943 LA
CHISPA
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan
los abusos del Poder”
Sir WILLIS DE
EDIMBURGO (en su tránsito)
¡Feliz viaje, amiguito! Que las puertas del paraíso de los perritos
se abran para darte cabida y el delicioso descanso merecido después de tu ardua
lucha por la vida. Valiente y tenaz con
más de un siglo de vida (según la cronología
cánica), al fin te llegó el momento de rendir cuentas e iniciar el
misterioso viaje de la vida en otros niveles más sutiles. Y aunque te hayas escabullido
silenciosamente, estoy seguro de que dejaste una agradable estela de recuerdos
que enriquecieron la vida de tu último y más cercano amigo. Como en una especie de remate canino, le tocó
en suerte ser tu “dueño” a mi vecino y amigo Rubén, y así pasaste a ser parte
de la población perruna de nuestro apacible barrio. De cuerpo tan largo como una salchicha, hiciste
honor a la raza de esos nobles orejudos de gran hocico y patitas cortas y
retorcidas. Pero lo más sorprendente de
todo, era el pomposo nombre que tenías: Sir
Willis de Edimburgo. Ya en el ocaso
de tu vida te tocó en suerte vivir y despedirte desde este plácido rincón de
nuestra ciudad. Viejito y cansado, pero
con un gran deseo de vivir, hacías tus trotes mañaneros con la alegría y el
entusiasmo de un cachorro. Obligaste a
tu amigo a levantarse más temprano de la cuenta a hacer un recorrido vivificante,
incluso para un moribundo. Y yo que los
observaba desde mi atalaya de enfermo, llegué a apostar conmigo mismo, que
quién de los dos sobreviviría; y te gané.
Mejor dicho, perdí y te he sobrevivido unos días más viendo la luz del
sol. Gracias, Sir Willis, fuiste un
ejemplo de coraje y deseo de vivir.
Ojalá que trotes libre y feliz en los prados del edén de los perritos.
Al
verte en tus paseos matutinos siempre me pregunté por la clase de humor que
tienen los Señores que se encargan del diseño de los perros y tantos otros
animales con figuras realmente inexplicables por lo chistosas, extrañas e
inesperadas. Tú eras uno de esos
ejemplares exóticos. Indiferente al
dolor, y sin las dudas y temores que nos consumen a los humanos ante la inminencia
de la muerte, caminabas todos los días como si la vida estuviera empezando y
nunca fuera a terminar. Mis zaguates te
contemplaban con respeto; no sé si por tu ancianidad y o por lo impresionante
de tu nombre; el caso es que nunca te ladraron ni hicieron las alharacas que
suelen formar cuando cualquier invasor
canino pasa por nuestra calle.
Agradables sueños, amiguito, en un mundo diseñado para hartarse de
felicidad. Que duermas bien… hasta la
próxima. Tu amigo Rubén te estará
esperando a la vera del limonero que tanto te gustaba.
Entrada al blog “LA CHISPA”: http://lachispa2010.blogspot.com/
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