viernes, 10 de mayo de 2013

250 La línea de montaje



250   LA CHISPA                           (A mis hijas)

Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”

LA LÍNEA DE MONTAJE    

            Los seres humanos somos como las computadoras; algunos son de “marca”, otros somos simples “clones”.   Algunas incluyen dentro de su repertorio de innovaciones lo último de la tecnología de punta; High Tech, como dicen los que saben: centrino, dual core, WIFI, Intel, Barcelona, caché nivel 3, un chipset de avanzada y otras cosas diabólicas que solo entienden los “entendidos”.   Otras vienen con lo mínimo, para ser utilizadas solo como máquinas de escribir, y con partes de esas que ya son obsoletas y que solo las hace “vendibles” en los países tercermundistas.  Los buenos ordenadores tienen memorias ROM de muchos kilovatios, que les permite acordarse de todo y anticipar los hechos; otros apenas se acuerdan de lo que son.  Así somos los humanos: hay quienes fueron ensamblados con lo mejor; otros con lo que sobra.  Los originales todo lo tienen presente y se adelantan a los sucesos: cumpleaños de la esposa, onomásticos y agasajos.  Otros no se acuerdan ni de su día de nacimiento.  Y no es por maldad o desconsideración;  es que no tienen (o tenemos) ese chip de fábrica.  Son defectos de ensamblaje.  Tienen que hacer una lista de esas cosas; por desgracia, también se olvidan de consultarla y siempre quedan mal.
            Pero hay que hacer una aclaración:  la línea de montaje en donde se ensambla a los humanos, está a cargo de ángeles masculinos.  Tales criaturas se embelesan y ponen toda su atención cuando, por las mañanas, confeccionan a las mujeres. Entonces actúan como artistas consumados; y por las tardes (cuando fabrican a los hombres), lo hacen como jornaleros descuidados.  Esa es la razón de las grandes diferencias entre los géneros.  A ellas las hacen finas, bellas y delicadas; inteligentes, prácticas y con un carácter a prueba de balas para soportar a todos los idiotas que se cruzarán en sus vidas, incluyendo a sus propios hijos.  Para ellas utilizan los mejores componentes porque saben la sublime tarea que tienen que llevar a cabo en la Tierra: ser diosas que crean hombres en su seno.  Las construyen de los materiales más resistentes, irrompibles, inoxidables y elásticos, porque saben que estarán en contacto con los hombres.   Por eso las hacen fuertes, tenaces, inteligentes y pacientes, requisitos indispensables para soportar a los hombres en todas sus versiones, tamaños, estilos y colores.  Sus límites de resistencia humana son del orden de los “exabytes”, y están situados en una por siempre terra ignota para el hombre.  También las proveen de sigilo, dulzura y capacidad para engatusarlos y hacerlos creer que son inteligentes e indispensables   Pero sobre todo, les colocan el poderoso microprocesador de la astucia, el cual les es indispensable para sobrevivir en un mundo masculino en donde los atributos NO físicos de la mujer son muy poco apreciados.
            El “chipset” de las mujeres está primorosamente decorado con lo mejor y más novedoso de la tecnología celestial.  Los ángeles cuidan de que nada de esto les falte, pues tales atributos les servirán para compensar su debilidad física pero, sobre todo, para poner en la vida del hombre la gota de miel que haga tolerables sus insulsas y miserables vidas.   También las proveen del chip de la tolerancia, el cual les permite ser indiferentes ante la falta de reconocimiento por parte de los hombres (maridos, hijos, hermanos o compañeros de trabajo); aunque a veces, por estrategia, hagan algún berrinche al respecto.  Eso corresponde al chip de la astucia.  Vienen dotadas de lo último en HiTech de sensibilidad, paciencia, capacidad de amar a prueba de virus y borrones intencionales o por accidente.  Es imposible “formatearles” el disco duro de sus afectos.  Siempre les ponen la última versión del chip de la tenacidad.  La sensibilidad, delicadeza y precisión al recordar los detalles nimios que los hombres siempre olvidamos, son parte de su dotación genético-tecnológica infalible, como la tecla F-8 del modo “a prueba de fallos” de las computadoras.  Esta no funciona en los hombres; en estos es solo un adorno.
            Tienen el toque de la gentileza, de la bondad y del inexplicable e incomprensible para los hombres, sentido del sacrificio.  Pero el más maravilloso de los Chips que les implantan es el de la maternidad, cuyo equivalente masculino es apenas una pieza de ensayo que nadie en el cielo se ha preocupado por pulir, actualizar o hacerla de verdad eficiente. Mientras los hombres estamos luchando por acomodarnos y comprender el primitivo DOS, ellas ya vienen cargadas con el Windows Veinte.
            Cuando al final del día de labor de los ángeles llega el turno de fabricar hombres, ya están aburridos y con ganas de irse a su nube a descansar.  Por eso nos hacen feos, brutos, sin memoria y carentes de una serie de chips que ni en toda una vida de errores podemos compensar.  No nos pulen ni nos dan un buen acabado.  A lo sumo nos hacen fuertes y grandotes para gastar todo lo que ha sobrado.  Algunos con cerebro y otros sin él.  No tenemos el chip de la gentileza verdadera; tampoco aquel que nos capacita para ser tolerantes y entender el verdadero significado de la convivencia; ni mucho menos, el concepto de compartir.  Esos atributos no están en nuestro “chipset”.  Solo podemos simular que lo tenemos, después de mil veces que se nos ha olvidado el cumpleaños de la esposa, el aniversario de matrimonio o aquella fiesta tan especial que ella nunca olvida.  Con una agenda y a base de repetición y error, logramos dar la impresión de que sí nos acordamos.   Amor para nosotros, es ser amados.  No nos culpen tanto… son errores de fábrica, de ensamblaje.
            Desde luego que no TODAS las mujeres ni TODOS los hombres son así: siempre hay algunas excepciones en las reglas.    Y por último, las dotan de una facultad que tampoco se encuentra en el hombre, por más que blasonemos de ella: saben perdonar, aunque pasen refunfuñando durante largos días, meses o años.  Esto último, también es parte de las estrategias que les indica su astucia.
Las mujeres tienen un BIOS excepcional que nunca falla, mientras que los hombres siempre arrancamos por medio de un disquete de arranque.  Hay algo injusto en esta distribución tan asimétrica.  Pero en fin, ¡vivan las mujeres!  Pues, ¿qué sería de nuestras vidas sin ellas? 
Chipescamente
  RIS.     
E-mail: rhizaguirre@gmail.com    

Entrada al blog “LA CHISPA”:       http://lachispa2010.blogspot.com/

No hay comentarios:

Publicar un comentario