domingo, 28 de junio de 2015

183 ¿Está todo bajo el contol de Dios?



183   LA CHISPA                     

Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
¿ESTÁ TODO BAJO EL CONTROL DE DIOS?
            Decimos que Dios es la Perfección y que el universo entero es su obra, o que Dios es el universo.  Decimos que Su poder es infinito, lo que quiere decir que NO HAY OTRO que pueda desviar, variar o anular Su voluntad.  Y siendo que Dios es la personificación del Amor y la Bondad, no debería tener cabida alguna el mal, el cual es, según la teología, producto del Demonio.  Entonces ¿por qué persisten y se imponen en todo el mundo la injusticia, el abuso, la maldad, la explotación de los débiles por parte de los fuertes; la matanza de niños, viejos, mujeres y gente indefensa e incapaz siquiera de comprender cuál es la razón por la que son aniquilados?
            ¿Cómo explicar racionalmente (o por lo menos comprensiblemente) que tan poca gente sea dueña de tanto, mientras que enormes masas de seres humanos ni siquiera tienen qué comer?   ¿Tiene Dios algún control sobre estas cosas cotidianas de la vida del hombre?  ¿O simplemente es que no le importa lo que pase en este planeta, y que estamos librados a las fuerzas del azar y la supervivencia del más fuerte, como dijo Darwin?   Por lo que se ve en el mundo actual, y por lo que nos enseña la Historia, podemos afirmar que Dios jamás ha intervenido en los negocios de los hombres, ni siquiera para frenar algún acto de evidente injusticia individual o colectiva.  Ni el Pueblo Elegido se salva de esta apreciación, a pesar de ser, según sus libros sagrados, la nación mimada de Dios.  Ni cuando miles de ellos eran eliminados en los diversos holocaustos que han sufrido en su accidentada vida.  Y aparte de los libros de ciencia-ficción religiosa, NO EXISTE UN SOLO CASO de participación directa comprobada de Dios en los asuntos humanos.  Nadie puede probar que la Segunda Guerra Mundial la ganaron los aliados porque Dios estuvo con ellos. 
            La gente puede decir lo que quiera por influencia de su fe, pero no hay demostración irrebatible de la intervención de Dios en estos sucesos.  ¿Cómo pudo Dios permitir que los japoneses asesinaran a diez millones de chinos durante la guerra última?  ¿Cómo permitió el dios de los judíos que los alemanes les mataran a seis millones de personas?  No parece haber explicación racional a estos hechos.   ¿Será que al darnos el libre albedrío quedamos librados a nuestra suerte, inteligencia y capacidad personal?   La historia parece ratificar esta suposición.  Solo sobreviven los más listos y fuertes: individuos y pueblos.  Millones de hombres de fe viven pidiendo justicia a Dios; pero resulta que esta nunca se da, y los malos y fuertes parecen inmunes a todos los posibles castigos que las religiones anuncian para los ricos y perversos.  Al contrario, son únicamente los pobres y débiles los que sufren todo tipo de tormentos e injusticias. 
            La abismal diferencia entre los pueblos de la tierra es un buen indicador para preguntarnos que si todo está bajo el control de Dios.  Y si Dios permite esas diferencias que favorecen solamente a algunos y dañan a millones, ¿cuál es el concepto que tiene Dios de la Justicia?   ¿Por qué cuatrocientos millones de africanos mueren de hambre lentamente, mientras que los gringos y gran cantidad de europeos botan la comida?   Es seguro que sobrarán personas creyentes que digan que esa es “la voluntad de Dios”, y que los hombres no tenemos derecho a conocer sus oscuros designios.  Pero esa definición es muy débil y carece de prueba alguna, pues NADIE sabe cuál es la voluntad de Dios.  Las respuestas religiosas de esa naturaleza, solamente sirven para paliar nuestra enorme angustia ante la ignorancia o imposibilidad de una explicación lógica.
            Vemos que la Naturaleza se rige, casi infaliblemente, por lo que consideramos que son leyes o reglas determinadas por algo o alguien a quien solemos llamar Dios.  Pero esa misma naturaleza es destruida cotidianamente sin que Dios intervenga por ella.  Nos dirán los hombres de fe, que la desaparición del ser humano será su castigo por eso.  Pero entonces, ¿cuál fue el objetivo de crear a un género tan dañino capaz de destruir la obra de Dios, e incluso a él mismo?  Y más todavía, al mismo Dios, pues una vez desaparecido el único ser capaz de meditar sobre Aquel, este dejaría de tener existencia.   La gran paradoja es que Dios existe porque el hombre vive.  Un Creador sin testigos, no tiene quien lo avale o dé testimonio de su existencia.   ¿Tiene Dios el control sobre este dilema?
            Estadísticamente los malos siempre ganan (digamos que “casi” para no ser tan tajantes).  Y eso nos devuelve a la gran pregunta: ¿por qué el mal es la norma casi general en un mundo supuestamente regido por un Dios todo bondad, justo, amoroso y con un sentido infinito del valor de la vida?   ¿Cómo este Dios permite tanta injusticia, y tan abismales diferencias sociales entre las criaturas del reino de los hombres?   ¿Cómo permite Dios, si está en control de todo, semejante sacrificio (desperdicio) de vidas como la que se da en Irak, Palestina y tantos otros sitios en donde los malos imponen su ley?
            ¿Estamos en las manos de Dios o del Demonio?   Las cajoneras explicaciones religiosas son insuficientes para los cientos de millones de personas que sufren sin ninguna esperanza real, NINGUNA, por más que los pastores ofrezcan mil cielos para después de la muerte.
            Piense en esta “Chispa”, coméntela con sus amigos.  Ojalá que sin pasión religiosa, pues esta a nada conduce ni da respuestas reales, por imaginativas o consoladoras que sean estas.
                                   Fraternalmente
                                                                       RIS

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