949 “LA CHISPA”
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
¿POR QUÉ TRAICIONAMOS A NUESTRAS PAREJAS?
Este es un tema que debe ser contestado desde dos puntos de vista: femenino y masculino. De parte de “La Chispa” solo se tratará desde el punto de vista masculino, del autor y de unos cuantos amigos con los que hemos hablado sobre el tema. La opinión femenina surgirá de las voces de las amigas lectoras (si son tan amables), y luego podremos conversar más. Aquí se señalará algo sobre las razones de la conducta masculina ante el hecho de la traición. Solo una especie de barrunto, pues es imposible fijar normas generales que determinen con precisión las causas de ese delito. Y por otro lado, solo se harán preguntas en cuanto a la actitud de las mujeres en esta criticable conducta. Lejos estamos de comprender el pensamiento femenino y, mucho menos, sus razones. Y ya que la mente de la mujer más sencilla es un arcano pavoroso para el hombre más inteligente, no nos atrevemos a establecer ninguna teoría. Solo haremos preguntas con la esperanza de que algunas queridas lectoras nos den respuestas que, de hecho, no están al alcance de los hombres. No justificaciones fundamentadas en el sexismo, sino causas razonables y creíbles; por eso las invitamos cordialmente a que lo hagan. Entre todos, talvez encontremos algunas explicaciones a este tan discutido tema sobre el cual se han construido tantos mitos y se han formulado tantas leyes, castigos, amenazas y críticas. Tantos enfoques injustos que en nada ayudan a “resolver” este asunto tan eterno como el hombre mismo.
Pero antes tenemos que crear, como
herramienta provisional de trabajo, alguna definición de qué entendemos por FIDELIDAD mínima y satisfactoria para
ambos géneros. La contrapartida de la
traición. El punto de vista de la
religión es muy extremista, parcial, y no llena los requisitos de una
equivalencia de obligaciones en ambos sexos.
Tenemos, pues, que encontrar una salida que sea válida para ambos bandos
y, a partir de ahí, iniciar el análisis y la discusión. Empecemos con el asunto del sexo, que parece
ser la parte más espinosa de esta materia.
¿Cuáles son las razones que justifican la disparidad en los juicios que
merece la traición sexual entre el hombre y la mujer? ¿Por qué se considera que es más aceptable
socialmente el adulterio del varón?
Dada la prepotencia del macho, y del hecho de que todas las leyes han
sido confeccionadas por hombres, se entiende el carácter del ventajismo
masculino en todos los códigos. Pero
¿cuáles son las diferencias a nivel moral y social de la traición? Social y moralmente la mujer tiene indicada
una culpabilidad mayor que ha sido decretada por una sociedad machista, desde
luego. ¿Y el hombre? Aun en las más adelantadas sociedades, esta
falla masculina encuentra justificación; se la considera censurable, pero nada
del otro mundo; el varón suele tener una especie de fuero especial que
justifica sus devaneos y enredos sexuales con otras hembras que no sean su
esposa o su pareja “oficial”. La mujer
NO, incluso las mismas damas se convierten en las críticas más acerbas de sus
congéneres que fallan en este
terreno. Las despellejan con una
crueldad que no lo haría ni el más enchilado de los maridos burlados.
Entonces, podemos partir de la
cuestión sexual, considerando el adulterio como la máxima ofensa a la pareja
con la cual se convive. Parece, salvo
mejor opinión de las lectoras, que
todo está subordinado al sexo. Pero
existen, como es natural, dos puntos de vista fundamentales con su infinidad de
variantes. Aquí, daremos un punto de
vista masculino (tan cierto o errado como el de cualquier hombre), y esperamos
que algunas damas nos den el de ellas.
¿Por qué traiciona el hombre a su pareja? Porque en su estructura mental es INCAPAZ de captar los alcances de este
delito en la sensibilidad de la mujer.
Aunque en el nivel racional puede entenderlo y valorar la naturaleza del
daño que ocasiona, su aparato emocional no sabe cómo procesar esas sutilezas
morales. Además, la sexualidad en el
hombre es un acto mecánico, únicamente corporal, que poco tiene que ver con sus
“sentimientos”. Él ama a su esposa, y
aunque sabe que lo que está haciendo no es correcto, aplica su doble código
moral en su vida extramarital, dando por descontado que tales aventuras
sexuales en nada comprometen su condición de marido modelo. El hombre JAMÁS ve la posibilidad de compromiso
en un lance sexual. Mucho menos, entiende
la posibilidad de que tan insignificante y fugaz momento,
pueda ocasionar algún daño a su pareja, si esta llega a enterarse. El compromiso (problema) surge con la
repetición del acto con la misma persona, lo cual lleva a la costumbre y
creación de ciertos nexos que cada día van siendo más fuertes y creadores de obligaciones
y “derechos”. Pero no es sino hasta que
la “otra” empieza el sutil acoso y a hacer llamadas telefónicas a su casa, que
el hombre empieza a darse cuenta de la magnitud del lío en el cual está
metido. Sin embargo, todavía sigue
creyendo que es “manejable” y que solo depende de sus dotes de galán y su labia
para escapar ileso. E inconsciente,
sigue acercándose hacia el precipicio del desastre marital en donde todos salen
perdiendo. Y parece que nunca
aprendemos.
En la traición sexual del hombre no
parece haber dolo, mala intención ni siquiera falta de cariño o respeto
por su pareja; lo que hay es inconsciencia y un brutal instinto que subordina
todo a sus impulsos biológicos, es decir, se animaliza hasta un grado de
obnubilación total. Y muy poco tiene
que ver con el tiempo. Puede conocer a
una mujer a las 10 y a las once estar en la cama con ella. Ahí no hay cariño, confianza, conocimiento
mutuo ni nada de eso que caracteriza la relación de pareja. Es puro sexo en el cual solo existe un vago
sentimiento de culpa física pero no moral.
Y debido a ese enfoque machista, es que las leyes siempre han sido
tolerantes con el hombre (leyes hechas por hombres). En cambio, las normas que culpan y castigan a
las mujeres, se fundamentan en suposiciones de lo que el engaño de la mujer
implica en materia moral y sentimental.
Se supone que la traición física de la mujer, está precedida por un
largo período de enamoramiento silencioso o no, es decir, hay sentimientos
involucrados; lo cual, según la visión del hombre, sí constituye un delito
punible. ¿Qué les parece a las damas? Seguiremos en otra “Chispa”
Disculpen. No soy chica, pero voy a opinar. Busqué leer algo coherente, algo serio sobre el tema y encontré este artículo.
ResponderEliminarCuando uno traiciona, en el momento no siente culpa, pero luego sí, se apodera de uno, más cuando nos descubren. El dolor o "nose que" se siente y mucho, después nos preguntamos "¿por qué le hicimos tanto daño a la persona que amamos?" Pero en realidad el dolor verdadero es el que siente la mujer.
En realidad estoy muy preocupado por lo que me acaba de pasar. Jamás había traicionado, incluso iba contra mis valores morales, pero eh aquí un hombre que ha traicionado y se siente muy mal por lo que ha hecho. Mas que un aporte, creo que, es una forma de expresar lo que siento y a la vez buscar respuestas.
De todas formas no justifico jamás al hombre que traiciona, de ninguna manera. Me culpo y me cuesta aceptar que lo eh hecho.
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