viernes, 24 de diciembre de 2010

776 El calentamiento global


776    “LA CHISPA     (26 marzo 2010)
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
EL CALENTAMIENTO GLOBAL
            Todo el mundo sabe las causas, todos estamos conscientes del problema, pero nadie hará nada; ni ahora ni en el futuro.  Esta agresión en contra del medio es igual a la adicción del alcohólico crónico o la del cocainómano: sabe que lo va a matar, pero no hace nada para evitarlo.  Ninguna nación (pobre o poderosa) hará nada al respecto.  Seguirá la carrera desbocada en la producción de autos de gran cilindrada; continuará la industria contaminando todo.  Los aviones lo harán en el cielo, y los barcos y submarinos en el mar.  No hay escape, no hay salida.  ¿Quién no lo ha denunciado y quién no entiende la gravedad del problema que pasó de la fase teórica de los alarmistas a una realidad que ya no se discute?   ¿Quién diablos no lo sabe?  Entonces, ¿por qué no se hace nada?   ¿Se trata de un suicidio colectivo consciente?  ¿O es que los países contaminadores tienen ya alguna fórmula de supervivencia para sus pueblos?   ¿Es la forma como van a deshacerse de todas las razas inferiores y estorbosas que aún tienen algo de los recursos que desean las grandes economías?  No hay aspecto de esta maraña que no sea bien conocido, y todas las empresas causantes de la tragedia que se avecina también lo son.   Aquí no hay misterio alguno ni denuncia que agregar.  Todo es del dominio de todos.      Ahora bien, ¿qué podemos esperar de la alteración del clima?   ¿Es el calentamiento una consecuencia de la emisión de gases, o estos solo son un detonante en un episodio cíclico que se ha dado durante incontables edades y, mediante los cuales, el planeta se libera por un tiempo de tan molestas criaturas que somos los hombres?  Es seguro que diversas humanidades han alcanzado parecidos o superiores estados de desarrollo industrial y tecnológico, y que también hayan desaparecido como consecuencia de sus abusos en contra del ambiente.  O por una coincidencia entre estos y la actividad terrícola de renovación periódica.  Pero cualquiera que sea el caso, parece irracional la conducta del hombre ante la inminencia de las grandes catástrofes que parecen avecinarse.   Sin embargo, una cosa es segura, la tierra hará los ajustes necesarios para librarse de tan molestos bichos que no solo la están asfixiando, sino que están poniendo en peligro todo el equilibrio planetario y la infinidad de especies que tanto trabajo les ha costado a los encargados de la evolución.
            Da risa y lástima ver a tanto ciudadano y agrupaciones mundiales haciendo manifestaciones, denunciando y suplicando a las grandes potencias industriales que cesen en su actividad depredadora para darle un respiro a la madre tierra; pero son oraciones tan inútiles como las que elevan a Dios, millones de niños que mueren de hambre en el África, Asia y otros lugares, mientras que en los países ricos botan la comida.   Admiro a los de Greenpeace y a todos los grupos de esa naturaleza, ya sean exhibicionistas o que crean sinceramente en lo que hacen.  Pero aparte de hacerle saber al mundo lo que todo el mundo sabe, NADA pueden hacer para frenar la actividad vandálica de los grandes saqueadores planetarios.   ¿Quién puede detener a los japoneses, verdaderas “tambochas” humanas cuya voracidad parece ser tan insaciable como la sed de Tántalo?  ¿Quién para a la China, los europeos o los gringos, gentes que se creen con el derecho divino para acabar con todos los recursos de TODA la humanidad únicamente en su beneficio particular?  Todo al respecto está denunciado.  Sin embargo, todos conocemos los procedimientos que siguen para hacerlo; no hay misterio alguno al respecto.   No hay inmoralidad que no apliquen en la consecución de sus objetivos.  Todos lo sabemos y ellos saben que nosotros lo sabemos y no les importa un tacaco.  Ni siquiera la opinión de su propia gente.  Y en muchos casos, estos pueblos suelen ser indolentes ante la carrera suicida que llevan sus gobiernos, como si estos tuvieran la certeza de que van a sobrevivir gracias a las “riquezas” monetarias acumuladas.    Así que, ¿de qué sirve denunciar nada?  Ya todo está denunciado.  Solo falta esperar el resultado que de manera inevitable se dará.  Solo es cuestión de tiempo.   ¿Talvez en el 2012?
            Otra cosa es segura: no será la primera vez que la humanidad sea borrada por cataclismos planetarios curativos.  Pero quedarán manchitas de gente por aquí y por allá para que vuelva a poblarse la tierra.  Quedarán Adanes y Evas dispersos por todo el globo para volver a empezar con los mitos y la religiosidad; con las leyendas, los dioses y las promesas de la vida eterna y los paraísos terrenales o celestes.  La Madre Tierra sabe cómo arreglarse cuando sus criaturas se vuelven demasiado molestas e irritantes y le producen urticaria.  Y esto no será un castigo divino ni una decisión de los dioses, sino la continuidad de un proceso que, sin lugar a dudas, se ha venido repitiendo por eones.  No en balde todas las literaturas “sagradas” hablan de estos cataclismos que parecen tener una alternancia entre el fuego y agua.   Y por el calor que está haciendo mientras escribo esta “Chispa”, parece que el venidero será de fuego y azufre.   Así que pueden seguir tan indolentes como siempre; pero si nos hemos de achicharrar, sírvanos de consuelo que junto con nosotros se irán los japoneses, chinos, gringos y europeos, aunque ellos tengan mayores posibilidades de supervivencia gracias a su tecnología, previsión y capacidad para almacenar comida.
            Los humanos somos como la sarna en la piel de la tierra; es por eso que esta requiere esos tratamientos curativos cada vez que la llevamos al borde de la desesperación.  Esto es pura fisiología que nada tiene que ver con cosas espirituales o divinas, aunque… ¿quién podría negarlo enfáticamente?  A lo mejor hay personas superiores que toman ciertas decisiones necesarias cuando nos volvemos tan insoportables, arrogantes y malignos.   Después de todo, podría ser que a Alguien le importe la cuestión moral de lo que le estamos haciendo a nuestro hogar planetario… y a nuestros hermanos. ¿Será posible que haya dioses… o extraterrestres que impongan algo de justicia?  ¿O a nadie le importa un carajo en ninguna parte del Universo, y es por eso que la tierra toma la decisión de eliminarnos cuando nos volvemos tan pesados y dañinos?  ¿Qué podemos hacer?  NADA.  Absolutamente nada.   Ni les digo que guarden agua y comida, pues eso solo logrará prolongar la agonía.  Pero eso sí, pueden guardar su pomito de cianuro… por si las moscas y la cosa se alarga demasiado.
            Fraternalmente   
                                               Ricardo Izaguirre S.                       E-mail: rhizaguirre@gmail.com
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