lunes, 16 de abril de 2012

950 La traición masculina en el matrimonio

950    “LA CHISPA        

Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”

LA TRAICIÓN MASCULINA EN EL MATRIMONIO
            
           Este proceso puede incubarse durante largo tiempo, con mujeres conocidas; o puede ser repentino con alguien que se acaba de conocer.  Solo es cuestión de oportunidad y de emociones (de tentación, sexo).  Una mujer hermosa y sensual es algo que siempre se antoja apetitosa a cualquier hombre, y poseerla, no es rendición ni implica una pérdida moral en el hombre; al contrario, es una especie de trofeo muy valioso.  Y lo que es más curioso e inexplicable es que tal acto no implica traición en esa extraña escala de valores que tiene el hombre en relación con el sexo.  Echarse una canita al aire (que le puede resultar muy costoso), no implica para el varón un acto de felonía o maldad en contra de su compañera; solo es cuestión de que no se dé cuenta, y nada ha pasado.  Eso parece un argumento muy flojo, pero es la verdad.  Y las mujeres lo saben muy bien.  Saben que bastan unas cuantas artimañas femeninas para que cualquier sujeto se sienta un conquistador.  Ante un cuerpo provocativo, unas miradas de tentación o unas sonrisas prometedoras, no hay hombre que no se rinda.  Corrijo, sí hay personas que saben controlarse, que son gente correcta y que actúan en concordancia; pero solo son una minoría tan raquítica que no sirve, estadísticamente, para que nos lavemos el calificativo de “perros” con el que nos han etiquetado las mujeres.
            Todos los hombres sabemos que no vale la pena correr el riesgo de un lance sexual; ninguna mujer justifica una acción de esta naturaleza en contra de la pareja habitual.  Pero ahí es donde surgen esas “debilidades” que nadie puede explicar.  Los hombres por no admitir su torpeza; ¿y las mujeres por qué?  ¿Cuál es la explicación de la mujer casada que justifique su adulterio?  Sería bueno conocer algunas de esas razones para que todos entendamos las reglas del juego del amor (erótico).  Para la mujer, ¿es cuestión de “mejor sexo”?  ¿De más caricias y mayor intensidad de pasión?  Pero esos argumentos son débiles pues tales cosas NO se saben hasta después de tener sexo con el amante.  Como me decía un amigo: “Por lo que he oído de mi mujer y de otras, parece que a todas les desagrada el sexo; que solo se someten para cumplir con sus deberes de esposas y complacer al viejo”.  Esa parece ser la regla general con la que ellas enfocan este asunto en público.  Ninguna admite que le gusta el sexo por el sexo.  Entonces, ese argumento debería ser la razón suficiente para que no hubiera adulterio de parte de las mujeres casadas.  Si no les gusta el sexo, ¿qué las lleva al adulterio en igual o mayor proporción que los hombres?  ¿Es que también se sienten obligadas a complacer al amante?  ¿Es este un juego de “demostraciones” sexuales? 
Las mujeres suelen tener muchos pretextos para justificar la traición personal: que el marido lo hace, que es descuidado en sus relaciones, que es grosero, que de nada se acuerda (cumpleaños etc.), que nunca le hace regalos, que no la lleva a pasear y un interminable etcétera.  Pero entonces, ¿por qué viven con alguien así, que creo son casi todos los hombres?  ¿Por qué no divorciarse y buscar el amante ideal que llene todos esos requisitos?  Talvez después de probar con muchos, se encuentre el tipo indicado al cual esas cualidades le duren toda la vida.  Pero ¿no son aburridas tan excelsas conductas después de varios años?  Como dice José-José: “Hasta la belleza cansa”.  Si existe la alternativa del divorcio ante un mal marido, el adulterio NO ES UNA ALTERNATIVA ACEPTABLE, pues con esto NO se resuelve el problema básico de la mujer.   Infinidad de mujeres, ahítas de todo bienestar, les ponen cuernos a estupendos maridos, sin importar hijos, familia ni condiciones sociales.  ¿Entonces?  ¿Qué es lo que las lleva a esa injustificable conducta?  Y lo peor es que, muchas veces, quizás en la mayoría de los casos, se ama a la pareja con la que se vive.  ¿Cómo explicar este tipo de contradicción?  ¿Deseo incontrolable de aventura?  Y sabemos muy bien que ese no es privilegio exclusivo de los machos.  Todos conocemos multitud de casos que NO PODEMOS explicarnos de manera racional. 
