1001 “LA CHISPA”
Lema: “En la
indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
LA
VIDA: ¿UN PROYECTO DE DOLOR?
No importa lo que
digan los optimistas ante la vida, esta es en esencia y la mayoría del tiempo,
una sesión casi interminable de sufrimiento, dolor, enfermedades, angustias y
todo tipo de inquietudes que van desde las simples molestias hasta penalidades
insoportables. Y al final, siempre está
la muerte en sus más variadas y torturantes formas. Casi
nada parece diseñado para que el hombre sea feliz. Y para lograr algo de bienestar (material),
este debe enfrascarse en una lucha permanente en la cual consume la mayor parte
de su vida en la búsqueda de necedades que, al final, no le llenan para
nada. Y lo que es peor, siempre termina
con la sensación de fracaso y vacío. Entonces,
¿es la vida un proyecto de dolor? Porque no importa dónde y cómo nazca un
individuo, su existencia está marcada por la angustia, por una angustia que no
puede ser recompensada por los fugaces momentos de placer que brinda
aquella. Todo el mundo quiere ser
“feliz” pero nadie parece comprender qué significa tal cosa, pues si analizamos
bien ese deseo, somos incapaces de definirlo bien o de explicarnos bien ese
estado de dicha plena al que todos aspiramos.
Ni siquiera podemos bosquejar qué
es eso. No existe la felicidad como un estado que se puede alcanzar de manera permanente
y total. No importa lo que hagamos o
tengamos, NUNCA estamos
satisfechos. Y como estamos convencidos
de eso, recurrimos al escapismo religioso, el cual nos promete una situación
ideal en donde todos somos perfectamente felices.
Tampoco faltan los optimistas que se empeñan en
convencernos de que todo es color de rosa, y que solo se trata de actitud para
transportarnos al paraíso. Y claro que
es probable, casi seguro, que haya gente que ve su propia existencia de esa
manera. Personas que una vez hecho el
recuento de su edad, deciden que han sido felices y que lograron todo lo que
deseaban. Es una forma válida de verse a
uno mismo. Pero estos son las
excepciones, ya sean reales o inventadas.
Hay quienes gustan de blasonar que son felices, aunque esto no sea más
que una forma de arrogancia mediante la cual quieren indicarnos una forma de
superioridad personal. Y tienen derecho
a eso; todos tenemos la opción de declarar lo que se nos antoje en relación con
nuestras vidas. Pero la verdad es que la
inmensa mayoría de las personas tiene una vida que se acerca mucho a la
desgracia, tragedia y dolor. Basta
pensar en los millones de chinos, indios, africanos y la casi totalidad de los
habitantes del tercer mundo para darnos cuenta de lo poco agradable que es la
existencia para esta gente que, a millones, muere de hambre y todo tipo de
enfermedades. Y en ese sentido
(material) parece que la felicidad es privilegio de muy pocos, y en muy
contados y breves momentos.
Hay millones de “explicaciones”
religiosas, filosóficas y de los optimistas para decirnos lo que es la
felicidad y lo fácil que es lograrla; sobre todo, después de la muerte, en el
cielo. Pero eso NO le consta a nadie, a
NADIE. Creemos en eso porque nos
gusta creer; porque nos agrada la idea de que haya una salida justa al enorme
caos que reina en la vida, en donde millones de personas son martirizadas por
toda clase de situaciones. ¿Es posible lograr algún tipo de justicia? Desde luego que no; JAMÁS ha existido, tal cosa.
No la hay ni la habrá nunca. La justicia es un sueño de ilusos y
religiosos. En ninguna parte se ve
tal logro, pues casi todas las relaciones humanas están marcadas por la
disparidad más evidente. Entonces, ¿es
la existencia un proyecto de dolor? Y de
ser así, ¿quién lo dispone de esa manera?
¿Dios, los dioses, el hombre?
