jueves, 22 de septiembre de 2011

49 ¿Existen las razas inferiores?

49   “LA CHISPA         (abril, 2003)     

LEMA: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”


¿EXISTEN LAS RAZAS INFERIORES?  II PARTE

            Los teósofos y amantes convencidos de la Teosofía, sostienen una teoría que habla acerca de una raza elegida para formar la grande y luminosa humanidad del futuro; y esa es, según sus enseñanzas, la llamada Quinta Raza Raíz o Aria.  La anterior, a pesar de ser mayoritaria todavía, no parece contar para nada en ese esquema.  Forman la Cuarta Raza o Atlante.  Sus restos están diseminados por todo el mundo y son los japoneses, chinos, americanos indígenas y un sinfín de pueblos con esas características mongólicas.  Los Arios se inician con los hindúes como la rama básica, que luego se extiende y forma una serie de subrazas que incluyen a los iraníes, semitas en general (judíos y árabes), griegos y romanos, germánicos y sajones.  Y de los ingleses y otras razas europeas, se forma la nación norteamericana, portadora de la semilla elegida de la Quinta Subraza Semita (no árabe o judía) de la Cuarta raza raíz.  Y del núcleo de esos portadores de la antorcha, habrá de salir la  SEXTA SUBRAZA RAÍZ
Esa elaborada teoría de las razas, parece constituir el meollo mediante el cual los amantes de la Teosofía explican la SUPERIORIDAD DE LA RAZA BLANCA.   Es, pues, una teoría etnocentrista y europeísta, fundamentada en el color de la piel; y sus autores son, desde luego, europeos.  Encabezados por la ilustre Mme. Blavatsky, la Dra. Annie Bessant, el coronel Olcott, Mons. Leadbeater, A.P. Sinnet y muchos otros personajes de gran relevancia (europeos todos), obsequiaron al mundo su versión justificativa del asunto racial, matizada con ciertas puntadas de carácter sagrado y de voluntad divina.  Y este, junto con la Biblia, es el material básico que han seguido infinidad de racistas de todo el mundo para justificar las barbaries que los blancos, especialmente ingleses y gringos, han cometido en contra de todos aquellos pueblos a los que juzgan “razas inferiores”.   Para ellos la Biblia justifica el racismo; la religión mormona también lo aprueba y ve con menosprecio a los negros; la Teosofía lo admite aunque tan solo sea como explicación cósmica del fenómeno evolutivo humano.
            Ahora bien, ¿son inferiores los árabes?  ¿Es esa la causa única del odio irracional que los gringos y judíos sienten en contra de ellos?  ¿Y cómo es que los gringos quieren, defienden y apoyan tanto a los judíos, quienes pertenecen exactamente a la misma subraza que los árabes: EL TRONCO ARIOSEMÍTICO?  ¿Entonces?  ¿Se trata de una cruzada religiosa liderada por los judíos en contra de sus primos cananeos, y pagada con dinero y sangre de norteamericanos (principalmente negros y latinos)?  En la Biblia lo confirma el cronista del Deuteronomio cuando en el capítulo II, versículo 8, dice: “Y nos alejamos del territorio de NUESTROS HERMANOS, los hijos de Esaú, que habitaban en Seir...”   El versículo l9 de ese mismo capítulo ratifica la consanguinidad de todos los pueblos del medio oriente.  Pero aparte de las cuestiones religiosas, la antropología ha probado sin lugar a dudas, que todos esos individuos, judíos y árabes, pertenecen al mismo tronco racial.  Basta con verles la cara. A los judíos de verdad, desde luego, NO los cruzados con alemanes, gringos o europeos en general, pues estos ya tienen OJOS AZULES, SON RUBIOS Y POSEEN UNA PIEL ABSOLUTAMENTE BLANCA, lo cual es una anormalidad entre los judíos auténticos.
            ¿Es una cuestión religiosa la causa de ese odio del occidente judaizado en contra de los árabes?   ¿Es un prejuicio y una especie de miedo hacia una religión que se expande vertiginosamente?  Porque quiérase aceptar o no, lo que subyace detrás de todo este aparentemente complejo problema del MEDIO ORIENTE, es un añejo bochinche religioso entre dos tribus semitas: JUDÍOS Y ÁRABES.  Y la Biblia es el testimonio certificado de esta afirmación.  Nada más que ahora el alboroto es a escala global, dada la judaización de los poderosos fans de uno de los contendientes.   Es algo así como el que siempre ha existido entre turcos y curdos, o entre iraquíes y curdos.  Un problema que a nadie le importa un chayote, salvo a los protagonistas.  Pero si los gringos o el occidente se hubieran “aturcado o curdizado”, entonces tendríamos allí, una copia exacta del problema árabe-israelí.  Una vieja camorra familiar, magnificada por el fanatismo religioso de occidente y por la bibliomanía empedernida de los yanquis. Desde luego que para los gringos existe el estímulo adicional del petróleo, y las bases que pueden construir en tan estratégica zona situada en el costado y espalda de China y Rusia.