Parece claro que las personas que tienen esas debilidades incontrolables, NO deberían casarse jamás ni establecer nexos formales con nadie.  Es preferible ser “perro” o puta solitario-a que traidores a algún tipo de relación de pareja. Nadie se “compone” con el matrimonio.  ¿Justifica el placer sexual todo el dolor que se puede causar al compañero-a, hijos, familia y sociedad en general?  ¿Es el matrimonio una sociedad quebrada y obsoleta porque no cuadra con la naturaleza sensual de hombres y mujeres?  ¿Es demasiado rígido el esquema que se ha diseñado para ese tipo de unión entre las personas?  Ante la evidencia tan avasalladora, parece que se hace necesario redefinir una nueva política acerca del matrimonio y cualquier forma de concubinato.  Si el intercambio sexual con otras personas es inevitable, no solo la ley sino los conceptos que tenemos acerca de esta institución deberían modificarse, pues parece que la poligamia (de uso ancestral) es mucho más conveniente y práctica que la egoísta monogamia, causante de infinidad de traumas sicológicos y sociales.  Si la traición es tan frecuente y abundante ¿por qué se pretende mantener, a la fuerza, una unidad familiar con obligaciones imposibles de cumplir?  Eso parece lo más sensato, pero como es un problema cultural originado en ciertas prácticas sociales de subordinación y dominio, se encuentra muy arraigado en todas las sociedades.
En cuanto al dolor que se deriva de las violaciones del contrato matrimonial (también válidas para el concubinato) forma la parte más difícil de resolver, pues involucra emociones muy poderosas: pena, frustración, sentido de minusvalía e inferioridad, culpa, lástima, arrepentimiento, violencia, odio.  Con el actual esquema ¿justifica el placer sexual de una aventura, todo el dolor que se puede causar a la compañera, hijos y familia?  ¿Qué lleva al hombre a un acto que podría calificarse de homicida y suicida?   Parece que solo es la BESTIALIDAD que subyace bajo su piel.  El furor indeclinable que la naturaleza le impone para la conservación de la especie.  ¿Les parece buen argumento?  Yo creo que NO.  Todo el que ha sufrido una traición semejante por parte de su compañera, sabe lo terrible y desoladora que es esta situación; el que ha sido arrastrado y hundido en las negras aguas del desengaño, sabe el dolor inmenso que se deriva de esa conducta censurable.  Y sin embargo, el hombre no parece aprender y no desperdicia oportunidad alguna que le dé la posibilidad de embarcarse en eventos de esa naturaleza.  ¿Es solo cuestión de torpeza, falta de consideración y, en fin, INCONSCIENCIA GENERAL?
Si es difícil entender esta conducta en un hombre, resulta peor en la mujer.  Si tanto les duele que su marido las traicione ¿cómo es que no suelen sentir respeto alguno cuando se atraviesan en la vida de un hogar con hijos?  Siendo madres y esposas, conocedoras de todos los sacrificios que demanda mantener a flote una familia, ¿cómo es que no les tiembla el pulso para entrometerse y desbaratar la obra que sus congéneres han edificado con tanto esfuerzo?  ¿No les importa que el hombre sea casado, que tenga hijos, esposa y todo lo que eso implica?  No parecen sentir remordimiento alguno ante el destrozo y daño que puedan causar a esa familia con tal de lograr su propósito de quedarse con el marido ajeno.  Nos encantaría conocer opiniones al respecto, lo más imparciales y sensatas posible.  No “justificaciones” sino opiniones honestas, de ser posible.
Fraternalmente
                        RIS                    E-mail:  rhizaguirre@gmail.com
Entrada al blog “LA CHISPA”            http://lachispa2010.blogspot.com/
 
                       
           
           

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