miércoles, 22 de diciembre de 2010

865 ¿Países en desarrollo??


865    “LA CHISPA       (10 diciembre 2010)
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
¿PAÍSES EN DESARROLLO???
            ¿Qué será lo que quieren decir o tapar con ese burlesco eufemismo?  ¿A quiénes se pretende engañar con esa clasificación?   La prensa y televisión suelen referirse a muchos estados africanos, asiáticos y latinos como países en desarrollo (o en ruta de eso, o emergentes). Pero ¿desarrollo de qué o en qué?   Estos son pueblos “ESTANCADOS”, en camino de mayor atraso y ruina. Sin futuro, sin esperanza alguna, pues una vez que se acaben los recursos naturales que ahora venden a precio de grano mojado, entrarán en picada hasta su desaparición.  Pero el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, así los tienen definidos.  ¿Por qué?  ¿Un tecnicismo financiero para indicar otra cosa?  Nos saltamos el comentario sobre África porque para esa gente no existe la mínima ilusión.  Algunos estados del Asia pueden revertir el proceso de coloniaje y convertirse en progresistas como China, Japón, Singapur, Corea y Taiwán.  Pero por ahora, todas esas naciones clasificadas como “en vías de desarrollo”, no son más que productoras de materia prima y mercados cautivos de las grandes potencias industriales.  Irónicamente amarradas con tratados de “libre comercio”, se encuentran a merced de los centros de poder, que pueden decretar su aniquilación con solo dejar de comprarles o venderles; o bien, con realizar bloqueos comerciales en su contra.  La docilidad de los tercermundistas está garantizada por una férrea y homogénea política de las grandes potencias.  Es una relación muy clara entre explotadores y explotados, y hay cero tolerancia ante cualquier rebelión de estos últimos.    Incluyendo a los petroleros.
            Los árabes marcan un extraño grupo que, por ahora, se encuentra en la cúspide de un capitalismo espumoso cuyo fundamento solo tiene un carácter temporal que no podrá prolongarse más allá de la duración de sus reservas  de crudo.  El petróleo de África está en manos de compañías europeas y norteamericanas y nada les deja a los nativos, ni siquiera buenos salarios.  Como los diamantes, el uranio y todos los recursos que explotan en ese continente.  Salvo la excepción de la minoría blanca de Sudáfrica, ese es un territorio de miseria, enfermedad, ignorancia y desesperanza.  Parecida es la situación en toda la América Latina, pues salvo Brasil, ninguno tiene una economía sólida que no esté subordinada a los caprichos del mercado internacional o de la venta de materia prima.  Desde México hasta la Argentina, todos dependen de que los Estados Unidos, Europa, China o Japón les compren o no sus productos.  Incapaces (¿?) de procesar sus inmensas riquezas naturales, se conforman con ser suplidores de materias que una vez refinadas (tecnología) en los centros industrializados, tienen que comprar al precio que estos fijan.  Cualquier economía de estas puede ser llevada a la quiebra cuando así lo dispongan los entes financieros internacionales.  O la política.   Entonces ¿de dónde salió esa etiqueta y cuál es su propósito? 
Si todos sabemos cuál es nuestro estatus social y económico ¿por qué aceptamos llamarnos “países en desarrollo”?  Pueblos en ese proceso son España, Bélgica, China, India, Rusia, Brasil, Portugal, Italia y unos cuantos más de Europa.   Desarrollados son Suiza, Estados Unidos, Inglaterra, Suecia, Noruega, Holanda, Bélgica, Dinamarca, Japón, Alemania, Francia, que dependen de ellos mismos.  Los demás son “estancados”, atrasados, el farol de cola.   La América Latina, excluyendo a Brasil, es un territorio de abandono, atraso, pobreza generalizada e indefinición de rumbo; naciones que van al garete y que no presentan posibilidad alguna de avance verdadero, de autarquía.  Economías enclenques diseñadas solo para ser productoras de materia prima y consumidoras obligadas de productos elaborados en el exterior.  La estructura económica y política está planificada para que eso nunca cambie.  Todas las bonanzas nuestras son pasajeras y dependen de las tendencias y caprichos de los poderosos.  Si hacen más o menos turismo a Paraguay o Bolivia.  Si le compran más café a Costa Rica porque el de África se echó a perder; o si al de Brasil lo dañaron las heladas.  Los nuestros son Estados en precario permanente, sujetos a la fortuna, de mentirilla, SIN NINGÚN TIPO DE DESARROLLO.  Somos sumisos, débiles, dependientes; somos serviles solo por la subsistencia, pues si les hacemos mala cara a nuestros compradores, nos hunden en la desgracia.  No tenemos política alguna más que la que nos ordenan que debemos tener.
Mientras que la estrategia de las sociedades ricas es cristalina y forman un bloque monolítico respecto al comercio y explotación, nosotros no tenemos ni la menor idea de lo que nos conviene o no; y si la tenemos, hay millones de intereses personales y localistas que se encargan de sabotear todo proyecto de crecimiento e independencia.  Con el ejemplo de la Unión Europea al frente, nosotros vivimos como perros y gatos: dispuestos a hacernos trizas por cualquier idiotez con la que nos manipulen los que tienen grandes intereses en lo nuestro.  Nosotros mismos somos los principales saboteadores de nuestro progreso.  Los europeos, con mil idiomas diferentes, con larga historia de guerras y agresiones, con diferencias culturales enormes, forman un grupo homogéneo orientado hacia el bienestar general de todos sus componentes.  ¿Y nosotros?  Llenos de intrigas, envidias, xenofobias injustificadas, egoísmo, patrioterismo y mil vicios más que a nada conducen, nos mantendremos en la retaguardia del progreso, por más que nos hagamos llamar, pomposamente, “países en vías de desarrollo”, o emergentes.  Es cierto que con la globalización existe una interdependencia de todos; pero hay una diferencia entre esa condición, y la miserable y enfermiza dependencia a la que estamos sometidos todos los latinos.   Mientras NO pensemos en grande y no adoptemos una estrategia de BLOQUE, seguiremos siendo suplidores de materia prima, con altibajos que dependerán de qué tan serviles seamos con los poderosos que manipulan nuestros destinos.  Nuestra supervivencia y bonanza es cuestión de “cepillo”.
¿Cómo es posible que Andorra, Liechtenstein, Mónaco y otros pueblitos liliputienses y sin recursos minerales pertenezcan al primero o segundo mundo, mientras que todos nosotros somos “países en desarrollo”, que bien sabemos lo que eso significa?  La unión hace la fuerza, pero si escogemos el camino de la individualidad, hagámoslo bien: invirtamos en las bases duraderas de un gran proyecto nacional para el bienestar de todos.  Así, todos seremos sus constructores y defensores. 
Fraternalmente
                        Ricardo Izaguirre S.                    E-mail: rhizaguirre@gmail.com
Blogs:     La Chispa         http://lachispa2010.blogspot.com      con link a   Librería en Red

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