            Y no debemos olvidar que esta “solución final” contra el pueblo árabe se ha venido implementando desde hace unos sesenta años en Hollywood, ese micro reino judío enquistado en el corazón de América, y desde el cual se le señala al norteamericano término medio, cómo debe pensar en relación con los árabes y los intereses judíos.  El estereotipo del árabe malo, terrorista, criminal y fanático, le ha sido impuesto a la mente del gringo a través del cine y la televisión por espacio de más de medio siglo.  Y como todo el cine y la televisión de ese país están en manos de judíos, el resultado está a la vista: esa es la imagen que el gringo tiene del árabe.  Alguien que pone en peligro no solo sus vidas, sino lo que es peor: su FE.  En contrapartida, el judío se presenta ante el gran público yanqui como el humilde, bueno, perseguido, sufrido y pobre miembro del “pueblo elegido”.  En sus películas, desde luego, porque el gringo promedio, por idiotizado que esté con los cuentos de la Biblia, percibe al judío como lo que realmente es: un intrigante y despiadado agiotista y manipulador que detenta casi toda la riqueza de ese país, y que ha conducido a miles de norteamericanos a pelear y morir en una guerra que no es de ellos.   Como el mono del cuento, han puesto al gato gringo a sacar las castañas del fuego por ellos. 
            ¿Son los árabes una raza inferior?  ¿Son esos tontos gritones, criminales furiosos y alocados que vemos en todas las películas judías que nos llegan de Hollywood?  ¿Somos todos los latinos esos Panchos perezosos, idiotas y simplones que aparecen tirados en sus hamacas, con su enorme charro y su botellón de tequila?  ¿Son todos los negros esos tontos de ojos pelados que salen en las películas de Tarzán, o en aquellas del tiempo de Harold Lloyd?  ¿Son todos los negros esos narcos asesinos que los judíos siempre sacan en sus películas como paradigmas de la maldad, corrupción y estupidez?  ¿Son todos los negros esos zonzos que salen (en todas las películas judías de Hollywood) en los filmes ambientados en el sur diciendo a los blancos: “Sí, amito, como usted diga amito”?
            ¿Son los árabes, en realidad, esa raza malévola que el cine y la televisión judía de Estados Unidos ha impuesto al mundo como un concepto general?  ¿Es el Islam un peligro para occidente?  Esta religión, como gran parte del pueblo que la profesa (árabes) ha sido satanizada desde Hollywood por el cine judío.  Y haciendo eco de la voz cinematográfica y televisiva del “pueblo elegido”, millares de sectas bibliómanas de todos los Estados Unidos se dedican a denigrar al mundo musulmán sin hacer ninguna diferencia entre lo que significa o representa esta religión, y cualquier acto terrorista de algún individuo que pertenezca a ella.  Algo así como si dijéramos que el catolicismo es satánico porque Franco y Mussolini profesaban esa religión.  O que el mormonismo es malo porque José Smith tenía infinidad de esposas.  O que el protestantismo es corrupto porque Jimmy Swaggart se dedica a actos inmorales.
            ¿Son los chinos una raza inferior, de acuerdo con los papeles que el cine judío de Hollywood  les adjudica en sus películas?  ¿Son todos los chinos esos tontos cocineros que siempre salen haciendo papeles de simples?
            Muchos de los conceptos que tienen los gringos acerca de las “razas inferiores”, se originan en el cine  judío de Hollywood; pero son conceptos absurdos, inexactos, prejuiciados y dirigidos hacia intereses que son de la incumbencia exclusiva del “pueblo elegido”: como la destrucción de Irak, Siria e Irán.  Pero lo más triste y lamentable de esta actividad de difamación que los judíos llevan a cabo en contra de sus “hermanos árabes”, es que millones de negros, latinos y asiáticos se crean esos cuentos.   Causa verdadero dolor escuchar que haya latinos que aplaudan a los gringos y que vitoreen la masacre que han llevado a cabo en contra de Afganistán e Irak; y que se muestren impacientes ante la futura agresión a Siria.  Pero ese es el efecto natural de una buena campaña publicitaria, que le da validez permanente al dicho de Paul Joseph Goebbels que aquí parafraseamos: “Miente y miente, que al final, algo queda en la cabeza de los bobos”.
            ¿Existen las razas inferiores?  No lo sabemos con certeza, pero una cosa sí es innegable: creer ese concepto, o hacerlo creíble, jamás conducirá a la convivencia armónica, pues siempre habrá quienes se consideren “superiores” y con derecho a humillar y explotar a los de abajo, lo que nunca ha traído paz.  Y esta, desde luego, no ha sido, no es ni será un objetivo de los guerreristas judíos, ni de la nación que es la cuna de la mayor industria bélica que haya existido sobre este planeta.
           
                                  
                                               Fraternalmente

                                                                       Ricardo Izaguirre S.

E-mail: rhizaguirre@gamil.com


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