón
aldeano que caracteriza a nuestros banqueros y comerciantes. Y debe ser mixta para que cuente con el
respaldo del Estado, la eficiencia de la empresa privada y la confianza de
todos los ciudadanos. El Estado y la
iniciativa privada son la garantía necesaria para ganar la confianza del
público. Una Banca así, nos da la
seguridad de ser una realidad sólida y confiable para convertirse en la
plataforma para el despegue comercial y turístico, asuntos que trataré en la
próxima “Chispa”. Si hemos de soñar, que sea en
grande. Si le gustó esta, hágala
circular para que, algún día, seamos de
verdad “la Suiza centroamericana” no solo de nombre, sino con la chochosca.
Turistescamente
RIS
E-mail: rhizaguirre@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario