sábado, 21 de abril de 2012

695 ¿Hasta dónde soportaremos los latinos?


695    LA CHISPA                                                                            (24 0ctubre 2009)
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
¿HASTA DÓNDE SOPORTAREMOS LOS LATINOS?
            A los africanos se les puede justificar porque hasta el siglo pasado eran colonias llenas de esclavos; sin escuelas ni nada.  Absolutamente NADA.  Pero los latinos tenemos vida semi independiente desde hace casi cinco siglos, e independiente, desde hace dos.  Y no somos tan renegros.  Tenemos universidades desde el siglo XVI, escuelas y colegios.  Y aunque no todos tenían la posibilidad de asistir a ellas, tuvimos una pequeña clase ilustrada capaz de pensar, organizarse y empezar a crear las bases para una forma de vida mejor y en plena libertad.  Pero estas posibilidades se resolvieron en nada, y las clases pensantes que gestaron los movimientos de independencia se fueron apagando, difuminando o transformándose en cínicos o plutócratas, según el gusto y conveniencia de cada uno.  Y ese fue el momento histórico cuando los grupos de comerciantes y terratenientes se dieron cuenta de que el poder no debía estar en manos de intelectuales honestos; y menos en las del pueblo.  En ese punto de inflexión de nuestras historias fue cuando se dio el cambio que dura hasta hoy.  La burguesía agro-comerciante se transformó en la Oligarquía o plutocracia que nos gobierna.
            En ese momento histórico también desaparecieron los guías de los pueblos, y estos se convirtieron en manadas dóciles e indolentes (hasta hoy).  Resignadas y convencidas de cierto fatalismo indígena que contagió a todos: indios, blancos y mestizos.  Y surgió de las entrañas de esa masa, una nueva especie de individuos biológicamente emparentados con las loras: la clase trepadora política.  Oportunistas lambiscones, gente sin honor dispuesta a transar lo que sea con tal de obtener beneficios personales.  Falsarios capaces de prometer cualquier cosa, fundamentados en el amoral principio de Maquiavelo.  Mansos serviles de los poderosos, dispuestos a lamer zapatos con tal de agarrar los mendrugos que estos les dejen caer.  La clase política latinoamericana es un asco.  Formada por mentirosos y desvergonzados insignes que compiten para demostrar quiénes son los más miserables de todos.  Por probar quiénes son los más ladrones de todos.  En los países más cultos de América son profesionales surgidos de la tercera y cuarta línea (clase media trepadora).  Y en las naciones más atrasadas, se nutre de gentuza salida de los cuarteles, arrabales y sindicatos.  Y aunque puede haber excepciones notorias, no duran en el poder y todo vuelve a la “normalidad”, a la pax oligárquica. 
            La clase poderosa de la América Latina ha tenido DOS SIGLOS para organizarse tanto nacional como internacionalmente. La de aquí es la misma que la de allá; todas tienen los mismos objetivos y procedimientos.   Son SOLIDARIAS y actúan como un solo organismo, como una colonia de parásitos.  Lo que incomoda a la burguesía de aquí, afecta a todas las de los demás países latinos.  Son un coro perfecto y bien sincronizado por su corifeo que reside en Washington y Wall Street.  Ellas saben como “gobernar”, entendiendo esto de una manera muy particular que nada tiene que ver con los intereses de la gente humilde.  Ceden lo justo para que cada sociedad no llegue a la desesperación de las revoluciones, porque eso es muy malo para el comercio.  Esos altibajos de violencia, aunque NO los sacan del Poder, producen pérdidas.  Esa es la razón por la cual han aprendido a dosificar el garrote y dejan caer migajas para que el descontento no llegue hasta la violencia.   Es por eso que lo que hicieron en Honduras no cuenta con la aprobación de los otros gobiernos; NO porque no  estén de acuerdo con la oligarquía catracha, sino por lo violento e innecesario de ese acto.  Tal burrada vuelve a llamar la atención sobre un monstruo que ya creíamos superado en la historia: los ejércitos.  Y lo peor, pone en evidencia a sus titiriteros, cosa que no le conviene a la Oligarquía Internacional, pues ellos no quieren protagonismo periodístico sino mantener un bajo perfil que les permita hacer “sus cosas” con cierta discreción, como en Costa Rica.  Prefieren que haya tontos que “carguen con los muertos”; políticos codiciosos que se den el bañazo de ladrones y focalicen la atención solo sobre ellos.   Es por eso que lo de Honduras fue una metida de pata que no saben cómo resolver.   Allí hubo malos consejeros que se salieron del libreto y la regaron.
            Esa es la historia de las Oligarquías, y ¿qué hay con la de los pueblos?   Nada.  La plutocracia sabe cómo gobernar y repartir propinas, comprar consciencias, embaucar ciudadanos y encontrar legiones interminables de angurrientos dispuestos a todo por figurar políticamente o hacer dinero fácil.  Poseen todas las armas del “juego cívico”.   ¿Y qué tiene la gente?  Nada.  Ningún argumento, ni consciencia ni conocimiento de la realidad que viven.  Carecen de ORGANIZACIÓN, iniciativa, solidaridad y compromiso ni siquiera con sus propios intereses.   Les falta la voluntad de enterarse de la realidad y prefieren afiliarse a un partido y dejar que otros piensen por ellos.  Las oligarquías cuentan con miríadas de quintacolumnistas en las entrañas de las sociedades latinas: intelectuales vendidos que se convierten en plumarios de causas malignas, jefes de sindicatos serviles y políticos arrastrados que se prestan a todo tipo de chanchullos.  El Poder estudia, analiza, conoce, controla, hurga, “suelta” la plata para comprar voluntades.  En síntesis, INVIERTE en el negocio de la política y obtiene excelentes RESULTADOS POSITIVOS.  El pueblo solo está lleno de ILUSIONES: como ganarse la lotería o que venga algún “buen gobierno” y le resuelva todo.  Que le dé un buen trabajo, casita de bienestar social y que mejore la atención del Seguro Médico.  Que acelere las citas de 4 a 2 años.  Que garantice la seguridad ciudadana” como prometen TODOS.  Que se “preocupe”.   Que escuche, como doña Laura.
            En la confrontación (nos guste o no el término) entre las oligarquías y los pueblos de América Latina solo hay un claro ganador, pues se trata de una pelea entre tigre suelto y burro amarrado.  ¿Hay alguna esperanza para salir del foso donde estamos?  No parece.  Y no es pesimismo, es una deducción que puede hacerse sin mayor esfuerzo.  Es posible que la “deadline” de los latinos esté marcada para el día cuando ya no nos quede ningún recurso natural que nos quieran quitar los europeos, gringos, japoneses o chinos.  Cuando ya no haya nada con qué comprarles sus tiliches, medicinas o tecnología.  Cuando no tengamos NADA con qué negociar.   Ese será el momento en que tengamos que luchar a muerte por cada bocado y gota de agua.  La era del canibalismo.  Talvez así nos demos cuenta de la realidad y dejemos de ser tan indolentes ante la vida. 
              Fraternalmente                                              ¿Hay otra salida en su país?     Si sí, cuéntemela
                                         Ricardo Izaguirre S.                                         E-mail:  rhizaguirre@gmail.com
Entrada al blog “LA CHISPA”:         http://lachispa2010.blogspot.com/


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