lunes, 30 de julio de 2012

613 Los bozales del "orden constitucional"


613    LA CHISPA             (7/04/09)

Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del  Poder”

LOS BOZALES DEL “ORDEN CONSTITUCIONAL”
           
La teoría dice que en las democracias la voluntad de la mayoría es la que cuenta y debe ser respetada y acatada por la minoría.  Ese es el postulado básico sobre el cual pivota toda la dialéctica que justifica esta forma de gobierno.   Pero ¿cuándo se da esa situación?  ¿En qué momento o época ha sido eso una realidad tangible y evidente?  Estimado ciudadano, medite sobre este asunto y busque una respuesta que pueda justificar lo que usted ha visto toda su vida.  Siempre es una minoría ínfima (la oligarquía) la que ejerce el control sobre los demás.   Es la que controla la política y la economía, y apoyada en esas formidables bases, ejerce su tiránico poder sobre mayorías que no tienen ni la menor idea de cómo funciona el sistema del cual son víctimas entusiastas.   Y eso sucede así porque ese es el diseño de la democracia formal.  El esquema democrático parte de la premisa de que el ciudadano ELIGE a sus gobernantes mediante el voto directo o indirecto, y que luego estos, investidos de ese poder soberano que el pueblo les ha conferido, gobiernan en beneficio de las mayorías.
            Aunque esto se ha explicado minuciosamente, es necesario siempre tenerlo presente: en nuestros medios nadie elige a sus candidatos.  El votante solo “escoge” a alguno de los postulantes que ya han sido aprobados en los altos círculos de la burguesía.   Sin embargo, el individuo supone, por ignorancia, que no hay otra forma mejor de ejercer su voluntad, y convencido de eso, se afilia a un bando, grita, se alegra, se llena de esperanzas vanas y celebra el triunfo de su candidato.  Este es el ideal de la democracia formal: ciudadanos mansos que respeten el orden constitucional; domesticados, como decía un expresidente muy folclórico y agudo.   Personas indolentemente sencillas que creen que pensar hace daño y, por eso, les dejan esa labor a los políticos de su partido.   Y todo esto es culpa del sistema educativo, el cual NO prepara cívicamente a los estudiantes para su propio beneficio, sino que los amaestra para que sean dóciles al sistema.  La cívica en la escuela y los colegios se reduce a una simple información de cómo se debe realizar el culto a la “democracia formal”.   Es una mera fórmula ritualística dirigida hacia un solo objetivo: la subordinación de la mente de los alumnos al “estado de derecho”, sin que jamás se consideren los derechos individuales ante un sistema elitista, injusto y siempre en manos de los mismos.
        La cívica ahora es hacer desfiles el 15 de septiembre y en otras efemérides; cantar el himno a Juan Santamaría, La Patriótica y el Punto Guanacasteco.  Hablar de las hazañas militares de épocas pretéritas y de cómo ocupamos un lugar privilegiado entre las democracias del mundo.  Y como broche a este adoctrinamiento, blasonamos acerca de lo mejores que somos en el ejercicio regular y respetuoso de los comicios que, religiosa y pacíficamente llevamos a cabo cada cuatro años.  Una imagen idílica de la democracia formal, que tanto les gusta a nuestra “clase dirigente”.  Todo lo feo, malo o injusto no se menciona; se esconde, se tapa, se  invisibiliza” para que nadie lo capte en el exterior.  ¡Y pobre del que se atreva a cuestionar el sistema!  Para este desadaptado, “el Orden Constitucional” ha creado varias mordazas que lo mantienen callado, quieto, resentido pero inocuo al sistema, respetuoso del orden público, pasivo, solitario, ignorado, desacreditado…  Para este logro maravilloso que lleva al ciudadano a la pasividad, el silencio y la indolencia forzada, el Estado ha creado un sistema punitivo muy sutil, sin represión policíaca, sin guardias, sin agentes de seguridad, sin cárceles ni militares; un método muy civilizado pero aterradoramente eficaz: la creación de figuras jurídicas atemorizantes que conducen a la cárcel o a la ruina económica al que protesta o denuncia.  Y entre ellas se destacan la INJURIA, CALUMNIA y SEDICIÓN.
           La INJURIA ha sido elevada a la categoría de delito político de manera muy conveniente.  El DRAE dice de injuria: 1) Agravio, ultraje de obra o de palabra  2) Hecho o dicho contra la razón y justicia 3) Daño o incomodidad que causa una cosa.  Entonces ¿cómo es que dentro del sistema político esta palabra se convirtió en bozal?   ¿Por qué se convirtió en delito decirle ladrón a un ladrón?  ¿Por qué es delito de injuria decirle a un político corrupto que lo es?   Si un político es sinvergüenza, inepto y ladrón, no debería ser delito decírselo públicamente, ya que él es un hombre “público”; sin embargo, el orden jurídico contempla tal cosa como INJURIA que, aunque sea CIERTA, puede llevar a la cárcel al que lo hizo.  De esa manera, todos los ciudadanos tienen que ver y tolerar de manera impotente y silenciosa, que un político robe, mienta y sea un inútil; que sea un borracho que mata a alguien con su carro, o un pervertido que anda tocándole las nalgas a las empleadas de la Asamblea Legislativa.  No se le puede decir corrupto a un Presidente que prevarica o propicia el nepotismo.  Que hace negocios particulares al cobijo del Poder. Que declara "emergecias nacionales" para evadir la legalidad de las licitaciones públicas en el otorgamiento de obras nacionales como "La Trocha 1856".
       Subordinada a la injuria está la CALUMNIA, figura atemorizante que debe ser demostrada ante los tribunales y que, por tan difícil razón, todo el mundo prefiere callar.  Porque aunque se pudiera demostrar la verdad de la acusación, siempre cuenta con la protección de la INJURIA.  Si le probamos al ladrón que es ladrón, eliminamos la calumnia pero no la INJURIA, y siempre vamos a la cárcel o somos obligados a la retractación por decir la VERDAD.   ¡Cosas de la democracia formal!
        Y por último está la joya de los bozales del “orden constitucional”: la SEDICIÓN.  De la cual dice el DRAE: 1) Alzamiento colectivo y violento contra la autoridad, el orden público o la disciplina militar sin llegar a la gravedad de la rebelión  2) fig. Sublevación de las pasiones.   Tema sujeto a todo tipo de interpretaciones por parte del sistema.  Y como es muy complejo, escribiré otra “Chispa” para hacer un análisis de la sedición.  Pero por ahora, piensen en los alcances de ese concepto y de cómo se ha manipulado para mantener callados a los que se atreven a protestar e incomodar al estado de derecho.  Medite en esto: es el mismo Estado el que califica el delito, y el que determina las penas.  Todo muy conveniente, sobre todo, cuando la gente cree la ficción de que los Poderes de la República son independientes y están separados.
            Injuriescamente                                                   (¿Sucede esto en su país?)
                                   Ricardo Izaguirre S.                        
PUBLICIDAD.  Les recomiendo la lectura de mi libro “EL ANÁLISIS”, de venta en la Universal, Aristos, Juricentro, Barrabás y casi todas las buenas librerías del país.
Blog "LA CHISPA"         http://lachispa2010.blogspot.com/




No hay comentarios:

Publicar un comentario