lunes, 2 de julio de 2012

980 Los potenciómetros sexuales


980   “LA CHISPA        
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
LOS POTENCIÓMETROS SEXUALES
            No sé qué puedan pensar los viejos y viejas sobre la propaganda acerca de los potenciadores sexuales que la televisión nos anuncia descaradamente.  Pero antes de hablar sobre esos productos, es necesario decir algo sobre la “sexualidad”.  Se supone que esta tiene una finalidad que engloba varios aspectos que, sin embargo, solo obedecen a un mandato de la Naturaleza: la reproducción.  Matizado con el engaño del placer, se hace atractivo y obligatorio para todas las especies.  En principio el engaño era de igual validez para los humanos como para el resto de animales; pero al transcurrir el tiempo, el hombre le ha dado un enfoque diferente al viejo tema por siempre presente.   La sexualidad se ha convertido en un objetivo en sí.  No en un medio para… sino en el fin.   Confusión que nunca ha existido en los animales, ya que atenidos a sus impulsos básicos y de apego a las disposiciones de la biología, solo hacen uso de esta capacidad cuando los ciclos reproductivos de las hembras así lo demandan.  El sexo en la especie humana ha alcanzado niveles que es seguro no estaban en los planes de los “creadores” de ese sofisticado método de reproducción, ya se le llame casualidad, creación o evolución.   Pero una cosa sí es segura: el sexo NO ES UNA ACTIVIDAD PARA VIEJOS NI VIEJAS.  No importa lo que quieran argumentar los vendedores de potenciómetros sexuales (comerciantes) para justificar el sexo senil.  O los sicólogos, sexólogos y sociólogos.
            No se puede negar la sabiduría de la Naturaleza por más obstinados que seamos.  El sexo y sus engaños solo tienen un objetivo: conservación de las especies.  Y el placer solo es parte de la treta para hacer tolerables todos los problemas que trae esa obligación.  Mucho menor para los machos, pero casi siempre problemática.  El placer NO es el objetivo de la sexualidad.  Y esta tiene bien demarcados sus límites temporales por ciertos indicadores que no se pueden (no se deben transgredir): fin de la menstruación en las hembras, lo que equivale al término de la época fértil.  Y como para el hombre NO existe el riesgo y esfuerzo supremo del parto, parece que la fisiología ha sido un poco más tolerante en cuanto a nuestros devaneos sexuales.  Pero, ¿saben ustedes cuántos miles o millones de viejos mueren por causa de sus “ímpetus” sexuales tardíos?  Posiblemente este sea uno de los factores que contribuyen a esa trágica estadística de mortalidad que nos sitúa por debajo del promedio de vida de las mujeres.  Y esto no es una broma.   Hay esfuerzos, como el sexual, que requieren tal cantidad de energía nerviosa y circulatoria, que pueden paralizar al corazón; pero como esta es una estadística vergonzosa, la causa de la mayor parte de estas muertes NO se publica.  Siempre “el viejito murió durante el sueño”.   Tranquilamente, y no en el esfuerzo supremo de lograr una tardía erección casi siempre inútil.
            La sexualidad es para jóvenes, bien sea que la utilicen para reproducirse o por puro vacilón.  Esa es una actividad que requiere musculatura y huesos sanos y frescos, corazón poderoso, glándulas sudoríparas perfectas, sistema nervioso óptimo; en fin, todos los atributos de la juventud, que convierten en rutina lo que para un viejo o una vieja es una hazaña que bien podría tener un desenlace fatal.  El sexo NO es para viejos cacrecos o para viejitas con osteoporosis, reumatismo o las glándulas de Bartolino jubiladas.  Entender eso, es haber alcanzado la madurez mental.  Es acatar el mandato de la edad y aceptar que esa fase de la vida de la pareja pasó, y que se debe buscar otro tipo de diversiones menos riesgosas y frustrantes.  Por dicha las mujeres entienden esto mucho mejor, a pesar de las vulgaridades que la propaganda les atribuye en esos anuncios sobre los potenciómetros sexuales como el de Megapotencia F4 o Clavupén, en donde sale el sonido de un garañón (el abuelo) relinchando.   O una sinfónica. Y la viejita, loca de entusiasmo.  Eso es vergonzoso y ofensivo.  Los hijos y los nietos NO conciben así a sus madres o abuelas.  Eso es repugnante a la mentalidad y sentimientos de los familiares.  Talvez suene a hipocresía, pero la verdad es que ningún tipo de relación sexual, a determinada edad, tiene el atractivo ni el embrujo del que goza durante la juventud.  Ni Levitra, Cialis o Viagra son garantía de un orgasmo seguro en cuanto a la respuesta del corazón de un viejo, pues el esfuerzo requerido para toda esa alteración fisiológica, puede ser demasiado.
            Colocar al sexo como punto focal en la vida de una pareja de ancianos, es darle una valoración únicamente animal al amor.  Es menospreciar todas las relaciones sociales que han creado a través de una larga vida.  Además, si consideramos que empezaron su actividad sexual a los veinte años, significa que a los sesenta, tienen nada menos que CUARENTA AÑOS de vida sexual.  Lo cual es suficiente para todo el mundo.  Así como la mujer recibe un aviso con la menopausia, el hombre lo hace con la impotencia.   La fiesta se acabó y se debe obedecer con sabiduría y tolerancia el mandato de la madre Naturaleza.  Y si no se hace, se corre el peligro de engordar esa lista de “viejitos que murieron durante el sueño”.  El sexo NO ES todo en la vida de pareja, y no debe recibir el culto exagerado que le damos, pues eso nos lleva a creer que estamos comprometidos con él para siempre, hasta el último suspiro.  Los hombres NO SOMOS GARAÑONES, pues incluso estos, tienen una vida sexual límite, y luego se retiran a descansar en su vejez.  Mucho ayudaría si supiéramos que, en realidad, ese es un asunto que no desvela tanto a las mujeres; que mucho disfrutan cuando el viejillo termina sus necedades y se duerme plácidamente.  Ellas NO necesitan que les probemos nada.  Bueno o malo, ya les demostramos lo que fuimos durante la juventud; y ese recuerdo, bien utilizado, debería ser suficiente para sentirnos satisfechos y no correr riesgos con drogas que nos obligan a un silencio complicitario con las farmacéuticas que fabrican esos productos.  No sé de alguien que las haya demandado.
            Sexualescamente          
                                                   RIS  
Blog “Librería en Red”           http://libreriaenred2010.blogspot.com/

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