sábado, 11 de diciembre de 2010

861 ¡Allí vienen los rusos... allí vienen los rusos!

861   “LA CHISPA         (Uno de diciembre 2010)
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
“ALLÍ VIENEN LOS RUSOS... ALLÍ  VIENEN LOS RUSOS”
            Por más de medio siglo, ese fue el estribillo con el cual nos aterrorizaron a todos los habitantes del “mundo libre” liderado por los Estados Unidos.  “Allí vienen los rusos a conculcar nuestra democracia y libertades, a quitarnos todo lo que tenemos y sumirnos en el infierno del ateísmo”.  Y nos tragamos el anzuelo hasta la plomada; decenas de países y ciudadanos bajo los regímenes más opresivos y criminales, le declararon la guerra ideológica a la Unión Soviética porque esta ponía en peligro nuestras conquistas democráticas y libertarias.  Sociedades sometidas a las más brutales tiranías, llegaron a sentirse obligadas a ser enemigas de los rusos.  Y gobiernos precedidos por sátrapas de la peor calaña, se sentían paladines de la democracia.  Las Juntas de Argentina, Brasil y El Salvador; dictadores como los del PRI en México, Pérez Jiménez en Venezuela, Trujillo, Somoza, Carías, Duvalier y un interminable etcétera, se autoproclamaban luchadores anticomunistas y campeones de la democracia.  “Los rusos” era el término con el cual se llegó a equiparar en occidente el concepto de MALDAD.  Alguien a quien culpar de todo lo malo.  Sentimientos que manipularon para canalizar nuestro potencial de odio para que así no nos diéramos cuenta de quiénes eran los que en realidad nos tenían sumidos en la miseria.   “Los rusos”, era el coco con el que nos espantaron durante medio siglo para hacernos creer que la sociedad en la cual vivíamos, era preferible a los supuestos horrores del comunismo criminal.  Fue el catecismo con el que nos convirtieron en sumisos borregos de un sistema de explotación malvado.  Y nos convirtieron en entusiastas defensores de regímenes criminales y expoliadores.  Eso era lo que convenía a los intereses de los Estados Unidos y las mil oligarquías nacionales apoyadas por aquellos.    MANIPULACIÓN de lo más ordinaria.
Los soviéticos se convirtieron, por gracia de la propaganda, en los demonios a quienes culpar de todo lo malo.  Sentimientos que manejaron para dirigir nuestras emociones para que así no nos diéramos cuenta de quiénes eran los que en realidad nos tenían sumidos en la miseria.   “Los rusos”, era el coco con el que nos espantaron durante medio siglo para mantenernos ligados y dependientes de un sistema que no era para nada mejor, pero sí conveniente a las clases dominantes.  La antigua técnica de crear (inventar, fabricar) un falso enemigo foráneo para distraer y cohesionar a las masas ignorantes al servicio de causas que nada tienen que ver con su bienestar, pero que siempre son útiles para evitar que focalicen su atención en las condiciones que les imponen sus propios gobiernos.  El enemigo extranjero es infalible, es la receta talla única para canalizar todas las pasiones patrioteras al servicio de intereses que nada tienen que ver con los de los pueblos. 
            Todos tenían luz verde para atacar a los rusos y decir lo que se les antojara de ellos.  Por dicha para estos, todavía no existían las “redes sociales”, estructuras en donde la gente puede ocultarse para proferir todo tipo de insultos en contra de las personas, pueblos o naciones sin correr ningún riesgo.  Vulgaridades que van desde el chiste gracioso, hasta las groserías más abominables que se hacen circular en este medio.   Pero, ¿correspondían los rusos de carne y hueso a esa imagen que en occidente se había estereotipado acerca de ellos?   ¿Es cierto que los rusos nos querían quitar nuestras “riquezas” y la libertad del “mundo libre” repleto de incontables dictadores y argollas explotadoras? ¿Querían robarnos nuestro elevado estándar de vida, nuestras las mujeres, trabajos, universidades y altos niveles de educación y atención médica de primera?  Pero sobre todo ¿nos querían arrebatar nuestra riqueza cultural y monetaria?  ¿O todo el asunto no era más que una inmensa “bola” que se echó a rodar sin más fundamento que los intereses capitalistas?  Fue una prolongada maniobra para desviar la atención de los pueblos para que no vieran a los verdaderos culpables de su situación. 
