miércoles, 16 de marzo de 2011

906 ¿Qué son los sueños?


906   “LA CHISPA             (11 marzo 2011)
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
¿QUÉ SON LOS SUEÑOS?                  (Notita dominical)
            Esta materia nos apasiona y siempre estamos dispuestos a invertir en ella buena parte de nuestras ilusiones y fantasías, con tal de tener una vislumbre de ese mundo al que asignamos todas las maravillas imaginables, incluso una conexión celestial.  Muchos se creen con dones especiales y la capacidad de averiguar cosas del futuro (la gran obsesión) mediante la interpretación de los sueños, pero este campo sigue siendo un misterio absoluto del que no existe prueba científica alguna; solo la infinidad de “experiencias personales”.  Además, el respaldo de las religiones y sus inventos clientelistas.  Pero ¿qué son los sueños?  ¿Una realidad paralela a la de la vigilia, pero a la cual no tenemos acceso voluntario?   ¿Un lenguaje del inconsciente?  ¿Una puerta de comunicación con los mundos sutiles?  A pesar de toda la magia y el colorido con el que pretendemos cubrirlos, estos solo parecen ser una actividad autónoma y adicional del cerebro. Una cuestión neuro-química.  Una repetición de sucesos que han despertado temores en nuestra mente, y que no han sido ordenados para su estudio.  ¿Son el producto de preocupaciones?  Otros solo son el resultado de indigestiones; intoxicación por comidas de difícil procesamiento, que producen sustancias irritantes para el cerebro.  Los ocultistas dicen que esos son la mayoría, pero que hay algunos, los que se producen en las horas de la madrugada, que pueden ser de carácter premonitorio.  Pero, ¿cuál es el patrón para identificarlos o interpretar su contenido? 
            Este asunto es complejo y variable.  Hay quienes dicen que los sueños son las experiencias de la consciencia en sus migraciones nocturnas cuando utiliza el cuerpo astral.  Pero la mayoría son confusos, volátiles y casi nunca coinciden con nada de lo que sucede en la vida real.  Sin cuentos y sin exageraciones para darnos importancia, desde luego.  Además, casi nunca los recordamos; sabemos que soñamos un montón de disparates, pero no sabemos qué.  Así que son de muy poca ayuda para resolver aquello que tanto nos preocupa: conocer el futuro… o los números de la Lotería.  Esta experiencia repetitiva de los seres humanos, hizo que las religiones se valieran de este fenómeno para crear toda una mitología al respecto, la cual fue diestramente intercalada en sus respectivas liturgias para darles validez a sus patrañas.  Como las confesiones promueven esos arrebatos emocionales y fantasiosos, los sueños encontraron en ellas un terreno feraz.  El ejemplo clásico es la Biblia y los cuentos de José, el “soñador” por excelencia.  Y como el tema es intrigante y justificativo, decidieron engarzarlo oficialmente en sus creencias para sacarle provecho económico, social y político. 
Esta práctica empezó en Grecia, con los oráculos.  Fueron célebres los de Dodoma y Delos.  También el de Ammón en Egipto.  Estos llegaron a un grado de complejidad impresionante, y aunque nunca adivinaron nada, todos los escuchas eran cómplices de los galimatías que hacían las pitonisas y se daban por satisfechos con sus predicciones.   De allí tomaron la fórmula los rabinos e incorporaron esa técnica en su enredada, ilógica y hepática religión.  De Tiresias y Edipo sacaron a su José y otros adivinos y adivinas que metieron en sus cuentos.  José se convirtió en la máxima autoridad en este campo, y como la bibliomanía prevalece en el “racional” occidente, los sueños y su interpretación han adquirido  cierto grado de “veracidad” en nuestras sociedades.  Las aventuras oníricas de José son Historia para los creyentes, y de ahí se deriva el arraigo del que gozan entre la gente.  Nadie tiene pruebas, pero todos “creen” en las visiones, y suponen que algo significan.  Cualquier indigestión la interpretan como un mensaje del cielo, del más allá o de los ángeles.  Y así ha crecido una industria millonaria que ha hecho ricos a infinidad de vivos que medran de la estulticia humana.  Y todo este fraude cuenta con el “apoyo histórico” de la Biblia y José, la síntesis judía de las sibilas.
            Analicemos: sabemos que el cuerpo ve con los ojos.  También creemos que “algo” de nosotros sale de nuestro cuerpo cuando soñamos, y todos sabemos que ese algo tiene la capacidad de VER.  Entonces, podemos deducir que ese cuerpo astral o lo que sea, tiene su propio sentido de la vista independiente de los ojos físicos que quedaron en el cuerpo dormido.  Hasta ahí vamos bien.  Pero entonces, si la consciencia en su vehículo astral tiene su propia forma de visión ¿por qué los CIEGOS NO VEN en sus sueños?  Tal realidad desvirtúa la teoría de que hay “otra cosa” en nosotros: un ente que tiene su propia visión y es capaz de movilizarse con independencia del cuerpo físico (cerebro).  Entonces ¿son los sueños solo un ejercicio cerebral, producto de comidas pesadas?  ¿Una cadena de recuerdos de cosas, lugares y situaciones familiares?   Vean que solo los ciegos que han perdido la vista recientemente, pueden “ver” en sus sueños; es decir, solo los que tienen recuerdos de su vida de videntes, los cuales se encuentran almacenados en el cerebro.  Los que nunca han visto (ciegos de nacimiento), tampoco lo hacen dormidos.  ¿No es esto muy extraño?  Se supone que en ese estado vemos “con los ojos del alma”, y de ser así, ¿por qué los ciegos siguen siéndolo cuando sueñan?
            Con el aval de las religiones derivadas de la Biblia, esta materia ha adquirido una fuerza increíble en las personas; todos, en mayor o menor grado, somos algo supersticiosos en relación con los sueños.  Y aunque digamos ser escépticos, no renunciamos a dejar un campito abierto a la fantasía, aunque solo sea “por si las moscas”.  Como vicioso confeso de la Lotería, debo decir que he tenido más de un billón de fantasías con ella; y supongo que casi todos participamos de esta locura colectiva de “Hacernos millonarios de la noche al día”.  Y es probable que como yo, nunca se hayan sacado nada.  Todas nuestras quimeras solo son claras después de que jugó la lotería.  “Mirá, si allí estaba.  ¿Cómo putas no lo compré?  En el sueño yo vi a la mujer que me ofrecía el billete con el número”.   Y así hasta el infinito.  ¿Les suena conocido?
            Sin embargo, pese a la abrumadora prueba de su insustancialidad, casi todos seguimos empeñados en creer que “algo debe haber”, y que esta facultad de nuestro cerebro o alma, es una especie de portal hacia un mundo maravilloso; pero que, como carecemos de las claves necesarias, o del don que recibió Tiresias, no estamos en capacidad de reconocer los mensajes que por esa vía nos llegan desde los mundos superiores.  Si ustedes han tenido una “experiencia real”, me encantaría que me la comunicaran para que disfrutemos todos.  Yo soy un iluso frustrado, pues ninguna de mis visiones, en toda mi larga vida, me ha dado ningún “tip” que pueda considerar como una clara premonición, un aviso o un volado para pegar el gordo. 
            RIS                         E-mail: rhizaguirre@gmail.com
Blogs:     La Chispa         http://lachispa2010.blogspot.com//    con link a       Librería en Red

             

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