domingo, 15 de abril de 2012

949 ¿Por qué traicionamos a nuestras parejas?

949     “LA CHISPA”    

Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”

¿POR QUÉ TRAICIONAMOS A NUESTRAS PAREJAS?
            
           Este es un tema que debe ser contestado desde dos puntos de vista: femenino y masculino.  De parte de “La Chispa” solo se tratará desde el punto de vista masculino, del autor y de unos cuantos amigos con los que hemos hablado sobre el tema.  La opinión femenina surgirá de las voces de las amigas lectoras (si son tan amables), y luego podremos conversar más.  Aquí se señalará algo sobre las razones de la conducta masculina ante el hecho de la traición.  Solo una especie de barrunto, pues es imposible fijar normas generales que determinen con precisión las causas de ese delito.  Y por otro lado, solo se harán preguntas en cuanto a la actitud de las mujeres en esta criticable conducta. Lejos estamos de comprender el pensamiento femenino y, mucho menos, sus razones.  Y ya que la mente de la mujer más sencilla es un arcano pavoroso para el hombre más inteligente, no nos atrevemos a establecer ninguna teoría.  Solo haremos preguntas con la esperanza de que algunas queridas lectoras nos den respuestas que, de hecho, no están al alcance de los hombres.  No justificaciones fundamentadas en el sexismo, sino causas razonables y creíbles; por eso las invitamos cordialmente a que lo hagan.  Entre todos, talvez encontremos algunas explicaciones a este tan discutido tema sobre el cual se han construido tantos mitos y se han formulado tantas leyes, castigos, amenazas y críticas.  Tantos enfoques injustos que en nada ayudan a “resolver” este asunto tan eterno como el hombre mismo. 
            Pero antes tenemos que crear, como herramienta provisional de trabajo, alguna definición de qué entendemos por FIDELIDAD mínima y satisfactoria para ambos géneros.  La contrapartida de la traición.  El punto de vista de la religión es muy extremista, parcial, y no llena los requisitos de una equivalencia de obligaciones en ambos sexos.  Tenemos, pues, que encontrar una salida que sea válida para ambos bandos y, a partir de ahí, iniciar el análisis y la discusión.  Empecemos con el asunto del sexo, que parece ser la parte más espinosa de esta materia.  ¿Cuáles son las razones que justifican la disparidad en los juicios que merece la traición sexual entre el hombre y la mujer?  ¿Por qué se considera que es más aceptable socialmente el adulterio del varón?  Dada la prepotencia del macho, y del hecho de que todas las leyes han sido confeccionadas por hombres, se entiende el carácter del ventajismo masculino en todos los códigos.  Pero ¿cuáles son las diferencias a nivel moral y social de la traición?  Social y moralmente la mujer tiene indicada una culpabilidad mayor que ha sido decretada por una sociedad machista, desde luego.  ¿Y el hombre?  Aun en las más adelantadas sociedades, esta falla masculina encuentra justificación; se la considera censurable, pero nada del otro mundo; el varón suele tener una especie de fuero especial que justifica sus devaneos y enredos sexuales con otras hembras que no sean su esposa o su pareja “oficial”.  La mujer NO, incluso las mismas damas se convierten en las críticas más acerbas de sus congéneres que fallan en este terreno.  Las despellejan con una crueldad que no lo haría ni el más enchilado de los maridos burlados.
            Entonces, podemos partir de la cuestión sexual, considerando el adulterio como la máxima ofensa a la pareja con la cual se convive.  Parece, salvo mejor opinión de las lectoras, que todo está subordinado al sexo.  Pero existen, como es natural, dos puntos de vista fundamentales con su infinidad de variantes.  Aquí, daremos un punto de vista masculino (tan cierto o errado como el de cualquier hombre), y esperamos que algunas damas nos den el de ellas.  ¿Por qué traiciona el hombre a su pareja?  Porque en su estructura mental es INCAPAZ de captar los alcances de este delito en la sensibilidad de la mujer.  Aunque en el nivel racional puede entenderlo y valorar la naturaleza del daño que ocasiona, su aparato emocional no sabe cómo procesar esas sutilezas morales.  Además, la sexualidad en el hombre es un acto mecánico, únicamente corporal, que poco tiene que ver con sus “sentimientos”.  Él ama a su esposa, y aunque sabe que lo que está haciendo no es correcto, aplica su doble código moral en su vida extramarital, dando por descontado que tales aventuras sexuales en nada comprometen su condición de marido modelo.  El hombre JAMÁS ve la posibilidad de compromiso en un lance sexual.  Mucho menos, entiende la posibilidad de que tan insignificante y fugaz momento, pueda ocasionar algún daño a su pareja, si esta llega a enterarse.  El compromiso (problema) surge con la repetición del acto con la misma persona, lo cual lleva a la costumbre y creación de ciertos nexos que cada día van siendo más fuertes y creadores de obligaciones y “derechos”.  Pero no es sino hasta que la “otra” empieza el sutil acoso y a hacer llamadas telefónicas a su casa, que el hombre empieza a darse cuenta de la magnitud del lío en el cual está metido.  Sin embargo, todavía sigue creyendo que es “manejable” y que solo depende de sus dotes de galán y su labia para escapar ileso.  E inconsciente, sigue acercándose hacia el precipicio del desastre marital en donde todos salen perdiendo.  Y parece que nunca aprendemos.
            En la traición sexual del hombre no parece haber dolo, mala intención ni siquiera falta de cariño o respeto por su pareja; lo que hay es inconsciencia y un brutal instinto que subordina todo a sus impulsos biológicos, es decir, se animaliza hasta un grado de obnubilación total.   Y muy poco tiene que ver con el tiempo.  Puede conocer a una mujer a las 10 y a las once estar en la cama con ella.  Ahí no hay cariño, confianza, conocimiento mutuo ni nada de eso que caracteriza la relación de pareja.  Es puro sexo en el cual solo existe un vago sentimiento de culpa física pero no moral.  Y debido a ese enfoque machista, es que las leyes siempre han sido tolerantes con el hombre (leyes hechas por hombres).  En cambio, las normas que culpan y castigan a las mujeres, se fundamentan en suposiciones de lo que el engaño de la mujer implica en materia moral y sentimental.  Se supone que la traición física de la mujer, está precedida por un largo período de enamoramiento silencioso o no, es decir, hay sentimientos involucrados; lo cual, según la visión del hombre, sí constituye un delito punible.   ¿Qué les parece a las damas?  Seguiremos en otra “Chispa
            RIS                            E-mail:  rhizaguirre@gmail.com

1 comentario:

  1. Disculpen. No soy chica, pero voy a opinar. Busqué leer algo coherente, algo serio sobre el tema y encontré este artículo.
    Cuando uno traiciona, en el momento no siente culpa, pero luego sí, se apodera de uno, más cuando nos descubren. El dolor o "nose que" se siente y mucho, después nos preguntamos "¿por qué le hicimos tanto daño a la persona que amamos?" Pero en realidad el dolor verdadero es el que siente la mujer.
    En realidad estoy muy preocupado por lo que me acaba de pasar. Jamás había traicionado, incluso iba contra mis valores morales, pero eh aquí un hombre que ha traicionado y se siente muy mal por lo que ha hecho. Mas que un aporte, creo que, es una forma de expresar lo que siento y a la vez buscar respuestas.
    De todas formas no justifico jamás al hombre que traiciona, de ninguna manera. Me culpo y me cuesta aceptar que lo eh hecho.
    ...

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