¿Qué o quién determina que las cosas marchen de esa forma? Si lo pensamos bien y con cierto
atrevimiento, a muchos se nos ocurre que, de ser todopoderosos, bien podríamos
encontrar una forma más eficiente y menos cruel y lenta para lograr un estado
de beatitud en la especie humana. ¿Cuál
es el objetivo final de tanto dolor del cual no tenemos ninguna prueba que nos
diga que tiene una utilidad práctica para lograr algo? Sufrimos y sufrimos y a nadie le consta que
esto tenga algún beneficio en esta o cualquier vida que pudiera existir después
de la muerte. Es indudable que una sola existencia
no basta para lograr la “salvación”, pues no es creíble que haya personas que sean
tan afortunadas para obtener todas las condiciones propicias para tal logro en
una sola vida. Y aunque así fuera,
serían tan pocas que no justificaría todo el aparato que se emplea, con toda la
cantidad de sufrimiento humano, para lograr unos cuantos santos en el
transcurso de tantos milenios. Muy
escuálida cosecha. Sería un sistema muy
poco eficiente en la producción de gente buena y digna de ir al cielo. Y si existe la reencarnación, ¿cuántas veces
debemos venir a la tierra para alcanzar la categoría de elegibles? ¿Cien, doscientas, veinte mil? ¿Mil raciones de sufrimiento para lograr algo
de lo que ni siquiera tenemos la menor idea de lo que pueda ser?
Casi no hay gente que no se esfuerce por ser feliz, según
lo que cada uno estima como tal cosa; pero parece que nadie, o muy pocos,
logran su objetivo aunque solo sea de manera incompleta. Y bien sabemos que tal cosa no depende del
dinero, la fama o el poder. Gente ahíta
de estas ventajas, es absolutamente desgraciada en su vida personal y, en
muchos casos, solo en la muerte encuentran (¿?) la salida a su agonía. No importa en lo que usted crea; puede ser
religioso o ateo, la cuestión es igual para todos, y todos tenemos que jugar
con las reglas establecidas. Nacemos (sin
haberlo pedido); crecemos sin desearlo, nos hacemos viejos en contra de nuestra
voluntad y gusto; enfermamos (algunos no) y, finalmente, MORIMOS. Ese es el esquema
básico e inexorable. Y entre ambas
puntas (nacimiento y muerte), una interminable sucesión de situaciones
dolorosas cuyas “ventajas” nadie puede probar, por muy creyente que sea. Nadie puede demostrarnos que tal cosa
obedezca a un plan o programa divino cuyo fruto veremos después de la muerte,
en el cielo. O después de innumerables
vidas, como dicen los creyentes en la reencarnación. Pero mientras tanto, ¿qué pasa conmigo,
Pancho Pérez, el que ha llevado palo durante toda una vida? ¿Alguien puede asegurarme que existe ese
cielo de felicidad eterna en donde seré compensado por la mala vida que llevé
aquí? ¿O además, me espera el infierno? Vean que toda la cuestión solo se apoya en la
fe. Creer en lo que otros me han dicho
que les dijeron. NADA MÁS. Es muy alta la
apuesta a un simple sueño, a un teorema.
Si usted tuviera el poder ¿qué mejoras le introduciría al
sistema? No sea tímido, Dios no lo va a
“castigar” porque haga uso del libre albedrío que le concedió. En el programa actual abundan las asimetrías,
y son tantas, que no se necesita hacer mayores esfuerzos para levantar una
lista enorme. Por ejemplo, ¿por qué hay
gente tonta, deforme, bruta y marginal que cree en los políticos? Es entendible que haya una buena porción de
pobres pero, ¿por qué tanto miserable (niños) que muere de hambre cuando hay
tanta comida y riqueza en el mundo? ¿Cuál es el propósito de tanto
sufrimiento? No es creíble que haya
algún dios que se solace en la observación de tanta miseria durante tanto
tiempo. ¿O existe una deidad que
determina o determinó que la vida sea un proyecto de dolor? ¿Y todo para qué, si después de tanto tiempo
nadie recordaría esas lecciones de amargura?
Nadie (casi) se acuerda de su encarnación anterior y de lo que sufrió o
el daño que hizo, entonces ¿por qué ha de sufrir ahora por lo que no recuerda? ¿Y cómo puede alguien liberarse de esa cadena
tan terrible que representa el Karma? ¿Son unas criaturas tan torpes como el
hombre, merecedoras de tanto dolor?
Y si se alega la cuestión moral en este, ¿qué hay de los animales? Estos
NO son malos y, sin embargo, están
sujetos a peores sufrimientos que el hombre, pues para la mayoría de ellos, la
vida es un continuo sufrimiento sin esperanza.
Miedo permanente y muerte violenta de manera inevitable.
En síntesis, ¿es la vida un proyecto de dolor? ¿O podemos hacer algo por nosotros y los
demás?
Escucho sus opiniones y, mientras tanto, que la paz sea
con ustedes.
RIS Correo: rhizaguirre@gmail.com
Entrada
al blog “LA CHISPA”: http://lachispa2010.blogspot.com/
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