1035 “LA CHISPA” (15 agosto
2014)
Lema:
“En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
UNA BUENA ALIMENTACIÓN
Como continuación de la “Chispa” anterior, en esta se exponen algunas
líneas generales que todos podemos seguir en la búsqueda de una buena y sana
manera de comer. Cierto que es muy
difícil lograrlo, ya que todo parece indicar que estamos en manos de las
industrias de la comida y las farmacéuticas.
Pero existen alternativas (pocas y pequeñas), pero salidas al fin y,
sobre todo, que están bajo nuestro control exclusivo. Dentro de lo que nos impone el sistema, aún
nos quedan algunas opciones. Pero antes,
permítasenos definir qué es “una buena alimentación” según un criterio general,
de sentido común y sujeto a todo tipo de interpretaciones (como debe ser),
según la razón de cada uno de los usuarios.
Esta es una materia experimental subordinada a todas las variantes
posibles que resulten de la experiencia personal de los lectores. Y lo primero que debemos desterrar en este
campo es toda forma de “autoridad”, pues NO existen reglas alimenticias válidas
para todos. Cada ser humano es ÚNICO Y
ESPECIAL, y lo que es bueno para uno, no lo es para otro, no importa que sean
gemelos idénticos. Entonces, debemos
rehuir todas las generalizaciones que pretenden echarnos en el mismo canasto y
aplicarnos las mismas comidas y medicinas en forma indiscriminada. Ningún dogma alimenticio debe ser respetado o
tomado muy en serio. Por ejemplo: “El desayuno es la comida más importante del día”. Ese lema lo inventaron los fabricantes de
cereales y jugos mañaneros; también los hueveros, lecheros y los fabricantes de
embutidos, panes y quesos. Y aunque eso
pueda ser cierto para algunos, NO lo es para todos. Así que usted no debe sentirse mal o culpable
por no tener hambre al despertar; y no tiene obligación de comer sin apetito,
lo cual siempre es dañino e indigesto.
Tampoco debe creerse enfermo o anormal.
Usted tiene su propio metabolismo.
Cientos de dogmas de este tipo norman
nuestras vidas, y todos han sido inventados por las industrias alimentaria y
farmacéutica. Así que siempre tenga
presente que usted y su organismo son únicos, y que NO están obligados a seguir
la conducta de la manada. Usted NO es
manada, usted es especial. Piense,
razone, investigue, experimente. No tome
como suyas las necesidades, debilidades o fortalezas de otros; ni siquiera las
de sus parientes. Si alguien tiene
mayores necesidades de calcio, eso no significa que usted tiene que ponerse a
tragar suplementos con calcio. No suponga enfermedades o deficiencias; no se
deje sugestionar por la propaganda. A ese miedo colectivo apuestan los fabricantes
de medicinas, comidas y suplementos: a que todos comamos carne, nos inyectemos
vitamina B12, o que traguemos Omegas 3, 6, 9 o lo que sea. O a que nos vacunemos masivamente, aunque
estemos sanos. No caiga en la trampa de
consumir un suplemento dietético solo por efecto de la propaganda. Si usted es hipocondríaco y cree que tiene
carencia de alguna clase, investigue cuáles son los síntomas de esa falta. Y si realmente los tiene, puede ser que
necesite ese suplemento (que siempre debe buscarlo en los alimentos y no en
pastillas). Pero si no es así, no se
dedique a tragar cuanta medicina le ofrecen.
Recuerde que las industrias JUEGAN CON SUS MIEDOS. Eso lleva toneladas de oro a sus arcas. No se deje imponer ideas ajenas que solo
funcionan en beneficio de otros. NO
ACEPTE NINGÚN DOGMA, por atractivo que le parezca. Experimente, investigue.
