viernes, 23 de agosto de 2013

943 Sir Willis de Edimburgo



943  LA CHISPA                     
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
Sir WILLIS DE EDIMBURGO        (en su tránsito)
        ¡Feliz viaje, amiguito!  Que las puertas del paraíso de los perritos se abran para darte cabida y el delicioso descanso merecido después de tu ardua lucha por la vida.  Valiente y tenaz con más de un siglo de vida (según la cronología cánica), al fin te llegó el momento de rendir cuentas e iniciar el misterioso viaje de la vida en otros niveles más sutiles.  Y aunque te hayas escabullido silenciosamente, estoy seguro de que dejaste una agradable estela de recuerdos que enriquecieron la vida de tu último y más cercano amigo.   Como en una especie de remate canino, le tocó en suerte ser tu “dueño” a mi vecino y amigo Rubén, y así pasaste a ser parte de la población perruna de nuestro apacible barrio.   De cuerpo tan largo como una salchicha, hiciste honor a la raza de esos nobles orejudos de gran hocico y patitas cortas y retorcidas.  Pero lo más sorprendente de todo, era el pomposo nombre que tenías: Sir Willis de Edimburgo.   Ya en el ocaso de tu vida te tocó en suerte vivir y despedirte desde este plácido rincón de nuestra ciudad.  Viejito y cansado, pero con un gran deseo de vivir, hacías tus trotes mañaneros con la alegría y el entusiasmo de un cachorro.  Obligaste a tu amigo a levantarse más temprano de la cuenta a hacer un recorrido vivificante, incluso para un moribundo.  Y yo que los observaba desde mi atalaya de enfermo, llegué a apostar conmigo mismo, que quién de los dos sobreviviría; y te gané.  Mejor dicho, perdí y te he sobrevivido unos días más viendo la luz del sol.  Gracias, Sir Willis, fuiste un ejemplo de coraje y deseo de vivir.  Ojalá que trotes libre y feliz en los prados del edén de los perritos.
            Al verte en tus paseos matutinos siempre me pregunté por la clase de humor que tienen los Señores que se encargan del diseño de los perros y tantos otros animales con figuras realmente inexplicables por lo chistosas, extrañas e inesperadas.  Tú eras uno de esos ejemplares exóticos.  Indiferente al dolor, y sin las dudas y temores que nos consumen a los humanos ante la inminencia de la muerte, caminabas todos los días como si la vida estuviera empezando y nunca fuera a terminar.  Mis zaguates te contemplaban con respeto; no sé si por tu ancianidad y o por lo impresionante de tu nombre; el caso es que nunca te ladraron ni hicieron las alharacas que suelen formar cuando cualquier invasor canino pasa por nuestra calle.  Agradables sueños, amiguito, en un mundo diseñado para hartarse de felicidad.  Que duermas bien… hasta la próxima.  Tu amigo Rubén te estará esperando a la vera del limonero que tanto te gustaba.

Entrada al blog “LA CHISPA”:     http://lachispa2010.blogspot.com/

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