833 “LA CHISPA”
Lema: “En la indolencia cívica
del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
¿CÓMO LLEGAR A LAS ESTRELLAS?
Pero
en primer lugar, debemos preguntarnos que cuál sería el objetivo de encontrarnos
con otras civilizaciones del espacio. Si
nosotros logramos llegar a ellos, significa que tenemos una tecnología
superior, lo cual descarta la búsqueda de una ciencia superior; y si son ellos
los que nos contactan, sería absurdo que nos vinieran a obsequiar su tecnología
para que nos matemos de manera más eficiente; además, ¿a quiénes se la darían?
¿A los gringos, rusos, chinos, árabes o a todo el mundo? Es obvio que los terrícolas no estamos
interesados en la filosofía, moral o espiritualidad de esas culturas extra
planetarias sino en sus riquezas minerales o de otro tipo. Los líderes norteamericanos ya así lo han
manifestado, y su interés se reduce a la
búsqueda de recursos. Con tan
limitadas y mezquinas metas, no es creíble que alguien quisiera o pudiera estar dispuesto a ayudarnos, pues sería
como que los visitantes a la Tierra solo vinieran a llevarse el agua, la madera
y todo lo que quede de petróleo. Y si
hay intervención de civilizaciones SUPERIORES,
no es de esperar que estas permitieran semejante explotación. Ni siquiera los nativos de este o cualquier
planeta. Entonces ¿cuál sería el
objetivo de esos viajes? ¿Intercambio
cultural? No me parece creíble.
Tal
esfuerzo tendría que redituar ganancias enormes, porque si no, carecería de interés,
pues el cuento de la ciencia por la
ciencia solo es eso, un cuento. Todo
lo que el hombre inventa o descubre TIENE
que traducirse en beneficio económico; de lo contrario, por bueno que sea para
la humanidad, JAMÁS se da a conocer
al público ni se pone a su disposición.
Los primeros viajes serían la inversión, y tendrían como objetivo
localizar esos planetas explotables, confirmar la abundancia de recursos y la
posibilidad de someter a sus habitantes mediante empréstitos del Banco Mundial
o por la violencia. Tarea que llevaría
siglos o, probablemente, milenios.
Resultaría más práctico capturar esos planetas y empezar nuevas
civilizaciones. Así los chinos podrían
enviar unos setecientos millones de paisanos por todo el orbe; igual podrían
hacer los hindúes. Un planeta para cada
grupo racial o religioso para que desaparecieran las contiendas
ideológicas. Eso talvez tendría sentido,
pero sería muy caro para resolver una minucia como esa, pues es más fácil y barato matarlos aquí. Entonces, ¿cuál es el objetivo para llegar a
esos innumerables mundos que están desperdigados por todo el cosmos?
¿Ayudarlos? ¿Intercambiar sabiduría,
explotarlos y reducirlos a colonias?
¿Cristianizarlos y convertirlos en Testigos de Jehová? Por lo que sabemos, de la especie humana NO se puede esperar nada mejor, porque
nos guste o no, NO TIENE NADA MEJOR QUE
OFRECER. Cuando no hacemos nada por millones de
niños que mueren de hambre en África y el Asia, sería absurdo pensar que
viajaríamos billones de parsecs para ir a ayudar a otros pueblos de distantes
sistemas solares. ¿O sí?
¿Y
cómo serían nuestras naves? ¿Como la Nostromo de “Alien”? ¿En cuántos siglos
dispondremos de esa tecnología? Como
ven, todo se reduce a espinosas elucubraciones cuya factibilidad todavía es un
sueño. Además, por encima de todo, sigue
persistiendo el factor velocidad, el
cual no va a cambiar ni ser más permisivo en el futuro, por más que nos guste
la fantasía de los agujeros de gusano o el universo doblado. La velocidad de la luz continuará siendo
la barrera infranqueable que nos mantiene dentro de cierto radio de acción del
cual no podemos salir. En cuerpo físico, parece que estamos
embarrancados en nuestro sistema solar, aun cuando pudiéramos viajar a la
velocidad de la luz. Casi nadie vive CIEN AÑOS, y en ese tiempo y a la
velocidad de la luz, apenas habríamos sobrepasado al grupo de estrellas más
cercanas al Sol. Sin teorías
indemostrables y sin ciencia ficción, estamos cautivos en los alrededores de
nuestro Sol. Y en muchas formas, ¡por dicha! Esta posición se basa en lo que SOMOS AHORA, y no en lo que podríamos
ser.
Pueden
los ufólogos y científicos de vanguardia
soñar todo lo que quieran, pero mientras no nos demuestren que es posible
viajar a esa velocidad límite del universo, estamos encerrados (y limitados) en
nuestro sistema solar. Ni siquiera
podemos aspirar a la conquista de Próxima,
la vecina más cercana del Sol. Pero hay
otro “pero”. ¿Y qué tal si allí no hay
planetas semejantes al nuestro? ¿Qué
haríamos después de más de cuatro años de viaje? Las distancias interestelares son
sencillamente decepcionantes para nuestra tecnología, aunque pudiéramos
fabricar naves “fotónicas”. Pero estamos
muy lejos de eso, y sin el auxilio engañador de la ciencia ficción, los viajes
interestelares seguirán siendo un sueño muy lejano para el hombre físico. La única
forma sería que utilizáramos todo nuestro sistema solar como nave para
desplazarnos por la Vía Láctea, que hiciéramos un plan milenario que millones
de generaciones estuvieran dispuestas a cumplir rigurosamente. Y así, después de millones de años, podríamos
estar cerca de algunas de las estrellas que se encuentran a mediana distancia
del Sol. Pero, ¿no es eso lo que ya estamos haciendo sin darnos cuenta?
Nos
desplazamos a velocidad vertiginosa hacia un punto de la galaxia en un movimiento
de rotación que no parece ser casual. Se
dice que vamos hacia la estrella Vega
de la Lira a una velocidad de más de doscientos kilómetros por segundo en una
órbita alrededor de la galaxia, la cual dura unos doscientos millones de
años. Entonces, ¡ya estamos a la caza de las estrellas… desde hace millones de años! El problema es de tiempo. De tiempo humano y comprensión de la mecánica
y sus objetivos. Además, la conducción
del carruaje (el sistema solar) por dicha NO
está en nuestras manos, pues nos pasaría las de Faetón.
Parece
que todavía, por muchos años, tendremos que conformarnos con poner satélites en
órbita terrestre para ver televisión, espiar a los rusos, gringos y chinos; y para explorar nuestro vecindario solar. Pero para consuelo de los ufólogos, deben
saber que los extraterrestres ya están aquí, desde hace millones de años, y que
somos nosotros mismos. Que vinimos de Marte y de la Luna. Lo que pasa es que no tenemos memoria clara
de sucesos tan lejanos. Solo un sueño
difuso y evocativo de eventos que se dieron en los albores de la humanidad… Pero todo esto solo es fantasía, ¿no es así? ¿Usted que piensa?
Fraternalmente
Blogs: La Chispa http://lachispa2010.blogspot.com/ con link a Librería
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