domingo, 5 de diciembre de 2010

852 El canal a nivel


852     “LA CHISPA                (3 noviembre 2010)
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
EL CANAL A NIVEL        
            A propósito de esta fecha (3 de noviembre), efeméride de la formación de la República de Panamá, nos viene la idea del CANAL, tema omnipresente en la geografía más flaquita del continente (Centroamérica).  Después de que Panamá se separó y unió tres o cuatro veces a Colombia, y cuando la compañía francesa había iniciado la construcción del canal, al gobierno de los Estados Unidos se le encendió la ya brutal e incipiente codicia que ha caracterizado a esa nación desde su nacimiento: quitarles lo suyo a los demás.  Así que fue cuestión de dos toques, y manipularon todo lo que fue necesario para que Panamá se separara de Colombia de manera definitiva; y como ya los habían invadido militarmente, el resto de la historia es fácil de adivinar.  No era lo mismo tratar con Colombia que con un conato de república que era lo que existía en el Istmo.  Y se impuso el tratado del canal, un contrato por el tiempo que a ellos les pareció mejor (99 años prorrogables a capricho).  Un pacto entre tigre suelto contra burro amarrado.  Y así nació el canal y su famosa Zona, un enclave militar foráneo en el mero corazón de la patria panameña.  Una afrenta que duró casi un siglo.
            Bien sabemos que en el sitio que los gringos se meten, JAMÁS salen por las buenas.  Y a menos que pierdan el interés o que los saquen por la fuerza (Vietnam), ahí se quedan “para siempre”.   Y eso hubiera pasado en Panamá de no ser que el Imperio tuvo un lapsus que no fue bien analizado por el gran capital.  Además, la coincidencia de que un buen hombre, James Carter, se encontrara en la presidencia de los Estados Unidos.  Un señor que entendió la injusticia de este tratado que convirtió a la nación centroamericana en un sumiso protectorado al que podían humillar a placer.  Fue entonces cuando se firmó (1977) el tratado Carter-Torrijos, mediante el cual, los Estados Unidos se comprometía a entregar el canal y la soberanía de ese territorio a Panamá.  Fue un descuido, un “error”; pero como ya estaba firmado, no les quedó más camino que cumplirlo y tuvieron que salir de ahí el 31 de diciembre de 1999, fecha pactada para el final del dominio colonial.  Sin embargo, dejaron abiertas ciertas “opciones” como llaman ellos a sus atropellos. 
            La entrega del canal a los panameños es algo que no han podido digerir bien, y siempre anhelan tener un sitio de dominación en el istmo centroamericano: el añorado “Comando Sur”.  Ya lograron parte de eso en Costa Rica, en donde se les cedió la autoridad total para operar a discreción en todo el país bajo el pretexto de la persecución del narcotráfico; pero eso no es suficiente para ellos.  La idea del canal (o de un canal) en sus manos y bajo su control militar como terreno propio, es algo que los sigue obsesionando.  El CANAL A NIVEL en “suelo de USA”, como era el de Panamá.  Saben que es muy difícil volverles a quitar esa vía a los panameños, y que solo mediante el invento de algo tan burdo como la cuestión de las “armas de destrucción masiva” de Irak, sería posible la reconquista militar de la Zona.  Pero esa alternativa está muy desacreditaba, y por ahora no parece viable.  Así que la cuestión vuelve a la mesa de dibujo del programa de “El Primer Reich Yanqui”, y empieza a tomar figura la revalidación del tratado Bryan-Chamorro (1914) que le otorgaba a los Estados Unidos una franja del territorio de Nicaragua (istmo de Rivas, lago Cocibolca y río San Juan) para que hicieran el canal.  El “tratado” decía: A PERPETUIDAD. 
¿Parece un absurdo lo de este canal?  ¡Claro que sí!  Pero tratándose de los norteamericanos, toda “posibilidad es posible”.  Las condiciones parece que se están dando.  Ya tienen la concesión de Golfito, que con la excusa del narcotráfico, pueden hacerla extensiva a cualquier operación que garantice “la seguridad de los intereses de USA”.  Y bajo esa figura jurídica, todo se justifica.  Ahí tienen o tendrán decenas de barcos de guerra, helicópteros, aviones, millares de soldados y todo lo necesario para “pacificar” toda la zona, pues el “tratado Golfito” implica la impunidad para que se muevan libremente por todo el territorio nacional; armados, bajo su propio comando y con licencia 007 para liquidar a quién les dé la gana de manera impune.  A los ojos del observador normal, esta situación en la frontera nica parece un incidente espontáneo, surgido al calor de las pasiones; pero también es lícito sospechar la existencia de un plan concebido desde hace mucho tiempo.   Y es en “lo no evidente” en donde debemos poner la más fina atención. 
