944 “LA CHISPA” (6
abril 2012)
Lema:
“En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
¿SE
PUEDE TENER UN ENCUENTRO CON DIOS O LOS DIOSES?
A mis amigos lectores: todo lo que
digo en esta “Chispa” y las que vengan sobre este tema, les ruego que lo
consideren como una teoría general y no como un intento de catequizar a
nadie. Es solo un ejercicio mental
surgido a raíz de unas notas que me ha enviado una amable lectora. Es un hermoso tema para opinar, meditar y
tratar de encontrar respuestas personales.
Toda “prueba” en este campo es dialéctica; por lo tanto, sería una
necedad pretender demostraciones físicas o testimonios personales en una
materia tan proteica como es el mundo espiritual que, creamos o no en él, está
presente en nuestras vidas, aunque solo sea como una curiosidad, un temor, un
atavismo, una certeza o una
incertidumbre. Apliquemos la lógica y la
tolerancia, pues en esta terra ignota, el común de los
mortales NO TENEMOS AUTORIDAD ALGUNA. Empecemos:
¿Puede
cualquier sujeto, simplemente porque se le antoja, tener un encuentro (tipo
bíblico) con alguna deidad? ¿Y cuáles
son los requisitos para ser merecedor de semejante distinción? ¿Ser bueno, altruista, desearlo de todo
corazón? Somos siete mil millones de
pelagatos que poblamos este mundo, y todos deseamos de todo corazón, con toda
el alma, tener un encuentro con la Diosa
Fortuna. Sin embargo, solo unos
poquitos lo han logrado. Pese a la
sinceridad y constancia de nuestros deseos.
¡Nada! ¿Qué méritos y de qué
clase hacen falta para ser merecedor de un privilegio tal? Parece
que los ricos están completos.
Cientos de millones, miles de millones trabajan como bestias, luchan,
economizan, casi no comen y, ¡nada! Y
esto sucede en un mundo material cuyas leyes conocemos bien (trabajar y
ahorrar) y, sin embargo, muy pocos son los que tienen la dicha de alcanzar la
riqueza. Entonces ¿qué les da el derecho
a unos cuantos alucinados para exigir pruebas de la existencia de Dios o los
dioses? ¿Supone esta gente que Dios, de
existir de manera personal (como el de la Biblia), está disponible para
cualquier curioso que se antoje verlo y recibir pruebas físicas de su
existencia? Como en el ejército, un
general no está a la disposición de ningún soldado raso; muchos buenos
guerreros, después de años de combate, ni siquiera de lejos lograron ver ese personaje cuya autoridad y conocimientos
siempre fueron el broquel que los mantuvo a salvo, hasta la victoria. Y ¿podría este soldado decir que ese general
no existe solo porque él nunca lo vio?
La
bibliomanía ha hecho tanto enredo en ese sentido, que innumerables personas,
crean o no en el dios bíblico, han desarrollado conceptos negativos o ilusos
acerca del mundo espiritual. Y uno de
ellos es el manido argumento acerca de los encuentros de los elegidos, con Dios o con enviados de
este. La Biblia es una maraña de
historias “nacionalistas” fundamentadas en culturas que nada tenían que ver con
los judíos; y el Nuevo Testamento (que no ES la Biblia), una colección, en su
mayoría, de historietas milagreras cuyo objetivo es concitar la piedad de los
creyentes. La idea de un Yavé en
persona, destruyendo pueblos y ciudades; asustando gente y aniquilando a
millones de sus seguidores y contrarios, es la que ha dado lugar a la mala
inteligencia que se tiene de tal personaje, el cual produce una repulsa
(ateísmo) general en todas aquellas personas que aplican la lógica y el sentido
común en el estudio de nuestras relaciones con el mundo espiritual. Y para rematar el asunto, nos imponen el
Nuevo Testamento con su secuencia milagrera como trasfondo al mensaje que nos
quisieron enviar. Toda esa literatura
está infestada de fábulas mal explicadas y peor interpretadas por esos rabinos
que estaban muy lejos de entender el esoterismo y los misterios de las grandes
religiones de la antigüedad, de las cuales mal
copiaron los fundamentos de la suya.
La alegoría del Señor Krishna instruyendo a su “primo” Arjuna, la
interpretaron de manera literal y pusieron a su dios (Yavé) a tener encuentros
con todo el mundo, razón que ha llevado a infinidad de feligreses, a creer que
ese dios se le puede aparecer a cualquiera; o bien, hacerle los milagros que le
pidan (ignorando la Ley del Karma), pasando por encima de sus
merecimientos. Esos son los que forman la
clase deateos resentidos.
Aquellos a quienes se les murió un pariente, a pesar de todas las
súplicas sinceras y desesperadas que le elevaron a ese inexistente dios. A los que EXIGEN pruebas materiales de Dios.
Pero
¿quién les ha dicho a estas personas que dios o los dioses son una comunidad de
seres que están sujetos al capricho y la curiosidad de cualquier sujeto sin
mérito alguno? ¿Qué tanto valor se
atribuye una persona que cree merecer que Dios se le aparezca para que este
sujeto quede “satisfecho”? ¿Está Dios o
los dioses al servicio de cualquier majadero que demande pruebas de la
existencia de aquellos? Como se dijo,
aquí no hay pruebas que vayan más allá del campo de la dialéctica. Ni el brutal materialismo ni la enfermiza
espiritualidad sin fundamento, poseen prueba alguna de la existencia o no de
deidades que están allende la razón.
Entonces, debemos situarnos en el terreno de la prudencia, con la mente
abierta, sin prejuicios, sin negación automática ni fe cerrada. Y preguntarnos, desde una base filosófica,
¿es posible tener un encuentro con algún dios en el plano material? Y de ser así, ¿cuál sería el propósito de tal
acción? Además, ¿por qué gente sin
mérito alguno cree merecer ese privilegio tan solo para saciar su
curiosidad? Y si Dios se le apareciera a
alguien, de nada le serviría pues nadie lo tomaría en serio, y pasaría a ser un
“loco” más de los tantos que afirman haber tenido encuentros de ese tipo. ¿No es así?
Estimados
amigos, podemos continuar con este tema, si les interesa, sin que eso implique
la necesidad de cambiar su manera de pensar o creer. Solo como una gimnasia intelectual que,
dependiendo de cada uno, talvez pueda convertirse en una nueva manera de
enfocar el mundo espiritual y nuestras relaciones con él. A lo mejor existe ¿no creen ustedes? Y si no existe, no tendría importancia
alguna. Que la paz sea con ustedes.
Fraternalmente
Ricardo Izaguirre S. E-mail: rhizaguirre@gmail.com
Entrada
a mi blog “LA CHISPA” http://lachispa2010.blogspot.com/
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