697 “LA
CHISPA”
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos
del Poder”
LOS LATINOS Y SUS PARTIDOS POLÍTICOS
La peor patraña en la que están enredadas nuestras sociedades, es la
constituida por la “democracia formal”
y los partidos políticos. Pero NO lo analizamos, porque de hacerlo,
nos veríamos ante la obligación de pensar,
decidir y actuar, esfuerzo demasiado grande para unas poblaciones acostumbradas
al abandono y a que otros hagan sus tareas.
Pensar nos asusta, y es por
eso que siempre actuamos en manadas, en grupos donde se pueda diluir y
disimular nuestra responsabilidad cívica individual. Nos asociamos a un partido por evasión y, con
emitir nuestro voto, creemos cumplido nuestro deber ciudadano. No hemos encontrado, ni siquiera hemos
imaginado una alternativa al engaño partidario.
Nos duele pensar. Rehuimos hacerlo porque eso nos aterra;
además, porque nuestra Constitución
Política nos proporciona una vía fácil
a ese dilema: DELEGAR. ¿En qué o quiénes? Pues en los que saben: los partidos y sus
dirigentes. En los de siempre, en “los
de arriba”, en síntesis, en la oligarquía.
Y aunque esto suene monótono es la única verdad, aunque no queramos
verla. Ese simple y brutal esquema nos abochorna porque es una treta demasiado
burda. Es mediante ella que unos
pocos se han hecho con el poder y la capacidad para decidir por nosotros. Por eso nos incomoda y avergüenza. Preferimos
cerrar los ojos y decir que creemos en la “democracia” y que este es el mejor sistema
de gobierno. Eso también nos ha
hecho creer la “educación cívica”. Es
otro de sus sacrosantos dogmas. Pero
dentro de nosotros sentimos frustración.
Algo nos dice que eso no está bien. “Estamos
escuchando al pueblo…”
Nos
da pena que cuatro gatos puedan, a espaldas nuestras, decidir quién será el
futuro presidente o presidenta de nuestro país.
O quiénes serán los vicepresidentes.
O los diputados y todos aquellos que, se supone, son de elección
popular. Pero callamos. Nos angustia
la tontería de un mecanismo de alienación que nos convierte en títeres
inconscientes, y es por eso que NO
queremos verlo. Nos ruboriza saber que
somos monigotes utilizables para beneficio de unos pocos. Es por eso que haremos y diremos lo que sea
con tal de no enfrentar esa dolorosa verdad.
Delegar es la palabra
clave. “Usted delegue en sus líderes partidarios y váyase a su casa a
descansar; ellos saben qué hacer con su dinero, sus intereses y su patria. Usted duerma mientras ellos hacen su agosto y
cobran las “comisiones” por sus actividades extra o intra gobierno. Olvídese de todo, que ellos están al mando y
saben como hacer negociazos al amparo del Poder. Ya lo llamarán dentro de cuatro años para que
vuelva a refrendar a los candidatos que usted NUNCA eligió”. ¿No es irrisorio que un sistema tan sencillo,
casi tonto, ponga de rodillas a pueblos enteros ante sus respectivas
plutocracias? Y lo que es peor, voluntariamente… “Nos preocupa la seguridad…
Recuerden
que los partidos políticos NO SON LA EXPRESIÓN DE LA VOLUNTAD POPULAR sino de
las oligarquías, y en cuya formación NUNCA
interviene la gente de a pie. Ni en la
escogencia de sus dirigentes o candidatos.
Los partidos son excluyentes del pueblo, aunque den la impresión de lo
contrario. Ciudadano: usted solo es un
ladrillo que ellos ponen donde les da la gana y les sirve. Usted no es más que un número…un tonto útil,
un votante. Un don nadie que no cuenta para nada, a menos
que pueda “poner el huevo”. No olviden
que todas las “dirigencias” de estas empresas
políticas están formadas por la misma gente del Poder. Los mismos de siempre: los vanidosos que exponen sus nombres en la palestra, y los que no
necesitan ni quieren hacerlo para no darse el bañazo. No hay candidato que no sea parte de ellos o
que no esté sujeto a su aprobación y control.
Si usted cree otra cosa, es más ingenuo de lo que se imagina. Los
partidos son el arma del Juicio Final de la democracia
formal; la más brillante ocurrencia con la cual los ricos se
deshicieron de las molestas revoluciones
y protestas. “La mayoría eligió esto, así que cállese y
espere las próximas elecciones para protestar
con su voto”. Incluso los comunistas, fascistas y ultraderechistas pueden
presentar sus candidatos al ridículo y la lástima. El mecanismo goza de autoinmunidad. …ciudadana”
Además de los partidos,
las oligarquías cuentan con otro elemento de dominación programada: la ESCUELA. Durante siglos esta ha sido el cómplice
silencioso de esta actitud patrocinada por “la misma gente”; por los
titiriteros que han montado la tramoya desde siempre. La escuela ha sido un ente embrutecedor en
cuanto a la actividad cívica de los pueblos.
Inconsciente, pasiva y nada crítica, esta ha seguido fielmente los
llamados “Fines de la Educación Nacional”, los cuales no responden a las
aspiraciones reales de los pueblos, sino a los intereses de los que gobiernan
desde toda la vida. En la práctica, los
tales objetivos no persiguen otra cosa que crear ciudadanos dóciles,
domesticados en un credo diseñado para producir hombres y mujeres sumisos a los
mandatos de los que controlan el sistema.
La eficacia de este procedimiento radica en que sus víctimas son
indefensas, pues tanto maestros como alumnos han sido “formados” con la misma
metodología que les presenta a la “democracia formal” como la mejor forma de
gobierno que existe. Y de hecho, parece
que así fuera, pues ¿qué mejor que la libertad de escoger a nuestros
gobernantes en un acto de soberanía individual y colectiva? ¿Qué mejor que la idea de gobernar
por delegación en individuos (los diputados) que “hacen la voluntad del pueblo”? ¿Qué
idea más reconfortante que saber que tenemos un Presidente que se preocupa y
vela por el bienestar de su pueblo y no por cobrar “comisiones”? Irónico, ¿verdad?
Sin embargo, todos
sabemos que eso NO ES CIERTO. Todos sabemos que los partidos no son órganos
del pueblo sino de la casta de privilegiados, y que NUNCA es elegido ningún ciudadano de valía popular sino los mismos sujetos,
los miembros del partido que están bien con la dirigencia y los grupos del
Poder. Los que son simpáticos-as y obsecuentes con los “de arriba”; los que están
dispuestos a aprobar las leyes que benefician a los comerciantes,
terratenientes, banqueros, caseros y
toda la legión de los que componen la Argolla.
Es presidente el que tiene poder
económico y la astucia para auto elegirse.
Es “elegido” el vicepresidente que más puede pagar por ese puesto. Los partidos solo son el antifaz que
legitima un sistema dictatorial vergonzante.
Pero si usted quiere seguir siendo “partidario”, es su elección.
Partidariescamente ¿Sucede algo parecido en su país?
Ricardo Izaguirre S. E-mail: rhizaguirre@gmail.com
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