viernes, 18 de abril de 2014

946 ¿Qué es ser ateo?



946     “LACHISPA     (1 de abril 2012)
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
¿QUÉ ES SER ATEO?
             Hace algún tiempo, una estimable lectora me formuló una pregunta; más bien, una especie de acusación: “Yo creí que eras ateo”— me dijo en un tono que percibí como de decepción.  Pensé contestarle de inmediato, pero por ese tiempo, caí víctima de una insidiosa enfermedad que me ha obligado a “descansar” a la fuerza por espacio de siete meses.  Pero la intención ha continuado ahí, en alguna parte, y hoy trataré de contestarle lo mejor que pueda.  Pero antes, tenemos que ponernos de acuerdo acerca de dos puntos: 1°) ¿A qué dios nos referimos? y, 2°) ¿Qué entendemos por ATEO?  El DRAE dice de ateo: “Que niega la existencia de Dios”.  Nada más, sin explicación alguna, y da por sentado que el concepto de Dios es lo mismo para todos y que este es el dios de la cristiandad; el colérico dios de la Biblia, el autor del diluvio, el que ordenó a Abraham que asesinara a su hijo Isaac.  El que decretó la muerte de todos los primogénitos de Egipto, el que atragantó con codornices a miles de judíos; el que espiaba los coitos de Onán y Tamar.  El “legítimo y único Señor de la cristiandad”.  Si es a ese dios al que se refiere mi estimada amiga, debo decirle que SÍ SOY ATEO
Semejante dios, creación impía de mentes retorcidas, no puede ser digno de ese calificativo, a menos que se trate de un dios tribal producto de la imaginación más burda y antifilosófica que podamos concebir. Un dios como Moloch, Baal, Cronos o Hades.  Así, pues, mi respuesta se fundamenta en la definición de lo que usted o yo entendamos por Dios.  No es aceptable la existencia de un dios que se dedica a asesinar a millones de personas cada vez que tiene un ataque de cólera o arrepentimiento, emociones que, bajo ninguna circunstancia podrían atribuirse a Dios, el Absoluto; el Poder por siempre oculto, el Infinito, Ilimitado y todos los calificativos racionales que pueda merecer la Deidad Suprema de todo el universo.  Para las antiguas religiones esta diferencia es básica; es más, es algo que ni siquiera se toman la molestia de discutir.  Y cuando alguien les pide una definición de Dios, simplemente dicen: “Dios es Aquello sobre lo cual toda especulación es inútil”.   Sabia, simple y profunda respuesta que llena todo sin decir nada, pues en filosofía se sabe que la mente finita del hombre, es INCAPAZ de entender lo INFINITO.  Sin embargo, ese Dios lógico de las religiones antiguas, NO merece consideración alguna de los “cristianos”.  Para ellos es un falso dios de pueblos primitivos y paganos.  Como todos los que no son producto del judaísmo.
            En la alegoría de la batalla de Kurukshetra (Bhagavad Gita), esta Deidad Suprema le dice a su primo Arjuna: “Yo creo todo el Universo con un solo átomo de mi cuerpo y, sin embargo, sigo siendo el mismo, sin relación personal alguna con el universo creado”.  Aunque este Dios “explicado” en el Gita no deja de ser exotérico y poseedor de contradicciones, es mucho más filosófico y aceptable que la discutible y exclusivista deidad bíblica.  Tratándose de ese dios, bien podría ser fan de él, y en ese caso, le diría que no soy ateo.  El exoterismo hinduista es mil veces más racional, lógico y respetable que el judaísmo en cualquiera de sus versiones: ortodoxa, cristianismo, mormonismo o islam.  Sin embargo,  es injusto NO aclarar que el misticismo judío coincide plenamente con el ocultismo tradicional, y que el dios de ambos es el mismo.  El Ain Soph o Anciano de los días (la deidad de la Kábala) es idéntico al Parabrahman de los hindúes; y los rabinos ilustrados sabían que era el Principio Uno, una mera Abstracción que nunca fue considerado como un Creador de nada y, mucho menos, como el furioso dios del Testamento. Ante el Ain Soph no soy ateo, ante Yavé sí.
            El Ocultismo nos habla de un Dios todavía más complejo y misterioso que, sin embargo, es fácil de analizar y aceptar, ya que no entra en contradicción con ningún principio físico o espiritual; ni siquiera con el sentido común o la moral.  Esta Deidad por siempre oculta es la que subyace como trasfondo de todas las grandes religiones de la antigüedad.  El Dios Inmanifestado y sin atributos; la Seidad como suele llamársele ya que NO es un Ser.  La Causa Suprema de todo.  Desde luego que la aceptación de este Principio Rector e Infinito del universo, requiere un esfuerzo que no se fundamenta en el fanatismo o la fe sino en la intuición, en la inteligencia espiritual.  No es materia fácil de digerir, mucho menos, por personas fanáticas, escépticas o materialistas.  O por RESENTIDOS en contra del dios judío porque este no les hizo un determinado milagro, pese a sus múltiples oraciones y súplicas.  Existe una legión de ateos de este tipo.  Otros lo son por exhibicionismo; muchos por convicción sincera, aunque para hacer su elección NO HAYAN TENIDO otro punto de referencia que el dios bíblico.  Y como en occidente TODOS hemos sido “educados” en la Biblia y sus derivados, no tenemos otra idea que no sea la del emocional dios de Testamento: el frenético Yavé. Este personaje es capaz de conducir al ateísmo a cualquier individuo que reflexione aunque solo sea en mínimo grado.  Es difícil lidiar contra las insuperables contradicciones de esa burda literatura que constituye el sustento dogmático del judaísmo y sus hijuelos; y para el que piensa, continuar siendo creyente en esas patrañas, resulta inaceptable.  Y si yo me viera en esa situación, también sería ateo.
