miércoles, 9 de marzo de 2011

901 Los uniformes escolares

901   “LA CHISPA        (25 febrero 2011)
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
LOS UNIFORMES ESCOLARES         (Notita dominical)
            Y también colegiales, constituyen una aberración inaceptable en un país que pregona su civilidad.  Lo mismo los desfiles tipo militar que realizan niños y jóvenes en ciertas celebraciones patrióticas.  El patriotismo NO tiene por qué ser de tipo castrense.  No hay razón alguna para que un país sin ejército tenga esos arrebatos marciales durante las efemérides nacionales.  Y si en los Estados Unidos, la nación más guerrera del mundo y de la historia, no se exige tal tipo de indumentaria a los alumnos de ningún nivel, ¿cuál es la causa de esta práctica tan extraña en Costa Rica?  ¿Qué razones tenemos para que nuestros niños y jóvenes tengan que utilizar esos aburridores atavíos durante el período lectivo?  ¿Qué se pretende con eso?  Hay multitud de pretextos, pero ninguno de ellos parece válido para obligar a los padres de familia a ese gasto tan elevado al inicio de los cursos lectivos; sobre todo, cuando tienen tres o más nenes.  Entonces, el cuento de la ECONOMÍA es falso.  Todos los niños tienen su ropita, y durante las vacaciones no tienen que recurrir al uso de uniforme para que nadie se dé cuenta de sus limitaciones; por lo tanto, NO es cierto que la medida sea para disimular la escasez.  Basta con ver lo que usan las jovencitas los días que asisten a clases en ropa corriente; hacen derroche de buen gusto y abundantes trajes y muchas combinaciones.
            Como se dijo, en los Estados Unidos los chicos asisten a clases con los vestidos de siempre, y nadie se anda fijando en cuántas camisas o pantalones tiene cada uno; a nadie le importa eso.  Talvez a la gente adulta en general, incluyendo a los profesores, pero a los chicos les tiene sin cuidado.  Es casi seguro que esa medida se tomó más para complacer al “comercio establecido” que para favorecer el ahorro de los hogares.  Este gasto es  agobiante y una gran erosión a la economía familiar.   ¿Por qué se utiliza esa vestimenta tan monótona?  No se sabe, pero hay una teoría que habla sobre la “democracia” y el uniforme, y trata de hacer una relación inexistente entre ambos conceptos.  Se nos dice, con la simpleza de la rana René, que ese traje DEMOCRATIZA, que hace que veamos a todos los niños y jóvenes por igual; que es un rasero igualitario que no permite la estratificación clasista y convierte a todos los niños en una masa social “uniforme”.   ¿Habráse oído semejante tontería?   Así dicen… y mucha gente se lo cree.  Pero hagamos una pregunta:   Un niño que llega a la escuela Betania (de Guápiles o Siquirres) a pie, mal comido, con zapatos viejos y sin dinero para una buena comidita, ¿será igual a otro de la capital al que van a dejar a su moderno y elegante centro docente en Mercedes Benz, bien alimentado, mejor vestido y con suficiente dinero en el bolsillo para que compre lo que le dé la gana, solo porque utilizan el mismo color de ropa?  ¿Nulifica esta la enorme diferencia social que hay entre ambos?  ¿Los “democratiza”, como suelen afirmar las autoridades con ese comodín político
¿Nos hace iguales utilizar uniformes?  Si así fuera, esa sería la panacea de la democracia; bastaría con utilizar el mismo traje sencillito del presidente, de un banquero, industrial, terrateniente, diputado o lo que fuera, y todos seríamos IDÉNTICOS.  Yo podría ser igual a Bill Gates si usara el mismo overol que este suele ponerse en sus fábricas.  Es aceptable que los políticos digan eso, pero una soberana idiotez que haya gente del pueblo que se trague semejante patraña como una justificación para ese negocio.  El uniforme es una imposición grosera en una sociedad civil, porque es la negación de la individualidad a la que todo ser humano debe aspirar.  Es un atropello que pretende reducir las diferencias personales a un solo color, una sola forma, un solo estilo; eso solo es aceptable en los ejércitos, entre individuos que dejaron de ser humanos para convertirse en máquinas sin voluntad ni criterio.  Esa disposición es un ultraje a la personalidad.  Digan lo que diga…
Entonces, si la razón para imponer el uniforme no es económica ni igualitaria, ¿cuál es?  La única que nos queda es la monetaria; en un país en donde se “movilizan” centenares de miles de niños y jóvenes en un ejército de estudiantes, el dinero que circula por esa actividad debe ser una cifra astronómica.  ¿Y quiénes están detrás de este negociazo?  Pues los de siempre, la oligarquía en su rama tendera y textil.  Los mismos que lograron la igualdad de los uniformes, porque cuando había muchos, eso significaba una tremenda molestia para los efectos de importación de tela.  Era mejor uno solo para todos.  Así se importaría un solo rollo que, si no se vendía este año, sería el otro.  Más simple, menos enredo y más dinero.  El comercio sabe que la vanidad de nuestros pueblos es enorme y que, casi ningún hogar permite que sus hijos vayan a clases con la ropita del año pasado.  La gente hará los sacrificios que sean necesarios para mandar a sus hijos a la escuela con vestido y zapatos nuevos.  Con bulto nuevo, y con el cargamento de libros y cuadernos que se les pide cada año y que, en algunas escuelas de tipo “privado”, los cambian intencionalmente para que no puedan ser utilizados dos años seguidos.  Puro negocio.  Como el día de la madre, del padre, del niño, del etc. etc. etc.
Y ahí van los niños de primaria que parecen porteadores sherpas, con unas mochilas descomunales que bien podrían servirles de campamentos.  Arriesgándose a sufrir serias lesiones de la columna, dada la cantidad de libros y cuadernos que les exigen.  ¿Por qué?  Los chiquitos no deberían utilizar otra cosa que su propia ropa para ir a la escuela; además, esta tiene que proporcionarles los lápices y hojitas que necesiten para escribir.  Cada maestro, en cada aula, debe tener los libros de texto necesarios para el desarrollo de sus clases.  Esta cuestión de la ropa y los útiles escolares es una mina para los comerciantes, y una sangría para los padres de familia.  Y ni una cosa ni la otra son necesarias, como está demostrado en la primera potencia económica mundial: los Estados Unidos.   Por razones obvias, solo la policía debe usar uniforme.
En resumen, el uniforme es una arbitrariedad y falta de respeto a la individualidad, y debe eliminarse de las escuelas y colegios de todos los países latinos.  Es solo un resabio militarista al que nuestros gobernantes son tan proclives.  Una herencia colonial que todavía no hemos podido sacudirnos pero que, es muy bien explotada y mantenida activa por aquellos que hacen un enorme negocio con la venta de todos estos enseres de la “educación”.  ¿Seguiremos redoblando tambores el 15 de septiembre?  ¿Con uniformes de gala?
Fraternalmente                                      (¿Les hacen el mismo truco en sus países?)
                        Ricardo Izaguirre S.             E-mail: rhizaguirre@gmail.com
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