martes, 24 de abril de 2012

166 Un "METRO" de verdad


166    “LA CHISPA”          

Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”.

UN “METRO” DE VERDAD
            Desde hace años hemos abogado por la instalación de un tren Metropolitano, como una solución verdadera no solo para el servicio de un millón de pasajeros, sino como una alternativa obligatoria ante la crisis del petróleo.  Lo vimos venir desde hace años, cuando escribimos las primeras “Chispas” al respecto.  Pero cuando lo hicimos, nos referíamos a un Metro de verdad, y no a la charlatanería que significa ese destartalado trencito San Pedro-Pavas. Es por eso que los transportistas nada han dicho ni protestado; saben que esa es una inutilidad que no es competencia para ellos.  Es cierto que peor es nada; pero esa no es, ni remotamente, la solución a este problema cuya dimensión excede la capacidad de este o cualquier gobierno.  Nada podemos hacer ante la crisis del petróleo.  Pero aquí tenemos una alternativa que es una bendición del cielo: agua.  En cantidades exportables.  Y esto hace factible no solo la producción actual de energía eléctrica, sino que nos da la capacidad para duplicarla o triplicarla, si las necesidades aumentaran.  Tenemos energía barata, limpia, abundante, eterna y casi gratis.  La cuestión es simple: solo tenemos que electrificar el transporte nacional, tanto el de carga como el de pasajeros.  Pero debe ser un plan serio y de envergadura nacional.  No se trata de poner a funcionar un folclórico trencito entre Pavas y San Pedro, sino de crear una auténtica red vial que sirva a la mayor parte de localidades del área metropolitana.
            Además, vías férreas dobles que unan ambas costas con la capital; y que desde los puertos, lleguen hasta las fronteras norte y sur; y más allá, si fuera factible y rentable (que debe serlo).  Pero tren electrificado que no permita el escape de vitales y valiosas divisas.  En San José, un anillo de circunvalación que englobe toda la ciudad en su perímetro.  Luego, unas dos o tres vías norte-sur y este-oste que conecten con el anillo y que atraviesen toda la ciudad.  Quedaría muy poco espacio que no cubriera este sistema de sencillez extraordinaria.  Y a partir del anillo, se prolongarían ramales hacia diferentes ciudadelas aledañas a la capital.  Y donde no fuera posible, se establecerían líneas de trolebuses.  Eso es muy fácil y tan barato como cualquier autobús, aunque a la larga, resultan mucho más económicos.  Toda Europa se mueve en trenes y metros.  ¿Qué nos impide hacerlo a nosotros?  Falta de voluntad política y la obstrucción de las cámaras de autobuseros y transportistas.  Pero cuando la situación sea insostenible, porque el petróleo NO BAJARÁ DE PRECIO NUNCA MÁS, ellos mismos estarán interesados en participar en el negocio.  Así que, ¿por qué no hacerlo desde ahora?  Que no nos pase aquello de que “lo que no hizo el vivo al principio, lo hizo el tonto al final”.  Ya llegamos al borde del abismo en el trasporte con hidrocarburos, pues en esta carrera NO HAY MARCHA ATRÁS.  La humanidad se encamina hacia un precipicio que solo tiene muy pocas salidas, pero una de ellas NO ES EL PETRÓLEO BARATO.  Esa época de oro se está acabando incluso para los gringos.  Entonces ¿cómo es que hay gente empecinada en seguir cerrando los ojos ante lo que es la ÚNICA alternativa del país?  Como una bendición del cielo, tenemos agua en cantidades industriales.  No tenemos por qué depender del petróleo sino para cosas extremas; y no debe ser la carestía de ese producto, la guillotina que decapite nuestra economía y modo de vida.         
Por desgracia, el ciudadano común NO QUIERE darse cuenta de la situación y hace como el avestruz, creyendo que solo se trata de una pesadilla temporal y que pronto las cosas volverán a la normalidad en cuestión de unos días o meses.  Y algunos más simples todavía, ni siquiera piensan en el asunto.  Pero la época del petróleo pasó para siempre.  Ahora a los países de vanguardia les toca buscar y encontrar una alternativa a los combustibles fósiles que, de todas maneras, ya están en su fase de extinción.  Demasiado rápido los han gastado los gringos, europeos y japoneses; y además, jodieron la capa de ozono.
            Dichosamente nosotros tenemos la alternativa barata de la electricidad; al menos para hacerle frente a la faceta más oscura de la crisis: el transporte de carga y pasajeros.  ¿Qué esperamos?  ¿Que la situación llegue a límites inmanejables?  ¿Tendremos que llegar al extremo de muerte para entender la dimensión del problema?  No se trata de construir ferrocarriles que funcionen con diesel.  La opción del petróleo debe quedar por fuera en todo programa de desarrollo, porque utilizarlo significa que todo el valor de la producción, cualquier que este sea, se disipará en el pago de ese combustible; y ante tal alternativa, es preferible dividirnos en infinidad de pueblitos al estilo del tiempo de la Colonia, autosuficientes y con un comercio de trueque.  Y volver a la carreta y los bueyes, a los burros, al caballo y, a la BICICLETA, el vehículo del futuro, nos guste o no.   Solo es cuestión de tiempo y todos andaremos pedaleando, “a güevo”.
            Es por eso que la alternativa del tren eléctrico es la única que tenemos.  Será difícil, pues los infames que hicieron todo lo posible para que el ferrocarril se hundiera en beneficio de los transportistas, se encargaron de hacer que incluso los “palos” del cable eléctrico fueran cortados para asegurarse de que el tren eléctrico jamás regresaría como competencia.  Pero ahora que estamos en la encrucijada y sin otra salida, a la fuerza tendremos que ponerlo a funcionar, y con electricidad.  NO HAY OTRO CAMINO.
            Si le gustó o no esta “Chispa”, eso no importa mucho; pero eso sí, vaya preparándose para la era de los pedales, que ya está a la vuelta de la esquina; y para que no se aflija, piense en lo divertido y sano que será.  Y dele “gracias” al imperialismo, pues por su culpa y su angurria por apoderarse del petróleo de Irak, se ha dado esta tragedia que ahora se abate sobre la humanidad, especialmente sobre los países pobres que no tienen ese recurso en su subsuelo.  Mientras tanto Europa y el mundo entero se “ferrocarrilizan”, en Costa Rica nos seguimos haciendo “carreteras” que nos subordinan a los intereses de las grandes petroleras.  ¿En qué otros países los gobiernos han destruido dos líneas férreas que comunicaban a la capital, San José, con ambos océanos?  ¿Hay otro ejemplo de estos en el mundo?  ¿Hay otro país con tantos recursos hidroeléctricos que permita electrificar toda una red nacional de ferrocarriles?
            Ferrocarrilescamente
                                               Ricardo Izaguirre S.      E-mail:     rhizaguirre@gamil.com
Entrada al blog    “LA CHISPA”:          http://lachispa2010.blogspot.com/

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