jueves, 24 de noviembre de 2011

697 Los latinos y sus partidos políticos

697   “LA CHISPA”       
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
LOS LATINOS Y SUS PARTIDOS POLÍTICOS
       La peor patraña en la que están enredadas nuestras sociedades, es la constituida por la “democracia formal” y los partidos políticos.  Pero NO lo analizamos, porque de hacerlo, nos veríamos ante la obligación de pensar, decidir y actuar, esfuerzo demasiado grande para unas poblaciones acostumbradas al abandono y a que otros hagan sus tareas.  Pensar nos asusta, y es por eso que siempre actuamos en manadas, en grupos donde se pueda diluir y disimular nuestra responsabilidad cívica individual.  Nos asociamos a un partido por evasión y, con emitir nuestro voto, creemos cumplido nuestro deber ciudadano.  No hemos encontrado, ni siquiera hemos imaginado una alternativa al engaño partidario.  Nos duele pensar.   Rehuimos hacerlo porque eso nos aterra; además, porque nuestra Constitución Política nos proporciona una vía fácil a ese dilema: DELEGAR.  ¿En qué o quiénes?  Pues en los que saben: los partidos y sus dirigentes.  En los de siempre, en “los de arriba”, en síntesis, en la oligarquía.  Y aunque esto suene monótono es la única verdad, aunque no queramos verla.  Ese simple y brutal esquema nos abochorna porque es una treta demasiado burda.  Es mediante ella que unos pocos se han hecho con el poder y la capacidad para decidir por nosotros.  Por eso nos incomoda y avergüenza.  Preferimos cerrar los ojos y decir que creemos en la “democracia” y que este es el  mejor sistema de gobierno.  Eso también nos ha hecho creer la “educación cívica”.  Es otro de sus sacrosantos dogmas.  Pero dentro de nosotros sentimos frustración.  Algo nos dice que eso no está bien.         “Estamos escuchando al pueblo…”
            Nos da pena que cuatro gatos puedan, a espaldas nuestras, decidir quién será el futuro presidente o presidenta de nuestro país.  O quiénes serán los vicepresidentes.  O los diputados y todos aquellos que, se supone, son de elección popular.   Pero callamos.  Nos angustia la tontería de un mecanismo de alienación que nos convierte en títeres inconscientes, y es por eso que NO queremos verlo.  Nos ruboriza saber que somos monigotes utilizables para beneficio de unos pocos.   Es por eso que haremos y diremos lo que sea con tal de no enfrentar esa dolorosa verdad.  Delegar es la palabra clave.  “Usted delegue en sus líderes partidarios y váyase a su casa a descansar; ellos saben qué hacer con su dinero, sus intereses y su patria.  Usted duerma mientras ellos hacen su agosto y cobran las “comisiones” por sus actividades extra o intra gobierno.  Olvídese de todo, que ellos están al mando y saben como hacer negociazos al amparo del Poder.  Ya lo llamarán dentro de cuatro años para que vuelva a refrendar a los candidatos que usted NUNCA eligió”.   ¿No es irrisorio que un sistema tan sencillo, casi tonto, ponga de rodillas a pueblos enteros ante sus respectivas plutocracias?  Y lo que es peor, voluntariamente…         “Nos preocupa la seguridad…  
            Recuerden que los partidos políticos NO SON LA EXPRESIÓN DE LA VOLUNTAD POPULAR sino de las oligarquías, y en cuya formación NUNCA interviene la gente de a pie.  Ni en la escogencia de sus dirigentes o candidatos.  Los partidos son excluyentes del pueblo, aunque den la impresión de lo contrario.  Ciudadano: usted solo es un ladrillo que ellos ponen donde les da la gana y les sirve.  Usted no es más que un número…un tonto útil, un votante.  Un don nadie que no cuenta para nada, a menos que pueda “poner el huevo”.  No olviden que todas las “dirigencias” de estas empresas políticas están formadas por la misma gente del Poder.  Los mismos de siempre: los vanidosos que exponen sus nombres en la palestra, y los que no necesitan ni quieren hacerlo para no darse el bañazo.  No hay candidato que no sea parte de ellos o que no esté sujeto a su aprobación y control.  Si usted cree otra cosa, es más ingenuo de lo que se imagina.  Los partidos son el arma del Juicio Final de la democracia formal; la más brillante ocurrencia con la cual los ricos se deshicieron de las molestas revoluciones y protestas.  “La mayoría eligió esto, así que cállese y espere las próximas elecciones para protestar con su voto”. Incluso los comunistas, fascistas y ultraderechistas pueden presentar sus candidatos al ridículo y la lástima.  El mecanismo goza de autoinmunidad.        …ciudadana”
Además de los partidos, las oligarquías cuentan con otro elemento de dominación programada: la ESCUELA.  Durante siglos esta ha sido el cómplice silencioso de esta actitud patrocinada por “la misma gente”; por los titiriteros que han montado la tramoya desde siempre.  La escuela ha sido un ente embrutecedor en cuanto a la actividad cívica de los pueblos.  Inconsciente, pasiva y nada crítica, esta ha seguido fielmente los llamados “Fines de la Educación Nacional”, los cuales no responden a las aspiraciones reales de los pueblos, sino a los intereses de los que gobiernan desde toda la vida.  En la práctica, los tales objetivos no persiguen otra cosa que crear ciudadanos dóciles, domesticados en un credo diseñado para producir hombres y mujeres sumisos a los mandatos de los que controlan el sistema.  La eficacia de este procedimiento radica en que sus víctimas son indefensas, pues tanto maestros como alumnos han sido “formados” con la misma metodología que les presenta a la “democracia formal” como la mejor forma de gobierno que existe.  Y de hecho, parece que así fuera, pues ¿qué mejor que la libertad de escoger a nuestros gobernantes en un acto de soberanía individual y colectiva?  ¿Qué mejor que la idea de gobernar por delegación en individuos (los diputados) que “hacen la voluntad del pueblo”?   ¿Qué idea más reconfortante que saber que tenemos un Presidente que se preocupa y vela por el bienestar de su pueblo y no por cobrar “comisiones”?           Irónico, ¿verdad?
Sin embargo, todos sabemos que eso NO ES CIERTO.  Todos sabemos que los partidos no son órganos del pueblo sino de la casta de privilegiados, y que NUNCA es elegido ningún ciudadano de valía popular sino los mismos sujetos, los miembros del partido que están bien con la dirigencia y los grupos del Poder.  Los que son simpáticos-as y obsecuentes con los “de arriba”; los que están dispuestos a aprobar las leyes que benefician a los comerciantes, terratenientes, banqueros, caseros y toda la legión de los que componen la Argolla.  Es presidente el que tiene poder económico y la astucia para auto elegirse.  Es “elegido” el vicepresidente que más puede pagar por ese puesto.   Los partidos solo son el antifaz que legitima un sistema dictatorial vergonzante.  Pero si usted quiere seguir siendo “partidario”,  es su elección.
Partidariescamente                                ¿Sucede algo parecido en su país?
                              Ricardo Izaguirre S.         E-mail: rhizaguirre@gmail.com
PUBLICIDAD: Les recomiendo la lectura de mi libro “EL ANÁLISIS”, de venta en la Universal, Aristos, Barrabás, Juricentro y en casi todas las buenas librerías del país.



No hay comentarios:

Publicar un comentario