He aquí algunas líneas generales bien
conocidas pero no puestas en práctica: coma SOLO PRODUCTOS NATURALES y
frescos. Evite todos aquellos que hayan
sido procesados y que tengan agregados químicos de cualquier clase, por más que
le digan que en esas proporciones son inofensivos. Esa es la conveniente opinión del fabricante,
no la suya; por lo tanto, es un credo de conveniencia unilateral. No se esconda detrás del pretexto de la
“comodidad” que ofrece solo abrir latas y cajas para armar una comida rápida y
deliciosa. No se alimente con carroña,
ni permita que su familia lo haga. Coma
poquito, pues recuerde que la gula es la fuente de casi todas las desgracias que
tienen que ver con la salud; el cuerpo se nutre de lo que asimila y no de lo
que traga. NUNCA COMA SIN HAMBRE. Sin apetito solo es permisible una fruta,
pero usted debe experimentarlo. Ninguna
comida debería contener más de cuatro productos diferentes, pues el estómago no
sabe qué hacer con tanta cosa diferente.
Eso se llama simpleza, algo que facilita la digestión. Si come tres veces al día, puede comer 10 ó
12 productos diferentes, sin complicar a su estómago. En síntesis, no haga
REVOLTIJOS. Durante décadas nos han
manipulado con el asunto de “la comida variada y completa”, la cual DEBE
contener componentes de todos los grupos alimenticios: proteínas,
carbohidratos, grasas, minerales, vitaminas y cuanta cosa se les ha
ocurrido. Y eso nos ha conducido al
error de armar comidas que son verdaderos atentados contra el aparato
digestivo. Las comidas deben ser
simples, entendiéndose por esto, el mínimo de componentes por turno: un
carbohidrato, una proteína y una verdura.
Y siempre poquito. Recuerde que,
contra gula, templanza. Tampoco haga
revoltijos de frutas; coma un solo tipo, por las mañanas. Las famosas “ensaladas” de frutas son un
zarpazo al estómago. Pero compruébelo,
si así lo desea.
MASTIQUE BIEN, y ensalive el bolo hasta el punto en que sea
una papilla suave; todos sabemos lo difícil que es esto, pues la vida
atolondrada que nos hemos impuesto, nos obliga a deglutir la comida a toda
carrera. Es increíble pero cierto: muy
pocas personas “saben comer”; los demás, solo engullimos nuestros alimentos sin
masticar ni saborearlos adecuadamente. Y
esto nos lleva a otra consideración: NUNCA COMA DEPRISA. Si no tiene tiempo, es preferible no comer. La hora de la comida debe ser “sagrada”, sin
sobresaltos ni interrupciones. Con
alegría y plena concentración. Cuando se
come NO se hace ninguna otra cosa, como ver televisión, hablar por teléfono u
otras actividades. Si no está de buen
humor, postergue la comida. Comer es una
ceremonia especial que no debe hacerse a la ligera ni con porquerías; es un
acto de comunión con la existencia y debe ser ejecutado con primorosa
reverencia y cuidado, pues es nada menos que la fuente de la vida. Sabemos que tal disciplina NO ES FÁCIL, pero
también estamos convencidos de que su correcta ejecución habrá de traernos enormes
beneficios en forma de SALUD, el único tesoro que vale la pena ganar y
conservar, y que seamos terriblemente avaros con él. Ayune de vez en cuando, una vez al mes es
suficiente. Este es un probado recurso
(por milenios) que sirve para lograr y conservar el buen funcionamiento
digestivo. No lo tome a la ligera como
un consejito religioso, pues tiene una base científica muy bien cimentada.
No coma demasiado caliente, la
temperatura ideal debe ser la del cuerpo (37 grados), pues de lo contrario,
causa daño a su estómago. No tome
líquidos fríos, pues irritan las mucosas.
Tome solo agua a la temperatura del ambiente. No mucha, experimente qué le produce cada una
de sus acciones. Anote en su bitácora
los resultados y vaya descartando ciertas conductas que no le favorecen. Tampoco se vuelva esclavo del dogma del agua
(los famosos ocho vasos). Tome la
necesaria para hidratarse adecuadamente; pero esto solo lo logrará mediante la
experimentación. Si su trabajo es
sedentario, no puede, no debe tomarse un galón de agua por día.
Y por último, no crea nada de lo que
hemos dicho aquí; solo tome estas notas como puntos de referencia para su
propia investigación, y no se crea ningún dogma, pues si usted es un crédulo,
se convertirá en víctima propiciatoria para todos aquellos que lucran con su
ingenuidad y sus miedos. De cualquier
clase que sean estos: sociales, médicos, alimentarios o religiosos.
Fraternalmente
RIS
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