Ya se dieron los primeros pasos y solo es cuestión del acto final: provocar una confrontación bélica entre Costa Rica y Nicaragua, la cual daría el pretexto ideal para que las tropas gringas vinieran a poner orden, a fijar perímetros a uno y otro lado del San Juan y tomar el lago y el istmo de Rivas para garantizar la “seguridad de los Estados Unidos”.  Para echar a Al Qaeda e impedir que Bin Ladden se afinque en Nicaragua y sitúe allí armas de destrucción masiva.   ¿Y quién los sacaría de allí?   NADIE.   ¿Parece ridículo?  Claro que sí.  Pero ¿no veíamos de igual manera lo de Irak?  Y ahí seguirán mientras haya petróleo.  Lo mismo que en Kuwait, Arabia y todos los países petroleros. 
Muchas cosas parecen respaldar esta tentativa de establecerse firmemente en Centroamérica; y no se trata de problemas de tipo “ideológico” o terrorismo sino de COMERCIO, la razón de SIEMPRE.   Y la principal de estas causas es el crecimiento del bloque sudamericano encabezado por Brasil, que ya empieza a ser una pesadilla para Washington.  No se trata de ideologías, pues el cuento del mundo libre o del “comunismo ateo” está quemado.  El meollo es económico: INTERESES.  El Gigante del Sur empieza a ser como China; y lo que es mejor, goza de la simpatía de la totalidad de los latinos.  Brasil absorberá económicamente a toda el área sur, incluida la América Central, y ese es el motivo del desvelo yanqui, y la necesidad de poseer su canal “en terreno propio” y con un gran ejército en la región para intimidar a la competencia.  El mercado cautivo que ya se han venido asegurando mediante los TLC.
            Incluso es posible que ya cuenten con el beneplácito del gobierno de Nicaragua.  Y si los gringos son generosos untando manos, sería cuestión de meses y tendríamos canal a nivel, con dominio militar estadounidense y unos cuantos milloncitos de renta anual para ambos países. Algo parecido al asunto de Las Crucitas, pero de mayor envergadura.  Ellos saben que nuestros gobernantes son “convencibles”, y nuestros pueblos, engañables.  Así que no deja de ser una posibilidad  que ya exista un acuerdo tripartito en la realización de dicho proyecto.  Entonces, todo parece indicar que estamos ante una maniobra en la cual se impondrá, en contubernio con la codicia de los políticos del área, la voluntad y dominio militar de USA en el istmo.  Para las oligarquías y la ultra derecha, la presencia de tropas yanquis siempre ha sido motivo de alborozo y por eso, es posible que ambos grupos de Costa Rica y Nicaragua, celebren gozosos la intervención porque esta, como siempre, les garantiza la seguridad de sus negocios y el poder político.  Un Pretor Yanqui en el corazón de Centroamérica.  Solo es cuestión de unos cuantos “incidentes” fronterizos provocados.
            Aunque esto pueda parecer una exageración y demasiada suspicacia, la verdad es que en las alternativas que Estados Unidos se reserva, todo es creíble.  No hay acción, por retorcida que parezca, que esté fuera de su consideración.  Si pudieron inventar todo lo que hicieron para apoderarse del petróleo de Irak, cualquier trama está dentro de las “opciones” de ese gobierno.  La idea del canal sigue viva en la agenda del gran capital, pues haber perdido el de Panamá es uno de los grandes errores de su historia.  Nadie, salvo Carter, pudo cometer semejante trastada que va en contra de todos los principios básicos del capitalismo feroz: soltar el cuello de una presa cautiva
            Canalescamente                                    (¿Les parece posible esta “fantasía”?)
                                        RIS
Blog “La Chispa”               http://lachispa2010.blogspot.com/    con link a          “Librería en Red”
       


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