            Ese Dios Infinito como Causa Eficiente del universo manifestado goza del apoyo de la lógica y la filosofía en general.  No tiene contradicciones, es la suma de la perfección y, seguramente, la mejor explicación del origen de todo.  Verdad que solamente puede ser percibida desde una perspectiva filosófica y NO religiosa ni, mucho menos, materialista.  Ante un Principio semejante, debo decirle, querida amiga: NO SOY ATEO, pues serlo, ante la maravilla del cosmos que nos rodea, es un menosprecio brutal e inadmisible de la Perfección.  Creer que todo el Orden que rige al infinito universo es producto de la casualidad o un caprichoso Big Bang, es una confesión tanto o más ingenua que la del Génesis de la Biblia.  La vista, las emociones, la alegría, el remordimiento, el mal, el cerebro, la mecánica celeste, el trabajo fabuloso del corazón, el pensamiento, la inteligencia y el Amor, NO PUEDEN SER PRODUCTO DE LA CASUALIDAD y millooooones  de años de evolución ciega guiada por una especie de lotería cósmica.  Ante esa especie de materialismo tan irracional y bárbaro, prefiero ser tildado de ingenuo creyente de la Causa Única.  Esta “teoría” se me antoja más atractiva, lógica y natural.  ¿Por qué esa negación obsesiva del ateísmo?  Tan válido es creer como no creer, pero, ¿qué les da derecho para afirmar que todo el escenario de la “creación” (Naturaleza y sus leyes) solo es una especie de encadenamiento de casualidades exitosas?  Creer tal cosa, me parece que es mucho menos aceptable que la atribución de un Principio Rector Inteligente a todo el universo conocido y desconocido.  Es de más sentido común aceptar lo primero que lo segundo.
            Además, desde el punto de vista emocional, es más sensato creer en lo positivo que en lo negativo.  No me parece razonable suponer que hemos llegado hasta aquí solo por contingencia; que hablamos y pensamos, que soñamos y amamos solo como resultado de un albur bioquímico.  Y millooooones de años de evolución ciega sin un principio guía inteligente.  Como quien dice: somos producto de una chiripa espacial y que podemos desaparecer de igual manera.  Y no es que esto no sea posible; sin embargo, eso no obsta para que la evolución continúe en el infinito número de planetas poblados por humanidades diferentes, de acuerdo con un plan inteligente.  Que un cachorro muera en el parto de una perra, NO significa que esa especie desaparezca.  Ni aunque muriera toda la camada.  En el plano de la manifestación el error existe, porque los responsables de este NO son el Absoluto, sino dioses creadores, Brahmá, la hueste de los Constructores, el Demiurgo, como le decía el iniciado Platón.  Si eso es simplonería, prefiero sumarme a este bando que al de la ruleta rusa del ateísmo materialista y sin sentido ni propósito más que la negación y el pesimismo.  Y en este caso NO SOY ATEO.
            No trato de convencer a nadie de nada, pues cada uno ha llegado a sus propias convicciones mediante el estudio o el dolor; y nadie tiene el derecho para decirle que está equivocado.  Además, cada individuo tiene su consciencia y sus propios límites de comprensión y análisis que no pueden ser llevados más allá.  Así que creer en esto o aquello; o no creer del todo, en el fondo resulta ser lo mismo, y ambas opciones pueden tener las mismas posibilidades.  El verdadero asunto es SABER.  Y esa es una tarea muy difícil que no se puede resolver mediante la fácil negación.  Negar o ser ateo es de lo más fácil; cualquiera puede hacerlo.  Es tan sencillo como ser creyente en dioses como el de la Biblia.  Lo complicado es la duda y el propósito de conocer alguna Verdad.  El paso previo a todo CONOCIMIENTO es la Duda; y para aproximarse a tan elusiva meta, no se puede ser ateo ni creyente sino “DUDANTE”.
            Sé que mi respuesta puede no ser satisfactoria para usted, pero puede serlo para otros que lean esta “Chispa”; y esa ínfima posibilidad es mi recompensa por el trabajo realizado en su confección.  Busque, investigue, pregunte y pregúntese por las respuestas; ese es el áspero sendero de los que buscan la Verdad por medio de la Duda.  No es camino fácil ni reditúa nada material; talvez solo congoja y más dudas, pero si le gusta, vale la pena.  El ateísmo y la negación solo son el primer paso en esta ruta que, al parecer, a usted le apasiona tanto.  Talvez sin saberlo, ya está integrada al grupo de los buscadores.
            Dudosescamente                                       
 RIS          E-mail:  rhizaguirre@gmail.com
Entrada al blog “LA CHISPA”:     http://lachispa2010.blogspot.com/



              

No hay comentarios:

Publicar un comentario