domingo, 17 de julio de 2011

558 La clave de la infelicidad


558    LA CHISPA       (3/12/08)

Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”

LA CLAVE  DE  LA  INFELICIDAD

            Hace muchísimos años un señor muy sabio me preguntó: “Ricardo, ¿qué es la felicidad?”.   Si era una broma, no entendí el sentido; pero si se trataba de una pregunta seria y filosófica, yo no tenía ni la menor idea; pero como era natural en un joven y petulante profesor, no quise quedarme sin responderle a don Teófilo, y ensayé una serie de disparates altisonantes que me parecían definir qué cosa era la felicidad.   Todavía “me doy risa”.   Y después de todas las babosadas que dije, él me quedó viendo entre risueño y compasivo, y me dijo: “La felicidad es estar conforme”.  Don Teófilo Sarkís me dejó perplejo, y he tardado más de cuarenta años tratando de comprender esa respuesta tan simple (¿?).  Y sigo sin saber qué diablos es la felicidad, o si está o no asociada con cuestiones materiales.  Si se ES feliz, o solo se ESTÁ feliz.  O si únicamente es un estado emocional pasajero, en cuyo caso no es duradera y no vale la pena buscarla.  La pregunta también me sirvió para reflexionar acerca de lo que las personas pensamos qué es este asunto del que tanto se habla. 
            Se supone que la FELICIDAD es un estado pleno, completo, en donde ya no es posible agregar nada más, puesto que si eso fuera necesario, NO SERÍA FELICIDAD.  Habría ansiedad, deseo, preocupación, insuficiencia, inconformidad, características que son inherentes al género humano y que nunca desaparecen de nuestro inventario de necesidades.  Entonces ¿nadie es feliz?  ¿Es solo un sueño inalcanzable de ese que nos hablan las religiones?  Vean que nadie dice: “Quiero ser feliz”, sin que esto NO esté subordinado a la consecución o logro de algo material.  “Quiero casarme, tener hijos, una casita, un buen marido (esposa) y dinero suficiente para educar a los niños y garantizarnos la felicidad”.       ¿Así de sencillo?
En relación con la felicidad, algo es seguro: NADIE LA BUSCA per se.  Andar en busca de la felicidad” no es más que una metáfora, un decir para referirnos a otras muchas metas, porque en realidad nadie busca algo que no sabe qué es.  Lo que la gente persigue son objetos materiales, pues estos son la única referencia “real” que tenemos para valorar el éxito de nuestras vidas.  ¡Qué logré por medio de qué!  ¿Es la felicidad un título profesional, una buena y lujosa casa, una esposa-o guapísima-o, un carro último modelo, una cuenta bancaria bien panzona?  ¿Es la felicidad ser notorios en algún deporte, política, literatura o lo que sea?   ¿Es la felicidad ser “sabio”, conocer muchas historias, cuentos y pensamientos que otros dijeron?   No lo sé, pero esos son los objetivos detrás de los cuales anda todo el mundo.
            Nos sentimos mal cuando no tenemos una profesión, una casa, dinero, familia, carro, tele de plasma, celular, MP6, un trabajo notorio o mucha influencia; pero cuando los tenemos, también nos sentimos mal, incompletos, inconformes.  Siempre nos invade el tedio y la inconformidad.  Incluso renegamos de la profesión que elegimos, del sitio de nuestra casa o del esposo o esposa que tenemos (pudo ser mejor y más guapo-a).  “Yo era la carga, ¿por qué me enredé con este viejo-a que no está a mi nivel”?   ¿“Por qué no esperé por algo mejor si yo me lo merecía”?   “Debí ser comerciante o veterinario”.  “Debí irme para Europa cuando era joven y tenía libertad de hacerlo”.  “Debí conocer el mundo y a mucha gente antes de formalizar mi vida en este bostezo que es”.  “Yo estaba bien en casa de mamá”    ¿“Por qué me cargué de tantas responsabilidades matadoras”?
            Para nosotros la felicidad no es un estado independiente, como debiera ser, sino algo que se deriva de…algo que se obtiene por medio de… generalmente, condiciones u objetos materiales.       Estar conformes”
 –me dijo don Teófilo--.   Investiguen  todas las posibilidades de esa afirmación tan simple (¿?), y pregúntense: ¿de qué manera se han planteado ustedes la idea de ser felices?  Si es que lo han hecho.   Porque la mayoría estamos tan ocupados en necedades, que nunca hemos pensado en esa posibilidad.  Y no lo hacemos porque siempre pensamos que esta depende de aquello, aquello y aquello, y que mientras no resolvamos estas minucias, no hay campo para ese estado de éxtasis permanente, según lo suponemos.  Si no aclaro la montaña de enredos en los que estoy, la felicidad NO es posible.  Y así dejamos pasar la vida: sin hacer nada y sin darnos cuenta.    Si alguno SABE en que consiste la felicidad, cuéntenos.   Pero por favor, no nos reciten fórmulas de libros o de lo que dijo Platón, Sócrates o Krishnamurti.  O lo que dicen las religiones.  Platíquenos su experiencia, pero solo si usted ES feliz.  No nos trate de apantallar oculto-a detrás de la lejanía o el anonimato.  No nos interesa lo que nos pueda reciclar de los libros que ha leído.  O recibido en la Internet. 
            Todavía no sé qué es la felicidad, pero algo entiendo de su contrario, y por eso les resumiré la parte fácil del asunto: la clave de la infelicidad.  Es meternos en lo que no nos importa, odiar, resolver problemas ajenos; decirles a los demás lo que tienen que hacer, hablar sobre lo que nada sabemos. Guardar rencor. Considerar que nuestros hijos no entienden. Cargar con remordimientos inútiles, sentirnos profetas, querer cambiar las cosas que la mayoría da por buenas, creer que siempre tenemos la razón.  Querer caerle bien a todo el mundo y que nos quieran.  Creer que aborreciendo a alguien le hacemos daño.  Pensar por los demás.  Querer que todo se haga a nuestra manera, porque es la mejor.  El deseo de ser protagonistas.  Pretender que crean de nosotros lo que NO somos.  Pero lo peor, creernos que somos lo que no somos.  Fingir, mentir, apantallar, ser vanidosos.  Elevarnos a costa del menosprecio que hacemos de nuestro prójimo.  No amar con desprendimiento. Egoísmo.
            “La felicidad es estar conforme”.   Me dijo don Teófilo.  Y aunque todavía no tengo idea de lo que eso significa ni de si es posible, de algo creo estar seguro: que nos aproximamos a ese estado cuando llegamos a dominar algunas de las claves de la infelicidad, que son casi infinitas.  O por lo menos, cuando hacemos el sincero intento de lograrlo.  Nadie dice que es fácil, pero tenemos “una eternidad” para hacerlo.   Desde luego que el primer paso hay que darlo AHORA.
            Felicescamente
                                   Ricardo Izaguirre S.         E-mail:   rhizaguirre@gmail.com
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