domingo, 28 de junio de 2015

150 El sindicalismo en Costa Rica



150   LA CHISPA                

Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”

EL SINDICALISMO EN COSTA RICA

            “Divide y vencerás” reza un perverso y sabio adagio que bien puede ser Sun Tzu o de Maquiavelo, pero cuya veracidad es irrebatible.           Esto es lo que la patronal (Oligarquía) y el Gobierno han hecho con el movimiento obrero de Costa Rica.  No solo introdujeron en la clase trabajadora el caballo de Troya del Solidarismo, sino que han patrocinado generosamente la formación de infinidad de sindicatos en cada empresa del Estado o privada.  “Sindicatos” de diez o doce miembros que son instrumentos de la patronal, y que funcionan como disolvente de la unión laboral tan imprescindible ante el abuso del poder.  Estos pequeños sindicatos son enemigos entre sí, y no tienen otra orientación que no sea la de los intereses personales de cada uno de sus miembros.  Una rebatiña individual sin ninguna consciencia colectiva ni gremial.
Hace muchos años que los sindicatos son el hazmerreír de la patronal y del gobierno, que son la misma cosa.  Pero hace varias décadas el sindicalismo era temido y respetado, y los obreros se sabían protegidos en sus derechos por sus respectivas organizaciones laborales.  Pero en la actualidad ¿qué es el sindicalismo?  Una pobre caricatura que solo sirve como plataforma de los oportunistas para llegar a la política.  Cuanto arribista quiere colarse en la política se mete a un sindicato y desde allí, crea su plataforma para ser tomado en cuenta por los “grandes”, o para venderse cuando sea necesario. 
            Durante muchos años después de que empezó la debacle de este instrumento de poder de la unión obrera, persistió incólume el último reducto del sindicalismo en el Magisterio Nacional, bajo el nombre de ANDE, APSE, SEC y otros menores.  Esta unidad casi monolítica del Magisterio era un evidente peligro y “mal ejemplo” para la clase trabajadora.  Representaba un faro que marcaba el camino a la masa obrera de esta nación.  Por eso, desde los años setenta, “La Nación” montó una pertinaz, insidiosa y sistemática campaña de descrédito en contra de los educadores.  La Oligarquía no podía permitir ese ejemplo tan peligroso para los trabajadores del país.  De ahí que no escatimaran millones en desprestigiar a los maestros de todas las formas más retorcidas que pudieron.  Finalmente, este gremio también sucumbió a la politiquería, la ineptitud y el servilismo a los gobiernos de turno.  Yo, como representante magisterial de mi colegio pude darme cuenta desde adentro, cómo operaban la maquinaria política para comprar, sobornar y someter a los líderes magisteriales.  Fui testigo de las ofertas, premios y ascensos que les hacían para acallarlos o que traicionaran los intereses gremiales.  Los líderes tomaban decisiones a espaldas del grupo; llegaban a arreglos subterráneos con el Gobierno; suspendían los paros decretados en las asambleas y, de repente, aparecían becados al Brasil o cualquier otro lugar; o bien, eran ascendidos a supervisores o cualquier otro cargo más encumbrado y con mayor salario.
            Decepcionante en realidad.  Y esa es la historia de todos los sindicatos en Costa Rica.  Son cubiles de aspirantes a diputados o a cualquier puesto político.  Hace unos meses, a raíz de una “Chispa” que no recuerdo sobre qué trataba, fui invitado a una reunión “social” por un dirigente sindical del I.C.E.  Y hablando con él, me di cuenta de que en el I.C.E. hay al menos ONCE SINDICATOS.  ¿Cómo puede funcionar eficientemente la fuerza laboral atomizada en casi una docena de sindicatos en UNA SOLA INSTITUCIÓN DEL GOBIERNO?  Eso es una  broma de mal gusto.  ¿Cómo puede el sindicalismo serio aspirar a ser oído por sus patronos si es incapaz de unirse en una sola fuerza?  En las luchas intestinas del I.C.E. por el problema de la privatización, vimos el deplorable ejemplo que daban en su feroz canibalismo.  Jamás pudo saber la ciudadanía por qué era que peleaban; si era por sus puestos de garrapatas del Estado o por el bien común del pueblo; o por la preservación del I.C.E. como institución benemérita.  El sindicalismo en Costa Rica es una farsa o, por lo menos, ya no cumple los propósitos básicos para los cuales fue creado el sindicalismo en el mundo.  Si alguno de esos grandes líderes que, incluso dieron sus vidas por los ideales del movimiento obrero viniera a costa Rica, sentiría vergüenza de ver en lo que lo hemos convertido: en cubil de politiquillos trepadores; en madriguera de entreguistas al mejor postor.  El sindicalismo nacional es materia de risa.
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                                                           Sindicalescamente
                                                                                  RIS

E-mail:        rhizaguirre@gmail.com




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