Durante la guerra fría se creó al monstruo publicitario más horrendo que recuerda la historia: los RUSOS.  A todo el occidente se le hizo creer que los ROJOS eran lo peor, y cuya única obsesión era destruir toda la brillante y justa civilización del mundo democrático.  Durante medio siglo se nos dijo que eran ateos, malos, criminales, que comían niños y mataban a todos los religiosos, en fin, que eran el Demonio en persona; que querían destruir a los angelitos cristianos del oeste, representados por los buenos muchachotes norteamericanos que, en cientos de bases militares alrededor del mundo, se aprestaban a combatir al feroz y diabólico comunismo.  Miles de kilómetros de celuloide se utilizaron para hacer películas que demostraban esa realidad que se convirtió en artículo de fe para casi todos.  Nos llegaron a saturar con miles de historias acerca de los horrores que se vivían detrás de la Cortina de Hierro, a tal punto, que casi todos sentíamos una cierta repulsión por Rusia y lo que esta representaba para la democracia. El adoctrinamiento fue tan efectivo, que el mundo se convirtió en una dualidad indiscutible: BUENOS y MALOS.  USA y sus buenos amigos, contra la URSS y sus perversos camaradas.  La Unión Soviética era el Imperio del Mal, y los Estados Unidos, el San Jorge de occidente que, en su caballo blanco, tenía que exterminar a la Bestia RojaToda mentira era válida si era contra los rusos.  Incluso gente que vivía bajo las más atroces dictaduras latinas, impuestas y respaldadas por los Estados Unidos, se sentía solidaria con estos y consideraban que eran preferibles las satrapías criollas, que caer bajo el dominio del comunismo. 
Los latinos fuimos víctimas de este gran engaño por espacio de medio siglo.   Con el cuento de ateísmo marxista, las grandes masas evitaron identificarse con todo aquello que oliera a rojo.  Y sin que esto signifique que los regímenes comunistas fueran la panacea, los pueblos jamás debieron dejarse llevar por la propaganda; debieron PENSAR por su cuenta, y así se hubieran evitado tanto dolor y rencor innecesario.  Y haber perdido de vista sus intereses verdaderos.
Sin embargo, dentro de esa atmósfera de odio y recelos, hubo voces que clamaron por la concordia y el entendimiento, aunque solo fuera detrás de la máscara del humor, lo único que se escapaba a la violenta censura que se ejercía en contra de todo aquello que no fuera el aplauso a los líderes del “mundo libre”.   Cualquier otra cosa, era comunismo, razón suficiente para ser encarcelado, torturado o ejecutado, según fuera del gusto del dictador de turno.  Ser comunista era peor que tener lepra.  Luego de la caída del bloque soviético, resulta que todo era mentira (o casi todo); que en Rusia siempre hubo miles de sinagogas, templos cristianos, mezquitas y todo tipo de iglesias.  Que el ejército ruso no sirve para nada, que todos son desertores inmorales que venden sus propias armas, que no tienen buenos cohetes, que sus bombas atómicas no sirven y que explotan espontáneamente; en fin, que nada del horror que nos hablaron de Rusia corresponde a la realidad.  Después de cincuenta años de catequesis con la que nos hicieron odiar a los soviéticos, nos dicen que todo era falsa propaganda, lucha ideológica.  ¿Y cuántos millones de seres murieron por esa farsa?
Lástima que los pueblos son tan duros y tan torpes para aprender las lecciones de la Historia y que, con cualquier pretexto de utilidad para los políticos y clases adineradas, están dispuestos a matarse con quien sea, sobre todo, si ese alguien ha sido clasificado como “el enemigo común”, aunque solo sea un fantasma sin rostro.  Un “Coco”.  ¿Aprenderemos algún día?           (¿Qué creen ustedes en sus países?)
Fraternalmente
                        RIS         E-mail: rhizaguirre@gmail.com  
Blogs:    La Chispa         http://lachispa2010.blogspot.com/    con link a     Librería en Red    

























No hay comentarios:

Publicar un comentario